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Netanyahu no quiere testigos: cierra Al Jazeera mientras vacía Rafah para borrar Gaza del mapa

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Un mensaje en X, panfletos lanzados desde el aire y SMS avisaron a aproximadamente 100.000 palestinos y palestinas de que deben abandonar "inmediatamente" los barrios de la zona oriental de la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, tomada este martes por el Ejército de Israel. Según explicó el portavoz del Ejército de Israel Avichai Adrai en la red social antes conocida como Twitter, el motivo radicaba en que sus efectivos "usarán una fuerza extrema contra las organizaciones terroristas en las zonas donde residen, como lo han hecho hasta ahora". Sin embargo, la operación que el Gobierno de Benjamin Netanyahu ha venido a denominar estratégicamente de "evacuación" esconde, según explican los expertos, una estrategia que va mucho más allá. "El objetivo está claro desde que empezó todo: lo que Israel pretende es llevar a cabo una nueva expulsión de la población palestina, como ya hicieron en 1948", denuncia la periodista y escritora Teresa Aranguren. Por eso no es casualidad, entiende, que este aviso haya llegado casi al mismo tiempo que el del cierre del canal de televisión Al Jazeera.

Fue sólo unas pocas horas antes. Este domingo, Netanyahu ordenó el cese de las operaciones de la cadena en su país por, dijo, incitar a ataques contra la seguridad del Estado y, además, ejercer de órgano de "propaganda" de Hamás. "Ha pasado demasiado tiempo y han surgido demasiados obstáculos legales innecesarios para detener finalmente la máquina de incitación de Al Jazeera", publicó el ministro de Comunicaciones, Shlomo Karhi, en X. Poco después, la Policía comenzaba a entrar a las oficinas del canal en Jerusalén Este, incautando todo el equipo técnico. Lo publicó también el propio Karhi en su perfil de la red social.

Las críticas no se hicieron esperar. La ONU instó al Gobierno a revocar la orden y Reporteros Sin Fronteras (RSF) denunció que la decisión no es más que una manera de "silenciar la realidad" de la guerra en Gaza, cuyo recrudecimiento cumple este martes, precisamente, siete meses. La organización no dudó a la hora de calificar la ley como una "censura" que representa "un precedente aterrador" que castiga "al canal por su cobertura sobre la realidad del destino de los palestinos en Cisjordania y Gaza". Y así lo entiende también Aranguren.

Para esta experta en información internacional sobre el mundo árabe y zonas en conflicto, el movimiento está claro. Ella misma lo ha vivido en primera persona. "Es algo muy habitual en la zona. Israel declara una zona como espacio militar cerrado, consiguiendo así poder hacer lo que crean oportuno sin testigos", explica. Esta situación es la misma. "Eliminar Al Jazeera es mantener secuestrada la información de lo que pasa", lamenta.

La propia cadena, de hecho, no dudó en calificar el hecho de "acto criminal". "La actual represión de la prensa libre por parte de Israel, vista como un esfuerzo por ocultar sus acciones en la Franja de Gaza, contraviene el derecho internacional y humanitario. Los ataques directos y asesinatos de periodistas por parte de Israel, los arrestos, la intimidación y las amenazas no disuarán a Al Jazeera de su compromiso", publicó el canal en un comunicado este mismo domingo. Según los datos que publicó el pasado mes de marzo Reporteros Sin Fronteras, los ataques israelíes habían acabado en cinco meses con la vida de 103 periodistas, 22 de los cuales se encontraban ejerciendo su labor cuando fueron asesinados. Por eso, según la organización, esta es "una de las guerras más mortíferas para los profesionales de la información".

Al Jazeera, por otro lado, recordó que "Israel ha mantenido durante mucho tiempo una relación difícil" con la cadena, a la que ha acusado "de parcialidad en su contra y de colaboración con Hamás". Y eso tampoco es casual. La agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), ha sido igualmente vinculada con la organización terrorista en intentos similares de, señalan también los expertos, acabar con la "memoria" y el "testimonio" palestinos.

"Repetir de la manera más atroz lo que ocurrió en 1948"

La UNRWA atiende, actualmente, a seis millones de refugiados palestinos. Sin embargo, la estrategia del Gobierno de Netanyahu pasa por redefenir ese estatus. ¿Cómo? Considerando como tal únicamente a quienes fueron expulsados de sus territorios en 1948, cuando se autoproclamó el Estado de Israel. Ese episodio, que terminó con la ocupación por parte de Israel del 77% de lo que hasta entonces era territorio palestino, según recuerda la ONU, es el que ahora, lamenta Aranguren, se pretende reeditar. Y sin los testigos incómodos de Al Jazeera.

Por eso se ha ordenado el desalojo de Rafah. Esta ciudad, al sur de la Franja, ejerce de frontera con Egipto y hasta ahora había servido como la única puerta de entrada terrestre a la poca ayuda humanitaria que Israel permitía llevar hasta la población gazatí, lamenta la directora ejecutiva de UNRWA España, Raquel Martí. Allí de hecho se encuentra el centro logístico de la agencia, desde el que se reparte toda la ayuda, y es la única ciudad que tiene un hospital materno-infantil en toda la Franja. Era por tanto —al menos hasta este lunes— un refugio para los 1,4 millones de palestinos y palestinas que se habían visto obligados a huir de otras zonas. Ahora, según ha detallado el Gobierno de Netanyahu, todos ellos deberán desplazarse hacia Jan Yunis o Al-Mawasi.

