Quince meses en prisión sin pruebas: arranca el juicio al periodista de 'The Wall Street Journal' al que Rusia pide 20 años

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Estelle Levresse (Mediapart)

En la portada de The Wall Street Journal del 29 de marzo aparecieron cinco columnas vacías. El diario norteamericano quiso así dejar huella para recordar que uno de sus periodistas seguía encarcelado en Rusia, tras un año en prisión preventiva, . "Su artículo debería estar aquí", rezaba el titular en mayúsculas junto a un retrato a lápiz de Evan Gershkovich, añadiendo: "Un año en una cárcel rusa. Un año de historias robadas, alegrías robadas, recuerdos robados. El delito: el periodismo.”  

En las páginas del periódico, un largo artículo describía los últimos doce meses y todos los momentos –reportajes desde Rusia, viajes con amigos, visitas a la familia– que el ciudadano americano de 32 años no pudo vivir, encerrado en su celda de una prisión de Moscú. 

Tres meses después, Evan Gershkovich fue acusado oficialmente de espionaje, delito castigado con veinte años de cárcel. Su juicio, que se celebrará a puerta cerrada, comienza este miércoles 26 de junio por tiempo indefinido en Ekaterimburgo. Fue en esta ciudad de los Urales, a 1.800 kilómetros de Moscú, donde fue detenido el 29 de marzo de 2023 por el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB). 

El corresponsal trabajaba entonces para The Wall Street Journal y "disponía de todas las acreditaciones oficiales" que, según su empleador, permitían a los periodistas extranjeros trabajar en Rusia. La fiscalía le acusó de "recopilar para la CIA –la agencia de inteligencia americana–  información secreta” sobre las actividades de la empresa armamentística Uralvagonzavod

Rusia nunca ha podido fundamentar esa acusación, que ha sido refutada tajantemente por personas cercanas al periodista y por el Wall Street Journal. "La difamación de Evan por parte del régimen ruso es repugnante y se basa en mentiras calculadas y transparentes. El periodismo no es un delito, y el caso de Evan es un atentado contra la libertad de prensa", denuncia el diario norteamericano en un comunicado, refiriéndose a un "juicio farsa" que ahora empieza. 

Desde hace quince meses hay una fuerte movilización en favor de Evan Gershkovich, exigiendo la liberación de este talentoso y comprometido periodista, cuyas cualidades humanas y profesionales han sido destacadas por todos los que le han conocido. Su familia, sus colegas y muchos amigos están intensificando las acciones: presencia de sus padres en la ONU, entrevistas a su hermana en los medios de comunicación norteamericanos, un vídeo de apoyo de sus colegas, una campaña de envío de cartas organizada por sus amigos, una pancarta sostenida por los seguidores del Arsenal, su equipo favorito, con motivo de su 32 cumpleaños el pasado mes de octubre, una lectura de sus artículos durante 24 horas en la sede del periódico en Nueva York, etc.  

"Nunca imaginamos que a nuestro hijo y hermano le pasaría algo así, y menos aún que pasara todo un año en la incertidumbre. A pesar de esta larga batalla, seguimos siendo fuertes", escribió su familia en marzo en una carta a los lectores de TheWall Street Journal.  

Antes de ser contratado por el diario americano en enero de 2022, Evan Gershkovich había trabajado para AFP y el Moscow Times. Fue Eva Hartog, entonces redactora jefa de la publicación digital en inglés con sede en Moscú, quien lo reclutó en el verano de 2017. "Lo trajimos de Nueva York, donde vivía en ese momento y trabajaba como asistente del redactor jefe del New York Times". 

El símbolo de una historia más amplia

El joven periodista llegó a Rusia lleno de ambición y curiosidad por este país lejano, la patria de sus padres. Su padre, Mijail Gershkovich, y su madre, Ella Milman, huyeron del régimen soviético en 1979 para empezar desde cero en Estados Unidos. Perfecto rusoparlante, estaba ansioso por aprender y descubrir esta tierra fascinante. 

