La brutal ofensiva del Ejercito israelí sobre Gaza han provocado que las protestas sociales ya no solo pongan el foco en un alto el fuego, sino también en las relaciones comerciales que mantiene Tel Aviv con el resto del mundo. Las protestas universitarias en Estados Unidos y Europa exigen el cese de los convenios con empresas y universidades que operen en Israel. A pesar de la presión social y las acciones de boicot, las multinacionales, sobre todo las tecnológicas de Silicon Valley, siguen invirtiendo, experimentando y ofreciendo sus servicios al Gobierno y el Ejército israelí.
Estos acuerdos comerciales con el país hebreo han provocado un gran malestar entre sus empleados. Cientos de trabajadores de Google y Amazon se han unido bajo la plataforma No Tech for Apartheid para exigir a sus directivos que cesen cualquier tipo de colaboración en proyectos con el gobierno de Benjamin Netanyahu. Los empleados de ambas compañías exigen que se acabe con el Proyecto Nimbus, un contrato multimillonario entre Google y el Gobierno israelí para proporcionar servicios en la nube e inteligencia artificial al Gobierno y al Ejército israelí, y que se acaten los principios de "respetar los derechos humanos".
Manifestaciones pacíficas contra Israel en EEUU que, sobre todo, se han centrado en California, han puesto en alerta a las compañías. Google ha despedido a más de 50 trabajadores por participar en estas protestas. Además, el director ejecutivo del buscador estadounidense, Sundar Pichai, envió un comunicado a todos los empleados recomendando que mantuvieran la “política” fuera del lugar de trabajo. Pichai instó a los trabajadores de Google a no “pelear por cuestiones disruptivas ni debatir sobre política” en las oficinas.
La 'Start-Up Nation' y el laboratorio palestino
Israel, pese a todo, sigue atrayendo a inversores y empresas de todo el mundo con su modelo de Start-Up Nation. Es considerado uno de los primeros países en inversión y desarrollo tecnológico y Tel Aviv cuenta con más de 5.000 startups o empresas emergentes vinculadas a la digitalización. Estos datos registrados por el Instituto Israelí de Exportaciones aventajan de forma clara a los de capitales europeas como Londres, Berlín o París.
Detrás de la creación de este ecosistema tecnológico, se encuentra el Gobierno. El Estado ha invertido 100 millones de dólares en 10 fondos capital de riesgo que han servido para financiar el 40% del pionero sistema de startups. Felipe Daza, en el informe Los muros invisibles de la ocupación, insiste en que Israel busca transmitir "la imagen de una nación hecha a sí misma y desviar el foco de las vulneraciones de los derechos humanos". La innovación tecnológica israelí en el ámbito civil (agricultura, salud o energía) no puede entenderse sin la innovación militar, ya que los ámbitos más desarrollados son la defensa y la ciberseguridad.
Junto al ecosistema tecnológico, muchas compañías se ven atraídas por el campo de pruebas que tienen en Palestina. Antony Loewenstein, periodista y autor del libro El laboratorio palestino, explica a infoLibre que "muchas de las armas y herramientas de vigilancia de empresas de defensas israelíes se están probando en Gaza en los últimos seis meses". El reportero australiano-alemán también pone el foco sobre la responsabilidad de las multinacionales y señala que "en muchos sentidos Silicon Valley ve a Palestina como un campo de pruebas". Loewenstein ofrece como ejemplo los perros robots, creados por la empresa estadounidense Ghost Robotics, con los que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) ha experimentado en Gaza.
El ‘Proyecto Nimbus’
El Movimiento de boicot, desinversión y sanciones (BDS) lleva señalando durante años la estrecha relación de Microsoft, Google, Amazon y otras grandes tecnológicas estadounidenses con el Gobierno de Israel. Unos acuerdos que tratan de ocultar para que no se conozcan los presuntos usos militares de sus productos y no puedan ser acusados de colaboración por el Tribunal Internacional de La Haya.
Uno de los proyectos más criticados es Nimbus. Un acuerdo comercial, valorado en 1.200 millones, en el que Google y Amazon ofrecen sus servicios de almacenamiento en la nube y de inteligencia artificial al Gobierno de Israel. En un principio, Google afirmó que el acuerdo no estaba relacionado con el armamento militar y trató de restarle importancia a su posible alcance militar. Pese a sus explicaciones, una investigación de la revista Time descubrió en abril que el contrato contenía un acuerdo con el Ministerio de Defensa israelí.