"Lo tienen que hacer por sus propios medios, así que no les están evacuando. Evacuar significa poner a las personas a salvo, y esto no tiene nada que ver", continúa Martí, que detalla que Jan Yunis está completamente destruida y en Al-Mawasi, por su parte, la población ya vive "totalmente hacinada". "Estamos tremendamente preocupados, y los locales están muy asustados y al límite. No pueden más", continúa. Porque este tampoco ha sido el primer "desplazamiento forzoso" al que se ven sometidos. El primer éxodo recorrió Gaza de norte a sur. Ahora, el movimiento parecer ser el contrario. Y en ambos casos, recuerda Martí, estos desalojos han sido acompañados de bombardeos del ejército israelí.

"El objetivo es ir vaciando todas las zonas, repitiendo de la manera más atroz lo que ya ocurrió en 1948", señala Aranguren. Y, al tiempo, llevar a cabo "la incursión terrestre" en Gaza, añade Martí. "Han cerrado Al Jazeera porque no quieren testigos de la entrada en Rafah. Va a ser una carnicería, y no quieren gente allí", lamenta la periodista.

El papel de la comunidad internacional

No sólo ha sido la UNRWA. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, trasladó este lunes a Netanyahu "su más firme oposición" a una ofensiva militar en la ciudad del sur de Gaza. El alto representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, urgió a la comunidad internacional a actuar para evitar un ataque en Rafah. Y hasta Estados Unidos ya aseguró que no apoyaría una operación de este tipo. "Israel puede conseguir sus objetivos sin la ofensiva", llegó a afirmar el secretario de Estado, Antony Blinken.

Aun así, Aranguren no duda en tachar de "vergonzoso" el papel que en el conflicto están teniendo la mayoría de los países occidentales. "Joe Biden intenta salvarse la cara asegurando que está presionando para que no maten más civiles, pero por detrás sigue suministrando armas y dándole apoyo diplomático", lamenta la experta, para la que el mejor ejemplo de esto último se vio, precisamente, el pasado viernes, cuando la Policía de Los Ángeles desmanteló el campamento que los estudiantes de la Universidad de California (UCLA) habían levantado contra las políticas de Israel. La operación se saldó con 209 detenidos, entre los que se encontraban tanto estudiantes como personal del centro. Comenzó de madrugada, cuando un dispositivo de unos 250 agentes lanzaron varias bengalas sobre los manifestantes.

Aunque ha sido la más sonada, esta no ha sido la única acampada en apoyo al pueblo palestino. Según publicó Washington Post, desde el 18 de abril han sido detenidas más de 2.000 personas en protestas similares, que se han extendido también por otros países como Canadá, Francia, Reino Unido, Italia, Suiza o España, donde ya son tres las universidades que se han unido a estas manifestaciones: la Universitat de València, la Universitat de Barcelona y la Universidad de Alicante, que arrancará la protesta este miércoles. "Nos negamos a permanecer en silencio mientras se perpetra la violencia y la opresión. Denunciamos los abusos y violaciones de derechos que han ocurrido en universidades como la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, o Science PO, en París, entre otras", han señalado los convocantes.

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En cualquier caso, han sido más tardías. Y menos extendidas. Pero no es porque nuestro país no tenga una sensibilidad con la causa palestina, señala Aranguren, sino porque, cree, la posición del Gobierno no ha sido de apoyo a Israel, sino todo lo contrario. "España, al menos, ha mantenido una actitud digna. Muchos querríamos que rompiera relaciones tajantemente con Israel, pero al menos se ha denunciado la matanza y se ha propuesto un reconocimiento del Estado palestino", señala la escritora. Este lunes, sin ir más lejos, Pedro Sánchez y su homólogo irlandés, Simon Harris, resaltaron la importancia del paso, mostrándose de acuerdo en darlo "en breve". "Esto no cambiará la vida de nadie, pero es un mensaje importante de apoyo a Palestino y de rechazo a Israel", sentencia Aranguren.

El Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) anunció este lunes que acepta la última propuesta de alto el fuego para la Franja planteada por los países mediadores Qatar y Egipto. El líder político de Hamás, Ismail Haniye, ha trasladado esta decisión al ministro de Asuntos Exteriores qatarí, Mohamed bin Abulrahman al Zani, y al ministro de Inteligencia egipcio, Abbas Kamel, según un comunicado de Hamás recogido por medios palestinos afines.

Las Fuerzas Armadas israelíes han informado en la noche de este lunes de que han bombardeado más de 50 objetivos del Movimiento de Resistencia Islámica en la región de Rafá en las últimas horas. Estos bombardeos contra "emplazamientos terroristas" ubicados en el extremo sur de la Franja de Gaza se producen como preparativo de la entrada de fuerzas terrestres israelíes en el este de Rafá, ha explicado el portavoz militar del Ejército, Daniel Hagari.

Un mensaje en X, panfletos lanzados desde el aire y SMS avisaron a aproximadamente 100.000 palestinos y palestinas de que deben abandonar "inmediatamente" los barrios de la zona oriental de la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, tomada este martes por el Ejército de Israel. Según explicó el portavoz del Ejército de Israel Avichai Adrai en la red social antes conocida como Twitter, el motivo radicaba en que sus efectivos "usarán una fuerza extrema contra las organizaciones terroristas en las zonas donde residen, como lo han hecho hasta ahora". Sin embargo, la operación que el Gobierno de Benjamin Netanyahu ha venido a denominar estratégicamente de "evacuación" esconde, según explican los expertos, una estrategia que va mucho más allá. "El objetivo está claro desde que empezó todo: lo que Israel pretende es llevar a cabo una nueva expulsión de la población palestina, como ya hicieron en 1948", denuncia la periodista y escritora Teresa Aranguren. Por eso no es casualidad, entiende, que este aviso haya llegado casi al mismo tiempo que el del cierre del canal de televisión Al Jazeera.

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