"Evan no era de los que se duermen en los laureles, quería escribir artículos de los que hablaran sus compañeros de profesión", cuenta Eva Hartog, que ha forjado una gran amistad con el periodista a lo largo de los años. "Me resulta casi insoportable la idea de que esté encerrado. Hay una parte de mí que no puede respirar tranquila hasta que le liberen", añade, confesando que no puede quitarse de encima la sensación de que fue ella quien le llevó a Rusia y debería haberle protegido de alguna manera. 

Para ella, Evan es también un símbolo de una historia más amplia dentro del clima de represión que se vive hoy en Rusia. "Su detención frustró las esperanzas de justicia, razón y equidad. Es especialmente doloroso cuando, como muchos de nosotros y como Evan, has dedicado muchos años de tu vida a intentar mostrar la Rusia más humana". 

Sentimientos sin duda compartidos por Evan en su celda de la prisión moscovita de Lefortovo. Sólo se le permite salir una hora al día, y trata de ocupar su tiempo todo lo posible. Hace ejercicio físico y medita para mantenerse en forma, devora clásicos rusos y libros de historia y responde a las numerosas cartas de apoyo que recibe. 

A lo largo de los quince meses de su detención preventiva, sus allegados han analizado cada una de sus breves comparecencias ante el tribunal, filmadas por los medios de comunicación. La mayoría de las veces aparecía vestido con camisa y vaqueros, y su mirada parecía siempre perpleja tras la jaula de cristal en la que comparecía. 

En Estados Unidos, su detención está causando revuelo. Evan Gershkovich es el primer periodista norteamericano acusado de espionaje desde la Guerra Fría. “El periodismo no es un delito", recalcó Joe Biden tras el primer año de detención del periodista. “Seguiremos trabajando cada día para conseguir su liberación. Seguiremos denunciando e imponiendo costes por los atroces intentos de Rusia de utilizar a los americanos como moneda de cambio". 

Recordando el caso del ex marine Paul Whelan, otro ciudadano americano detenido injustamente en cárceles rusas desde 2018, el presidente prometió no dejar nunca de trabajar para "traerlos a casa".

Putin podría mostrarse reacio a llegar a un acuerdo antes de las elecciones presidenciales americanas de noviembre

Hace varios meses, Washington y Moscú indicaron que estaban en contacto con vistas a un intercambio de prisioneros que permitiría liberar a Evan Gershkovich. Vladimir Putin desea que Vadim Krasikov regrese a su patria, condenado a cadena perpetua en Alemania por el asesinato de un ex comandante checheno en 2019 en un parque de Berlín. 

El inicio del juicio a Evan Gershkovich, anunciado el 17 de junio, ¿significa que las negociaciones entre bastidores para su liberación han fracasado o marca el deseo de Rusia de presionar a Estados Unidos, ahora que los líderes del G7 han decidido conceder una ayuda adicional de 50.000 millones de dólares a Ucrania con cargo a los activos soberanos rusos congelados?  

El momento político en Estados Unidos también podría influir. "Putin podría ser reacio a llegar a un acuerdo antes de las elecciones presidenciales americanas en noviembre, porque prefiere que el presidente Joe Biden pierda ante Donald Trump y desconfía de un intercambio de prisioneros que podría ser visto como una victoria para Biden", dice Time Magazine.  

Según el Comité para la Protección de los Periodistas, Rusia es el cuarto peor país en materia de persecución a periodistas, según su último censo anual. La situación se ha deteriorado especialmente desde el comienzo de la guerra en Ucrania. En mayo de 2023, la periodista ruso-americana Alsu Kurmasheva, que trabajaba para Radio Free Europe/Radio Liberty, con sede en Praga, fue detenida cuando viajaba a Rusia por motivos familiares. La periodista, de 47 años y con un hijo, está acusada de proporcionar información falsa sobre el ejército ruso y se enfrenta a una pena de hasta 15 años de prisión.

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Traducción de Miguel López

 

En la portada de The Wall Street Journal del 29 de marzo aparecieron cinco columnas vacías. El diario norteamericano quiso así dejar huella para recordar que uno de sus periodistas seguía encarcelado en Rusia, tras un año en prisión preventiva, . "Su artículo debería estar aquí", rezaba el titular en mayúsculas junto a un retrato a lápiz de Evan Gershkovich, añadiendo: "Un año en una cárcel rusa. Un año de historias robadas, alegrías robadas, recuerdos robados. El delito: el periodismo.”  

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