Cuando acabe la guerra, ¿qué?: Biden presiona a Israel para que Netanyahu dimita
El 12 de diciembre, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, criticó públicamente por primera vez los "bombardeos indiscriminados" del ejército israelí sobre Gaza. Su asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, transmitió el mismo mensaje directamente a sus homólogos israelíes los días 14 y 15 de diciembre en Israel.
El 18 de diciembre, el Secretario de Defensa, Lloyd Austin, viajó a Israel tras reunirse con los socios árabes de Estados Unidos, en un momento de creciente descontento en Israel tras la muerte de tres rehenes asesinados por soldados israelíes. Benyamin Netanyahu está cada vez más debilitado por la opinión pública, que rechaza una reocupación de Gaza.
La principal prioridad de la administración Biden sigue siendo evitar una escalada regional, sobre todo en el norte de Israel con Líbano, pero también en el Mar Rojo ante los ataques de los hutíes en Yemen, armados y apoyados por Irán desde hace años.
Pero Washington intensifica ahora públicamente la presión sobre Israel para que pase a una "fase diferente" del conflicto, menos intensa y más selectiva, tras más de dos meses de guerra en Gaza que se han cobrado casi 20.000 víctimas. Joe Biden se enfrenta a presiones tanto internacionales como nacionales, especialmente de los votantes demócratas en vísperas de un año electoral decisivo.
Paso a una nueva fase de la guerra
El Secretario de Defensa, Lloyd Austin, reiteró sus advertencias sobre los riesgos de una "victoria táctica que podría acabar en una derrota estratégica". Habló con sus homólogos israelíes de la necesidad de una "transición" a una fase de operaciones militares menos masivas, con pequeños grupos de fuerzas especiales realizando incursiones selectivas.
Washington ya había presionado en este sentido en el momento de la tregua de noviembre, que permitió la liberación del primer centenar de rehenes. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, rechazó el plan americano, pero reconoció que los funcionarios israelíes estaban discutiendo la siguiente fase del conflicto.
Lloyd Austin también anunció el lunes 18 de diciembre la formación de una coalición internacional en el Mar Rojo para responder a los repetidos ataques de los hutíes contra buques, en un momento en que cada vez más empresas anuncian que no navegarán por el Mar Rojo por los riesgos que entraña. Participarían en esta coalición Francia, Reino Unido, Bahréin, Canadá, Italia, Países Bajos, Noruega, España y Seychelles.
Al mismo tiempo, el director de la CIA, William Burns, se reunía en Polonia con negociadores qataríes e israelíes para llegar a un acuerdo que garantice la liberación de más rehenes y una nueva tregua, lo que podría suponer el pase a la fase militar selectiva.
Los límites de la influencia americana sobre Israel
Joe Biden creía tener un "método" para presionar a Israel con mayor eficacia: afirmar su apoyo inquebrantable en público y formular sus críticas en privado, método que hasta ahora apenas ha demostrado su eficacia. Por tanto, las críticas presidenciales del 12 de diciembre parecen marcar, si no un punto de inflexión, al menos una señal de impaciencia por parte de Washington sobre las operaciones militares de Israel.
Es evidente que Estados Unidos dispone de muchas palancas, incluso inmediatas, para influir en la marcha de las operaciones militares: municiones, misiles e interceptores, muchos de los cuales dependen de entregas americanas. Pero hasta ahora, las únicas medidas adoptadas se refieren a Cisjordania y se han limitado a retirar los visados a algunos colonos israelíes.
Altos cargos de la administración Biden critican ahora abiertamente las operaciones de Israel: es el caso desde finales de noviembre del jefe de la diplomacia, Antony Blinken, críticas repetidas a principios de diciembre por la vicepresidenta Kamala Harris, que habló en nombre de la nueva generación de demócratas, y por Lloyd Austin antes de su viaje. Los viajes de Jake Sullivan y Lloyd Austin, que vinieron a pronunciar estas mismas observaciones en persona, dan fe de esta impaciencia.
El 12 de diciembre, Biden también expuso los principales elementos para "el día después" en Gaza: la eliminación de Hamás, una Autoridad Palestina "reestructurada" para gobernar Gaza y la continuación de los esfuerzos hacia la normalización con Arabia Saudí. También mencionó los principales obstáculos, en particular "un gobierno israelí diferente con una coalición más moderada", tras haber criticado por su nombre a los miembros de extrema derecha del gobierno de Netanyahu.
El día después en Gaza: Biden contra Bibi
En una entrevista concedida al canal israelí N12 News el 15 de diciembre, Jake Sullivan reiteró la necesidad de una "solución de dos Estados" y expuso las grandes líneas del pensamiento americano: "La gobernanza de Cisjordania y Gaza tiene que estar vinculada y debe estarlo en el marco de una Autoridad Palestina renovada y revitalizada [...] Tiene que haber consultas intensivas con la Autoridad Palestina y los israelíes, una reforma de la Autoridad Palestina, una actualización de su enfoque de la gobernanza, la participación de otros países de la región que aporten recursos y otras formas de apoyo, todo ello en el marco de una conversación abierta a todos".
