El coste para el agricultor de bajar el listón ambiental: “Se ve como una carga, pero ayuda al campo”

Daños de un animal a un cultivo en Jaén.

Los ministros europeos de Agricultura de la Unión Europea coinciden en que este año habrá que suavizar las exigencias ecológicas que recaen sobre los agricultores, ya que la nueva PAC que entró en vigor el año pasado limita los beneficios de este sector, según sus profesionales. Sin embargo, el coste de desproteger la tierra y el ecosistema repercute sobre los propios agricultores, como denuncian los defensores de la agroecología, debido a que estas prácticas reducen el consumo de agua, de fertilizantes y de pesticidas, al tiempo que mejoran la calidad de la tierra.

Este lunes los Veintisiete debatieron medidas a corto y largo para apoyar al campo, entre ellas la modificación de algunas de las prácticas llamadas Buenas Condiciones Agrarias y Medioambientales (BCAM), unos requisitos ambientales introducidos el año pasado que los agricultores y ganaderos deben cumplir para acceder a las subvenciones anuales de la Política Agraria Común (PAC).

Se trata de una decena de medidas para el periodo 2023-2027 que aumentan la protección y la fertilidad del suelo y los cultivos, al tiempo que se reduce el consumo de agua, fertilizantes y pesticidas. Pero tienen muy mala prensa en el sector porque reducen la producción en el corto plazo y suponen una carga de trabajo extra, precisamente en un momento de inflación donde los pequeños y medianos productores no pasan por su mejor momento.

Amaya Sánchez, encargada de Sistemas Alimentarios Sostenibles en la organización WWF, explica que prácticas como el barbecho o la obligación de proteger la biodiversidad en una parcela pueden ser un impedimento a corto plazo para la agricultura, pero a largo plazo suponen un ahorro y una mejora del ecosistema. “Es verdad que en el discurso agroecológico se entiende como una carga, porque el dueño tiene que cambiar su modelo de trabajo y adaptarse, pero garantizar la presencia de insectos polinizadores, dejar un barbecho o instalar cubiertas verdes tiene un beneficio. Un suelo fértil te ahorra fertilizantes, los insectos acaban con las plagas y la vegetación retiene el agua y la humedad”, explica esta doctora en Ciencias Ambientales.

Las medidas agroecológicas incluidas en la nueva PAC están divididas en dos partes. Unas son las BCAM, que hay que cumplir de manera obligatoria y que ya existían en la PAC en el pasado, pero que se han reforzado para el periodo presente. Las segundas son los llamados ecorregímenes, medidas parecidas a las primeras pero de carácter voluntario, y que son necesarias para recibir una cuantía extra en la PAC, de alrededor del 20%. Fuera de la PAC también hay normativas que afectan al sector primario en materia ambiental, como las directivas europeas de agua y fitosanitarios, las leyes de bienestar animal, la normativa de la Red Natura 2000 o la reciente Ley de la Restauración de la Naturaleza.

En concreto, los ministros y la Comisión acordaron este lunes paralizar este año la BCAM, y debatirán en los próximos meses anular durante 2024 las BCAM 6, 7 y 8, que consisten en lo siguiente:

Reconvertir pastos a cultivos

La BCAM 1 que se modificará en marzo obliga, hasta ahora, a que una explotación con pastos permanentes para ganado no pueda reconvertir más de un 4% de su terreno en otro tipo de cultivos. El objetivo es mantener estas praderas intactas en Europa porque capturan el dióxido de carbono del aire y reducen la contaminación atmosférica a gran escala. Según la ONU, los pastos secuestran anualmente 41 millones de toneladas de CO₂ en el mundo.

Sin embargo, los gobiernos han decidido retocar este requisito en 2024 para aquellos profesionales que en los últimos años han vendido sus animales por las dificultades económicas, y necesitan convertir sus pastos en cultivos para seguir viviendo de sus tierras.

Proteger el suelo

Los ministros pidieron a la Comisión una paralización de la BCAM 6 este año, que consiste en mantener una cobertura verde en los pasillos de tierra que separan las plantaciones leñosas. El objetivo es evitar que, por ejemplo, un campo de olivos sea un descampado seco con árboles, y conseguir que haya una vegetación que permita la vida de insectos y que retenga el agua y la humedad en el suelo. Los ecologistas defienden que esta práctica facilita la polinización y reduce la presencia de plagas, a la vez que evita la erosión de la tierra durante las escorrentías. 

Sin embargo, en zonas muy secas, especialmente en el sur de España, es muy difícil mantener estas cubiertas verdes por las restricciones al regadío, y la Comisión revisará en abril este punto para adaptarlo a los países mediterráneos.

Rotación de cultivos obligatoria

La BCAM 7 obliga a rotar los cultivos de una explotación cada cuatro años para proteger la calidad del suelo, ya que esta rotación ayuda a acabar con las enfermedades cíclicas de las plantas y reduce, por tanto, el uso de pesticidas.

La contrapartida es que el agricultor renuncia durante ese ciclo de rotación a su principal cultivo para sembrar uno generalmente menos rentable, y también supone un coste extra el transformar su método de trabajo. Por ahora, hay una presión de varios Estados para retirar en 2024 la BCAM 7, aunque no hay una propuesta concreta de la Comisión para su paralización, y se discutirá en los próximos consejos de ministros de Bruselas.

Dejar un terreno en barbecho

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La BCAM 8 fuerza a los propietarios de cultivos a dejar al menos un 4% de sus tierras no productivas, lo que se conoce como barbecho, para mejorar la biodiversidad del suelo y garantizar que recupera sus nutrientes y microorganismos y reducir así el uso de fertilizantes. También está demostrado que los barbechos atraen las aves. De hecho, en la Unión Europea, el 50% de las especies de pájaro tienen su hábitat en granjas y cultivos, y los barbechos y las tierras de cereal son su principal atracción.

Evidentemente, esta práctica tiene un coste para los agricultores porque reducen su terreno disponible para cultivar, y la Comisión y los gobiernos entienden que en el contexto económico actual de la guerra de Ucrania no es momento para reducir la producción agrícola. Por eso hay varias propuestas de Estados para su paralización y se debatirá en las próximas reuniones.

Un nuevo Pacto Verde liderado por los agricultores

Además de estas medidas, también se baraja la flexibilización de otras medidas verdes presentes en la nueva PAC, como la BCAM 5 (proteger el suelo de la labranza) y la BCAM 10 (la aplicación localizada de purines y el enterrado del estiércol). Además, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció hace dos semanas que retira la propuesta para reducir el consumo de insecticidas agresivos un 50% para 2030, una de las grandes obligaciones para el campo que traía el Pacto Verde europeo. La mandataria anunció también que todos los planes agroecológicos que está preparando Bruselas se posponen para ser consensuados antes con los profesionales. Y no son pocos. La Comisión tiene pendiente publicar su propuesta en bienestar animal (regulación de las jaulas y el sacrificio), la revisión del uso de aditivos en los piensos, o el empleo de materiales reciclados para envasar alimentos (que encarecen la producción), entre otras cuestiones.

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