Además, el medio estadounidense sospecha que el Ejercito Israelí puede estar utilizando los servicios ofrecidos por Nimbus para seleccionar objetivos en sus ataques aéreos a través de la inteligencia artificial. No obstante, Time aclara que no se ha encontrado ninguna prueba oficial de dicha relación en los documentos a los que ha tenido acceso.
En este sentido, el Equipo de Investigación del Observatorio de Derechos Humanos y Empresas (ODHE) ha explicado a infoLibre que "el rastreo del uso de los servicios de Google por otras compañías es difícil de llevar a cabo, por lo que puede ser probable que esté vinculada a la tecnología de inteligencia artificial que se utiliza en los ataques aéreos contra la población civil de Gaza". Varios empleados también señalaron que Google tiene poca capacidad para monitorizar lo que hacen los clientes, especialmente, naciones con tanto poder como Israel.
Unas relaciones arraigadas
El Proyecto Nimbus no es la primera iniciativa que vincula a Silicon Valley con las Fuerzas de Defensa de Israel. Microsoft tiene un largo historial de acuerdos con la industria israelí de alta tecnología y estrechos vínculos con su Ejército. Microsoft Israel, que lleva operando desde 1989, ha brindando servicios al Gobierno, al Ministerio de Defensa y a los cuerpos militares y de seguridad. En 2016, se filtró que el Ejército israelí había utilizado las gafas inteligentes de realidad aumentada de Microsoft, Microsoft Hololens, para el entrenamiento en el campo de batalla.
Además de brindar servicios a las instancias gubernamentales y militares, también ha contribuido al control de los palestinos. Los investigadores de ODHE señalan que han desarrollado aplicaciones como Al Munaseq, utilizada por la Administración Civil Israelí (ICA) en la Cisjordania ocupada, para gestionar la emisión de los permisos de trabajo, médicos, legales y de comercios necesarios para los palestinos. Esta aplicación se ejecuta en Microsoft Azure, una plataforma de Microsoft que permite operar en la nube.
Días después del ataque de Hamás, la multinacional norteamericana decidió abrir un centro de almacenamiento de datos con una inversión estimada de cientos de millones de dólares. Una infraestructura que, según el Observatorio, se convierte en "el primer centro de datos en Israel establecido por un gigante global digital y marca una inversión significativa por parte de Microsoft en el mercado israelí".
Controles fronterizos
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Junto a la compañía de Bill Gates, IBM es otra de las grandes multinacionales digitales que ofrece sus servicios a la Autoridad de Población, Inmigración y Fronteras de Israel. Esta multinacional opera la base de datos central y el sistema informático donde se almacenan todos los datos de los palestinos de Cisjordania y Gaza para las autoridades israelíes. Desde ODHE también apuntan que IBM fue contratada en 2021 para llevar a cabo el sistema de identificación biométrico remoto, que permite identificar a los palestinos a través de cualquier audio, imagen o vídeo.
Los conocidos check points o puntos de control, que son los únicos accesos a través de los muros construidos por Israel en Cisjordania, restringen los movimientos de los palestinos. En este caso, otra empresa tecnológica también ha colaborado con las autoridades israelíes. Hewlett-Packard ha instalado sistemas de identificación para controlar a los ciudadanos palestinos en diez puntos de control, entre ellos, el de Herez, que delimita el acceso entre Gaza e Israel.
Antony Loewenstein señala que "la implicación de Silicon Valley se explica por las relaciones privilegiadas entre Estados Unidos e Israel". Además, el periodista australiano también asegura que estas tecnológicas "están ayudando a la máquina de guerra de Israel proporcionando financiación a empresas de defensa israelíes o startups".
La brutal ofensiva del Ejercito israelí sobre Gaza han provocado que las protestas sociales ya no solo pongan el foco en un alto el fuego, sino también en las relaciones comerciales que mantiene Tel Aviv con el resto del mundo. Las protestas universitarias en Estados Unidos y Europa exigen el cese de los convenios con empresas y universidades que operen en Israel. A pesar de la presión social y las acciones de boicot, las multinacionales, sobre todo las tecnológicas de Silicon Valley, siguen invirtiendo, experimentando y ofreciendo sus servicios al Gobierno y el Ejército israelí.