También subrayó que "Estados Unidos no habla en nombre del gobierno de Israel, sino que ofrece recomendaciones y asesoramiento".
Jake Sullivan habló de un "núcleo" dirigido por palestinos sobre la cuestión de la seguridad en Gaza, mientras que un alto funcionario americano declaró en una rueda de prensa celebrada el 14 de diciembre: "Hay una serie de agentes de seguridad vinculados a la Autoridad Palestina que creemos podrían formar una especie de núcleo en los meses posteriores a la campaña militar general, pero esa es una cuestión que estamos debatiendo con los palestinos y los israelíes, así como con los socios regionales."
La parte israelí ofreció pocos detalles para el después, aparte del deseo de que Gaza se desmilitarice y deje de ser un santuario para Hamás y otros grupos terroristas palestinos. El "gabinete de guerra" israelí (un pequeño grupo dentro del gobierno israelí responsable de dirigir la guerra) no ha especificado las condiciones que deben cumplirse para que Hamás se considere "derrotada" ni lo que ocurriría después.
El principal reto inmediato es determinar quién desempeñará un papel en la estabilización de Gaza tras las intensas operaciones militares.
Tras la guerra de 2021, el dirigente de Hamás en la Franja de Gaza, Yahya Sinouar, declaró que Israel sólo había destruido el 5% de su red de túneles, lo que explica también la intensidad de los ataques aéreos israelíes en la guerra actual. Ante la revelación del mayor túnel jamás descubierto en Gaza, capaz de transportar vehículos pesados a pocos metros de la frontera israelí, los militares israelíes afirman que su guerra para destruir las capacidades militares de Hamás no terminará hasta que se haya eliminado la red de túneles del grupo.
Políticamente, en el gobierno de coalición de Netanyahu coexisten dos visiones completamente diferentes. Para alguien como Benny Gantz, uno de los líderes de la oposición que aceptó formar parte del gabinete de guerra tras los atentados del 7 de octubre, "es concebible" la visión americana de un proceso que desembocaría en un Estado palestino; para los aliados de extrema derecha de Netanyahu, es obviamente inaceptable, y el primer ministro israelí parece más bien haberles dado garantías.
En lo que respecta a la administración Biden, el pensamiento estratégico está siendo dirigido por el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) de la Casa Blanca, controlado por Brett McGurk, responsable de Oriente Próximo y a quien Biden conoce bien desde que trabajó con él en Irak, de lo que estuvo a cargo en tiempos de Obama. Más allá de la estructura de seguridad palestina mencionada por Sullivan, el principal reto inmediato es determinar quién desempeñará un papel en la estabilización de Gaza tras las intensas operaciones militares.
Se espera que Egipto desempeñe un papel importante, cuyo presidente Sissi sugirió recientemente un futuro Estado palestino desmilitarizado con una fuerza internacional temporal de seguridad, una idea "debatida en el NSC". En la COP28 celebrada en Qatar, los líderes árabes rechazaron la idea de una fuerza internacional para proteger la paz en Gaza una vez finalizados los combates.
Pero en conversaciones más recientes, algunos líderes se han mostrado más abiertos a la idea (Biden ha descartado la presencia de soldados americanos). Para todos, el objetivo final es la creación de un Estado palestino junto a Israel. Las Naciones Unidas también podrían desempeñar un papel en Gaza en una fase de posguerra, al menos en el plano humanitario, o incluso, según un ex diplomático americano, para supervisar la organización de nuevas elecciones.
Netanyahu trata de ganar tiempo y apuesta por Trump
Frente a las provocaciones de Netanyahu, que se jacta de ser "el único que puede hacer frente a Estados Unidos", probablemente no sólo haya que "reestructurar" la Autoridad Palestina, según la expresión de Sullivan. Todo el mundo sabe que el primer ministro israelí se juega su propia supervivencia política en Israel... y trata de ganar tiempo contra Estados Unidos, apostando como otros por el regreso de Trump a la Casa Blanca.
En Washington, cada vez está más claro que se apuesta por una era post-Netanyahu, o al menos eso esperan. En confidencias anónimas a Politico a principios de noviembre, fuentes oficiales ya informaban de que "ya se había hablado de la vida política de Netanyahu en reuniones de la Casa Blanca a las que asistió Biden". El presidente americano incluso habría "sugerido a Netanyahu en ese momento que pensara en las lecciones que podría compartir con su sucesor". Biden nunca ha escatimado sus críticas a las "tendencias antidemocráticas de Netanyahu.”
Netanyahu: ha llegado la hora de rendir cuentas
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Al reiterar su inquebrantable apoyo a Israel, el presidente demócrata siempre ha tenido cuidado de no confundirlo con el apoyo al actual gobierno israelí. Es revelador a este respecto que Sullivan se reuniera de nuevo con Benny Gantz el 14 de diciembre durante su último viaje a Israel. Ahora le corresponde a Biden intensificar las críticas directas a Netanyahu si persiste en una línea de actuación cada vez más contraria a los intereses estratégicos de Estados Unidos y a los intereses políticos del presidente americano.
Traducción de Miguel López