La contaminación atmosférica no es problema solo de las grandes capitales españolas. Solo siete de los 265 medidores de contaminación que miden las partículas inferiores a 2,5 micras registraron niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el año pasado, según los datos provisionales de la Agencia Europea de Medioambiente. Igualmente, apenas 200 de los 505 medidores de dióxido de nitrógeno (NO2) que hay en España cumplieron con los valores establecidos por ese organismo. La exposición a ambos contaminantes supone la muerte de unas 10.000 de personas cada año en la península y empeora la evolución de enfermedades de todo tipo.
Las cifras publicadas la semana pasada demuestran que la exposición a estas partículas es dañina incluso en zonas poco pobladas del país. El motivo es que en la Unión Europea los valores máximos de contaminantes son más del doble que lo recomendado por la OMS y las actuaciones para reducir la polución son muy limitadas. La principal solución es acabar con el tráfico en el centro de las ciudades y esto solo ocurre en pequeñas zonas de bajas emisiones que solo tienen un puñado de ciudades.
"La exposición a las NO2 matan cada año en España a 6.200 personas, las PM2.5 a 2.600 y el ozono a 400. Ya no necesitamos más evidencias sobre su impacto, es hora de actuar", resume José Antonio Plaza, codirector de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III. El experto señala que respirar estas partículas provoca a la larga diferentes cánceres y enfermedades respiratorias y circulatorias, e incluso afecta al feto en embarazadas y está relacionado con la demencia.
Las partículas NO2 se producen por la quema de combustibles en el tráfico rodado y su inhalación provoca a largo plazo diferentes problemas respiratorios y cardiovasculares. Están muy presentes en las ciudades españolas, especialmente en Madrid y Barcelona, como se ve en el mapa de más abajo, donde se recoge la concentración media de partículas NO2 en los medidores de todo el país el año pasado. No obstante, el límite de la UE se sitúa en 40 microgramos por litro de aire, pero la OMS actualizó el umbral máximo a 10 microgramos en 2021, por lo que el gráfico no refleja el riesgo verdadero. En realidad, solo los puntos en azul oscuro son lugares con niveles NO2 poco o nada nocivos.
Por otra parte, las partículas PM2.5 son granos microscópicos de metales y hollín que salen del tubo de escape de los coches de combustión, pero también de la quema de combustible en estufas domésticas y actividades industriales. Un estudio reciente publicado en Nature detalla que las PM2.5 son tan pequeñas que llegan incluso a la sangre y terminan provocando pequeñas inflamaciones en todo tipo de tejidos. Los científicos también concluyeron que no había un umbral seguro de exposición, sino que siempre son dañinas y cuanta mayor sea la concentración, peor.
La OMS también actualizó en 2021 su recomendación de niveles de PM2.5 en las ciudades y lo recortó hasta 5 microgramos por litro de aire, mientras que la UE lo sitúa en 25 microgramos. Por eso, el mapa que se ve a continuación —que recoge la concentración anual de micropartículas en cada estación de España— no tiene marcas en rojo, ya que se guía por los estándares de Bruselas. Pero según la guía de la OMS, solo los siete cuadros que aparecen en azul oscuro serían zonas de exposición segura.
Colegios con niveles que cuadruplican la recomendación de la OMS
De forma paralela a los datos recopilados por la UE, Ecologistas en Acción ha publicado este jueves un estudio propio sobre la concentración de NO2 en los colegios, ya que el impacto de la contaminación en niños y adolescentes es más agresivo que en adultos, según los médicos. "Los resultados son muy preocupantes", advierten desde la ONG, y reclaman establecer zonas de bajas emisiones junto a los colegios e institutos para proteger a los menores.
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Los ecologistas analizaron a finales de enero el aire que rodea 160 escuelas de Madrid, Barcelona, Murcia, Vigo, Gijón y Granada, ciudades con diferentes climas y niveles de concentración de habitantes y vehículos. Solo en un caso el centro registró niveles de NO2 por debajo de lo recomendado por la OMS (10 microgramos de media al año); 20 de ellos se situaron por debajo de 20 microgramos y 58 escuelas superaron incluso los 40 microgramos, el límite legal de la UE. Por orden, los colegios de Madrid son los más expuestos a la contaminación extrema, seguidos de Barcelona, Gijón, Granda, Vigo y Murcia.
"La calidad del aire de los colegios es muy mejorable y los niños son mucho más sensibles a la contaminación. Nos gustaría que los niveles de la OMS se cumpliesen al menos alrededor de los colegios”, propone Ana Díaz, que ha coordinado la campaña en los centros de Vigo.
José Antonio Plaza, del ISCIII, destaca que los niños no son tan resistentes como los adultos porque sus pulmones y su sistema inmunológico está menos desarrollado, además de que respiran más veces que los adultos. También están más cerca del suelo, donde se concentran las partículas pesadas. "Obviamente los adolescentes no mueren por la contaminación, pero sí agrava enfermedades como la bronquiolitis e irrita la garganta y los ojos", comenta.
La contaminación atmosférica no es problema solo de las grandes capitales españolas. Solo siete de los 265 medidores de contaminación que miden las partículas inferiores a 2,5 micras registraron niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el año pasado, según los datos provisionales de la Agencia Europea de Medioambiente. Igualmente, apenas 200 de los 505 medidores de dióxido de nitrógeno (NO2) que hay en España cumplieron con los valores establecidos por ese organismo. La exposición a ambos contaminantes supone la muerte de unas 10.000 de personas cada año en la península y empeora la evolución de enfermedades de todo tipo.