Buzón de Voz
Caos, mentiras y portadas de humor
Ya lo explicó el lingüista George Lakoff hace unos años, en su célebre 'No pienses en un elefante'. Los think tank conservadores no sólo manejan muchos más recursos que los progresistas sino también una habilidad especial para imponer sus “marcos de pensamiento”, con mensajes sencillos que responden a estrategias políticas complejas pero eficaces. En este año de citas electorales, el partido que gobierna España con mayoría absoluta tiene absolutamente clara la fórmula para revalidar la victoria: se trata de convencer al personal de que el PP es la estabilidad, la recuperación, el orden, la seguridad. “Nosotros o el caos”, como rezaba aquella portada de Hermano Lobo, “semanario de humor dentro de lo que cabe”. (Mediados los setenta, cabían pocas bromas y mucha inteligencia en una revista satírica).
Se trata de eso y no hace falta disimularlo. Lo repiten Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal y toda la dirigencia del PP por tierra, mar y aire: somos la estabilidad. Fuera está el caos, el precipicio, la inseguridad, la crisis.
Hasta hace diez días, el menú de la estabilidad contenía ingredientes ligados casi exclusivamente al mensaje de recuperación económica. Ha pasado lo peor. La prima de riesgo es una pesadilla superada. Empieza a fluir el crédito. Se está creando empleo. Los impuestos van a bajar.
Poco importa (en la táctica política) que lo peor sólo haya pasado para quienes ni siquiera habían experimentado “lo peor”. Poco importa que el “empleo”, en el significado que podíamos entender en las últimas décadas, sea una entelequia, y que la realidad del empleo consista en la precariedad, en la suma indefinida de contratos no indefinidos sino por meses, semanas, días u horas.
Poco importa (en la estrategia electoral) que la bajada de la prima de riesgo o el incipiente optimismo acerca del crédito bancario tengan poco o nada que ver con las políticas nacionales, y sí con la suma de los efectos de las tardías (y aún insuficientes) decisiones del BCE y de la drástica caída de los precios del petróleo. La OPEP y Mario Draghi están haciendo padre a Rajoy, pero Rajoy no resistiría una prueba de paternidad sobre las luces de la coyuntura económica. Al contrario: si en un sentido se ha empujado con los drásticos recortes sociales practicados en España a petición de Bruselas, Berlín, Francfort y el FMI ha sido en los últimos tres años para profundizar en la desigualdad provocada y en el reparto injusto de los sacrificios dictados por la troika. La propia troika viene reprochando que quizás haya sido “excesiva” la devaluación salarial ejecutada en España.
ESTABILIDAD + SEGURIDAD
No hay mejor complemento en el menú de la “estabilidad” que el postre de la “seguridad”. La cosa ya apuntaba ese camino de forma natural, porque va en los genes neoliberales y porque es obvia la tendencia del ser humano a valorar la protección de lo suyo, sus bienes y hacienda, pero empezando por la propia existencia ante las reales o exageradas amenazas vitales. Tiene ya unos añitos 'La doctrina del shock', pero sigue vigente el hilo esencial del ensayo de Naomi Klein: la conmoción y la confusión desatadas por grandes desastres, ya sean huracanes, guerras o atentados terroristas, son aprovechadas para imponer reformas económicas impopulares que favorecen los intereses de la élites.
Ya estaban en marcha una Ley de Seguridad Ciudadana y una reforma del Código Penal que crean nuevas barreras a la libertad de expresión y manifestación. Tras la salvajada terrorista contra Charlie Hebdo en París, el PP se ha apresurado a convocar jornadas “sobre libertad y seguridad” o a proponer iniciativas “antiterroristas” en las que empieza por reclamar un “pacto de Estado” sin haber explicado a nadie el contenido del mismo. El PSOE ha facilitado el argumento al aceptar conversaciones sobre recortes de derechos y libertades para responder al yihadismo.
Y esto acaba de empezar. Poco importa que los autores de la matanza fueran unos franceses que han crecido en una burbuja fanática, con antecedentes penales, vigilados y escuchados por los servicios secretos hasta pocos meses antes del atentado. Los mismos servicios de inteligencia que facilitan a las autoridades políticas los argumentarios para determinadas actuaciones internacionales, logran disimular sus propios agujeros y chapuzas creando la psicosis de que ha estallado o está a punto de estallar un conflicto de civilizaciones. Y las autoridades políticas compran y divulgan ese argumentario porque puede resultar provechoso electoralmente. Ni una sola de las nuevas medidas de seguridad barajadas hasta el momento como respuesta al ataque de los hermanos Kouachi habrían evitado el ataque de los hermanos Kouachi, a juicio de diferentes expertos.
REPETIR EL MANTRA
“Esa fue mi primera lección sobre el poder de alejamiento de la realidad que posee la autojustificación en la política: el modo en que todo el mundo acaba diciendo lo mismo, aunque no sea verdad”. Lo escribe Michael Ignatieff en 'Fuego y cenizas', el estupendo ensayo que narra su pasajera y traumática carrera política en Canadá. Y es válido en cualquier tiempo y lugar. La brocha gorda es eficaz y no admite matices.
Aquí se trata de conseguir que todo el mundo acabe repitiendo que ha llegado la recuperación; que la única garantía de que cuaje es la estabilidad; que un mimbre fundamental de la estabilidad es además la seguridad contra las amenazas exteriores (yihadistas), y que el garante de esa estabilidad es el PP.
No hace falta repetir el resto de los ingredientes del discurso. Podemos funciona en ese dibujo táctico del PP como el espejo al que confrontar estabilidad con incertidumbre/caos/demagogia, a costa de Izquierda Unida y desgastando a un PSOE enfrentado a una pinza letal más allá de sus propios errores. Cualquier mensaje compartido con el PP le pasa la factura de la justificada indignación hacia el bipartidismo; cualquier aportación coincidente con el discurso de Podemos o IU será señalada como desviación o imitación forzada.
Moisés Naím, escritor, articulista de El País y exministro de uno de los gobiernos más corruptos de la historia venezolana, ha tenido la inmensa suerte de que el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, haya incluido un libro suyo en un club de lectura 'navideño', de modo que va a tener que ser reeditado porque está vendiendo lo que nunca soñó. Se titula 'El fin del poder' y en él describe la actual lucha entre los grandes poderes tradicionales (en lo económico, lo político, lo mediático y hasta lo militar) y nuevos micropoderes que emergen impulsados entre otros factores por la revolución digital.
Observa Naím las posibles ventajas de esos verdaderos "emprendedores" que pueden acabar con monopolios, hacer caer dictaduras y dar paso a una información más libre y no manipulada. Eso sí, como ilustre miembro de las élites, Naím contrapone esas evidentes ventajas para la ciudadanía con los posibles riesgos de “caos y parálisis”. (La verdad es que, en los últimos tiempos, el mayor riesgo de “caos y parálisis” en occidente ha sido el provocado por la voracidad de un poder financiero poco y mal regulado, no precisamente por “micropoderes emprendedores”).
Esa estrategia de “Nosotros o el caos”, de la que tanto se abusa desde el poder, puede fracasar por distintos factores, pero sobre todo por un déficit de credibilidad. Summers necesitó muy pocas palabras para insistir en esa clave en otra legendaria portada de Hermano Lobo.