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Claus Leggewie: “En Europa, Berlín domina, pero no responde”

El intelectual alemán Claus Leggewie, en una imagen de 2016.

Claus Leggewie, de 67 años, es profesor de Ciencias Políticas. Ha sido asesor del Gobierno federal en asuntos medioambientales, pero también profesor e investigador invitado en varias universidades europeas y norteamericanas. Actualmente dirige el Centre for Global Cooperation Reasearch de la Universidad de Duisburg-Essen, dedicado al estudio de los modos de cooperación entre países, Estados y sociedades. Francófono y francófilo, también ha cursado estudios en Francia y dedicó su tesis doctoral a la descentralización francesa. El pasado 8 de septiembre salía a la venta su nuevo libro (Europa zuerst, Unabhängigkeitserklärung, Ullstein), donde critica las políticas europeas de Alemania y de sus dirigentes.

PREGUNTA: ¿Por qué su nuevo libro se titula ¡Europa primero!?RESPUESTA: ¡Europa primero!

En primer lugar, se trata de una alusión irónica al America First, referido a Europa y a los que enarbolan este lema como una bandera trágica, cargada de miedos futuros, mezclada con un nacionalismo blanco, excesivamente pesimista, obsesionada por el declive... También es un eslogan de autorreflexión, que no es el reflejo de acciones neoimperialistas y de ideas fortalezas, sino que simplemente quiere decir que debemos poner a Europa, y no al Estado nacional, en el centro de nuestras acciones y que debemos estar abiertos a cualquier forma de cooperación que haga del viejo mundo un nuevo mundo. Es un poco “eurocentrado”, desde luego, pero creo que tras 1945, Europa ha ocultado demasiado sus valores, sus capacidades y sus recursos apoyándose en las dos grandes potencias. A día de hoy éstas han desaparecido. O más bien lo que queda tiene un papel nefasto en el mundo y debemos hallar nuestras raíces, nuestras fuentes espirituales y nuestros valores de solidaridad, de libertad y de igualdad.

P: Occidente en plena crisis identitaria...

R: La canciller dijo un día: “Ya no tenemos que contar con la ayuda de nadie”. Lo que quiere decir que el viejo manto protector americano ya no está presente, que EE. UU. ha dejado de ser el socio natural de antaño, pero retrocede o incluso actúan contra Europa. Es evidente que en muchos aspectos, Trump es un rival de Europa. No obstante, eso no hace que la cultura política occidental esté obsoleta. Al contrario, los europeos deben portar de nuevo los valores occidentales y no sólo los valores, también una comunidad de acciones occidentales. Europa es mucho más que las políticas europeas y más que la Unión Europea. Europa es una sociedad. He vivido algunos años en Francia y tengo una socialización franco-alemana. Sin embargo, cuando recuerdo cómo eran Francia y Alemania en los 70, había un mundo entre ambas sociedades. Y cuando veo lo próximos que nos encontramos actualmente, sin ser idénticos, podemos ver y decir que existe una sociedad europea. No sólo en el aspecto de compartir valores normativos, sino también en lo que respecta a las estructuras y comportamientos sociales. Las diferencias se han convertido en convergencias.

Además, la relación entre las políticas europeas y las políticas nacionales puede compararse en estos momentos con lo que existe en Alemania entre los länder y el Estado Federal. O, en EE. UU., entre los Estados y el poder federal. Bruselas, es un poco como Washington, salvo que Bruselas por desgracia ha pasado a ser un lugar burocrático. Lo que debemos construir ahora es una Europa de los ciudadanos, que se corresponde con esta sociedad europea.

P: La mayor parte del tiempo, nuestros políticos magnifican Europa para criticarla mejor o para echarle la culpa cuando algo no funciona. Este comportamiento ¿es compatible con una refundación de Europa? ¿Sucede así en Alemania?R:

Es rutina política. Cada vez que hay elecciones nacionales, el hombre político sólo piensa en su propio pueblo y sólo se dirige a él. Lo que vivimos en estos momentos en Alemania es una campaña electoral totalmente provinciana y nacionalista. En el debate televisivo, Martin Schulz mencionó en sus conclusiones que estaba a favor de Europa. ¡Y eso es todo lo que se dijo en 90 minutos de Europa! Esto quiere decir que Alemania no ha comprendido lo que significa la victoria de Macron en Francia y la derrota de los populistas en Austria y en los Países Bajos. ¡Berlín no responde! Ése es nuestro problema actual.

Karl Lamers, gran especialista en políticas europeas, quiso tranquilizarme: “La canciller y Wolfgang Schäuble ven las cosas como usted, sin duda, Leggewie”, me explicó. Pero yo no lo creo. Pienso que dirigen de facto políticas hegemónicas a las que no se llama por su nombre y que carecen de sensibilidad de cara a las propuestas europeas que Macron ha puesto sobre la mesa y que, además, Francia lleva tiempo demandando. Ignoran las peticiones de otras políticas, las subestiman. Los avances realizados por Francia no se han aplicado aquí, cuando debería ser un tema determinante en la campaña. Pero no. ¿De qué se habla en Alemania? Se habla de las tasas para extranjeros en las autopistas, del diésel y, en el mejor de los casos, de las pensiones y del clima. Ahora bien, todos estos problemas, aparentemente “nacionales”, y muchos otros, no puede resolverse exclusivamente en el plano nacional. Siempre se puede promulgar un decreto nacional sobre el diésel, pero la transición hacia otro mundo de los transportes sólo puede organizarse a nivel europeo.

