Intente usted abrir un debate con nueve amigas y amigos o familiares. Sobre cualquier tema. Con o sin cronómetro. Ya me dirá. Lo más probable es que alguien acabe gritando, aunque sólo sea para hacerse oír. Y quien prefiera callarse ante el revuelo. No es nada fácil. Así que tampoco lo era la cita de nueve candidatas y candidatos a las elecciones europeas este jueves por la noche en RTVE. Cada cual se esforzó en fijar posiciones para movilizar a su electorado y en marcar diferencias con sus directos competidores. O simplemente en destacar en algún asunto para llamar la atención sobre el resto. ¿Habrá servido para inclinar la decisión de ese 20 o 25% de indecisos que aún no saben qué hacer el domingo? Lo dudo mucho.
Sí, nueve es multitud, y sería mucho más útil confrontar varios cara a cara, de bloques distintos y también del mismo. Aun así, asomó en varios momentos la competición principal entre PSOE y PP, entre Ribera y Montserrat, o el pulso (oportunista) entre PP y Vox por el favor de un electorado en parte compartido, o el que afecta al espacio a la izquierda del PSOE, entre Sumar y Podemos. ¿Quién sumó más en cada caso? ¡Ah! Que tenemos tan prohibidas las encuestas desde el lunes como condicionada está RTVE a la hora de organizar debates. Así que todo es opinión o percepción personal. Me mojo: creo que las derechas han utilizado en el debate mucho menos de lo previsto lo que vienen siendo los ejes de su campaña, primero la ley de amnistía y después el escandaloso proceso del juez Peinado contra Begoña Gómez. Creo que Teresa Ribera también esperaba muchas más hipérboles sobre esos temas, y se ha notado. Da la impresión de que en el PP andan preocupados por la tendencia (aquí todo el mundo, excepto los votantes, maneja tráckings diarios) que indica que aquella distancia de diez puntos que hace sólo dos meses favorecía al PP va camino de reducirse hasta un posible empate técnico. Y que la campaña político-mediático-judicial desatada contra Sánchez a través de su pareja está movilizando a unas filas socialistas indignadas.
Vox sin complejos; se siente seguro de su fortaleza y surfea la ola que empuja a las extremas derechas en todo occidente. Feijóo y Montserrat se ubican al lado de Netanyahu, pero es Abascal quien va a hacerse la foto con él (ver aquí el revelador análisis de Jaime Miquel). Le importa una higa a Vox la realidad del cambio climático (ver aquí los datos sobre récords de temperatura en todos los meses del último año) y distorsiona cualquier cifra para criminalizar la inmigración y así sembrar incertidumbre para resolverla con la promesa de seguridad.
Justo el día en que el Gobierno daba el paso (justo y necesario) de sumarse a la causa abierta contra Netanyahu en la Corte Internacional de Justicia, Montero acaparó la voz antibelicista y la exigencia de una ruptura total con Israel
Caben, creo, pocas dudas de que Irene Montero ha aprovechado al máximo el debate, y ha ganado en protagonismo, firmeza y experiencia a Estrella Galán en ese pulso entre Podemos y Sumar que tras el 9J puede obligar a Yolanda Díaz a resetear a fondo su proyecto. Justo el día en que el Gobierno daba el paso (justo y necesario) de sumarse al procedimiento abierto contra Netanyahu en la Corte Internacional de Justicia (ver aquí), Montero acaparó la voz antibelicista y la exigencia de una ruptura total con Israel.
Los representantes de las coaliciones nacionalistas utilizaron las distintas lenguas oficiales para reivindicar una Europa de los pueblos acorde con la España plurinacional que reivindican. Jordi Cañas, el último mohicano de Ciudadanos, hizo todo lo que se le ocurrió para llamar la atención.
Los nueve coincidieron en un mensaje: estas elecciones son trascendentales para el futuro de Europa y de España. Nadie lo duda, y es una lástima que no haya habido oportunidad de profundizar más en las razones por las que nos jugamos tanto (aunque alrededor de un 50% del electorado no quiera o pueda saberlo). Las fuerzas antieuropeístas están a las puertas de "ocupar Bruselas" para alterar por completo el rumbo del proyecto de la UE (ver aquí la advertencia última de Daniel Innerarity sobre la "euroderecha"). Todo debate aporta alguna luz, pero una discusión entre nueve dificulta apreciarla.
Intente usted abrir un debate con nueve amigas y amigos o familiares. Sobre cualquier tema. Con o sin cronómetro. Ya me dirá. Lo más probable es que alguien acabe gritando, aunque sólo sea para hacerse oír. Y quien prefiera callarse ante el revuelo. No es nada fácil. Así que tampoco lo era la cita de nueve candidatas y candidatos a las elecciones europeas este jueves por la noche en RTVE. Cada cual se esforzó en fijar posiciones para movilizar a su electorado y en marcar diferencias con sus directos competidores. O simplemente en destacar en algún asunto para llamar la atención sobre el resto. ¿Habrá servido para inclinar la decisión de ese 20 o 25% de indecisos que aún no saben qué hacer el domingo? Lo dudo mucho.