P: El partido Alternativa por Alemania, el AfD, va a entrar en el Bundestag. Este partido ¿corre el riesgo de reforzar la facción de los que apuestan por unas políticas más nacionales o es positivo, en el sentido de que el AfD va a tener un papel de bad bank político, al atraer –como ya ha hecho– a una parte de los euroescépticos y de los xenófobos de otras formaciones?R:

En lo que respecta al AfD, no soy especialmente pesimista. En condiciones normales, es decir, si no se da una crisis mayor, de tipo crisis financiera, en los cuatro próximos años, el AfD no tendrá un papel importante ni siquiera en la oposición. Son lo suficientemente fascistoides como para que se les pueda identificar inequívocamente. Y son bastante paranoicos para no ofrecernos con mucha regularidad visiones absurdas como Alice Weidel, en el caso del diésel. Además, Frauke Petry ha sido descartado, Alexander Gauland acabará por jubilarse y Björn Höcke está completamente sobrevalorado, es un idiota, con perdón. No pienso que tengan capacidad para hacer cualquier cosa. Bien es verdad que hay, entre los conservadores, gente como Jeans Spahn que se aliarían con ellos sin dudarlo si fuesen la única opción, pero son los menos. La modernización de la CDU desde Kohl ha sido demasiado fuerte como para que una hipótesis así me resulte creíble.

P: Se puede pensar que el perfil bajo, de Merkel y de su ministro de Finanzas, en los asuntos europeos, es táctico para no dar pábulo a los eurófobos del AfD, pero que después de las elecciones...R:perfil bajo

Las propuestas de Macron son bien concretas: el nombramiento de un ministro de Finanzas de la zona euro, un Gobierno económico, el problema de los superávits alemanes y de la balanza de pagos desequilibrados entre Europa y Alemania, el problema de los bajos salarios alemanes, las decisiones políticas erróneas en el sur de Europa y especialmente en Grecia. Pero si Merkel resulta elegida, cabe temer que todo siga igual. Sobre todo, existe el riesgo de contar con un Gobierno integrado por los conservadores de Merkel y los liberales de Lindner. Ahora bien, la presencia de los liberales llevaría al mantenimiento de una política hegemónica alemana encubierta. Una coalición así es, sobre el papel, absolutamente proeuropea, pero en realidad, corre el riesgo de bloquear la modernización de la UE.

P: En caso de que se reedite la Gran Coalición...R:Gran Coalición

Esa eventualidad también es posible, lo mismo que la coalición Jamaica, integrada por los conservadores y los liberales, así como los ecologistas. Esto sería mejor para Europa. En el SPD, personas como Sigmar Gabriel son completamente macronistas. Forma parte de los políticos alemanes que entendieron enseguida lo que podía significar la elección de Macron. Pero el mundo político alemán es muy egoísta e ignorante –aquí no soy pesimista, sino crítico– y me gustaría que despierte. Pero, de momento, veo absolutamente absurdo lo poco que se se habla poco de Europa aquí.

La actitud de los alemanes que piensan que las cosas van bien en nuestro país y que los demás deben hacer los deberes, que Macron tiene que reformar sus leyes y su mercado laboral, es arrogante, ignorante. Por eso es preciso que verdaderos proeuropeos entren en el próximo gobierno y poco importa quiénes sean.

P: Si Alemania no se compromete, prevé un regreso del populismo...R:

La derrota de la ultraderecha en Austria, en los Países Bajos y en Francia, es una ocasión para Europa, una oportunidad, no más. Hemos visto con Trump y con el Brexit de lo que eran capaces los populistas. Sabemos que lo pueden arruinar todo, pero sin reacción positiva, los europeos pueden olvidar esos ejemplos. Así que si Alemania no decide ponerse a la cabeza del movimiento de renovación de la UE y si no hace balance de su acción y de sus errores, tomando muy en cuenta las opiniones de Francia, de Italia, de España, entonces, sí, Marine Le Pen u otros corren el riesgo de volver con fuerza en tres años.

P: Hasta qué punto es importante para Europa el “wir schaffen uns” (“lo vamos a conseguir”) de Angela Merkel, frente a los refugiados, el momento en que decidió mantener las fronteras abiertas, para evitar una catástrofe humanitaria?R: wir schaffen uns

Era importante porque no contentarse con echar el cierre ante el miedo ha salvado el honor de Europa. Y era horrible ver cómo muchos dirigentes europeos simple y llanamente abandonaron a Angela Merkel. Al mismo tiempo, los corresponsales alemanes en París me dijeron que cuando la canciller tomó la decisión no hubo conversación alguna entre ella y Hollande. Y ahí vemos una vez más esa actitud: vamos a conseguirlo, pero no se pide la opinión de los demás, Alemania actúa, sin coordinarse. Ahora bien, Europa sólo puede vivir si existe coordinación entre Francia y Alemania.

P: En cierto modo está enviando un mensaje al Gobierno francés para que no dude a la hora de hablar alto y despertar a Alemania...R:

Desde luego. Actualmente creo que cualquier presión procedente de París es buena. Siempre que, por supuesto, Macron no se meta en un papel de presidente Júpiter que da lecciones, que no gusta mucho en Europa. Siempre que no vaya solo. Acabo de pasar un tiempo en Italia. Allí he visto hasta qué punto los italianos quieren verse plenamente implicados en este proyecto de renovación de Europa. No hay que olvidarse de nadie por el camino.

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Traducción: Mariola Moreno

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