El Ojo Público
Tokio 2020 en TVE: mucho más que Paloma del Río (aunque ella sea muy importante)
Tras la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos Tokio 2020, no quiero referirme a los resultados deportivos, ni siquiera a los de la representación española, sobre los que cada cual tendrá su opinión. Quiero referirme al espectáculo televisivo que, desde el 23 de julio hasta el 8 de agosto, ha dominado la programación de Televisión Española, ha aparcado programas y trastocado duración y ubicación de los informativos.
Hay que comenzar diciendo que, conforme a datos globales y del día a día, las transmisiones han frenado la constante bajada de La 1, cuando estaba a punto de descender del ya negativo 8%. Solo con las ocho jornadas de julio han permitido acabar el mes en el 8,9, que se eleva al 11,5 en la primera semana de agosto. En conjunto, La 1 ha sido líder de audiencia varios días, mientras que el canal Teledeporte —con medias inferiores al 1% el resto del año— pasaba en julio al 1,5 y en lo que va de agosto se sitúa en un rutilante 3,4. Junto a estos canales tradicionales, los Juegos Olímpicos han servido como base de despegue fundamental para la plataforma RTVE Play, estrenada hace pocas fechas, desconocida para el público mayoritario y que, aún sin datos, ya se puede decir que ha multiplicado exponencialmente las visitas y difusión.
Dicho esto, habrá que subrayar que los JJOO suponen para la ciudad sede una gran inversión económica, que obtiene resultados positivos en aspectos intangibles, que no en los monetarios. Los Juegos son, sí, un gran negocio para el Comité Olímpico Internacional que, a pesar del posterior reparto entre los comités nacionales, obtiene con los derechos televisivos un enorme superávit. Hay que destacar que Discovery pagó 1.300 millones de euros por la exclusiva mundial de las cuatro mil horas de transmisiones. TVE seleccionó un 10%, esto es, 400 horas de contenidos de gran atracción general, como el fútbol o las carreras principales de 100 metros o 1.500, ceremonias de apertura y clausura, y todas las competiciones con participación española. Esas 400 horas, más la cobertura técnica y humana propia de TVE, ha supuesto un gasto de 60 millones de euros, coste impensable para las televisiones comerciales, sobre todo si se considera que la diferencia horaria con Japón volcaba las transmisiones en directo en las madrugadas y las mañanas, muy lejos de las franjas que concentran la inversión publicitaria.
El factor humano
Titulaba este texto con el nombre de Paloma del Río, una mención de justicia para la comentarista que nos ha acompañado en 15 Juegos Olímpicos y que ha anunciado su retirada (¡ojalá no se confirme!). Con todo, Paloma es tan solo la parte visible de un iceberg de profesionales dedicados a la información deportiva en la televisión pública: desde veteranos como Julia Luna, Ángel de andrés o Paco Grande, a reporteros en sus primeros juegos como Álex Argelés; con presentadores como Lourdes García Campos y Marcos López desde Tokio o Arsenio Cañada Rosana Romero, David Figueira, o Marc Martín desde España. Junto a ellos, y un largo etcétera, TVE ha tenido el acierto de sumar a comentaristas que en su día fueron grandes deportistas y han aportado una visión complementaria y distinta a la meramente periodística: Gemma Mengual, David Cal, Gervasio Deferr, Ángela Pumariega, Joel González, Eli Pinedo, María Vasco, Juan Carlos Higuero, Carles Castillejo, Almudena Cid, Alberto Urdiales, Berni Rodríguez, Dani Ballart, Mati Ortiz, Pedro Delgado, Maialen García, Santi Freixa, Chapi Ferrer y Marta Fernández.
Otro acierto importante ha sido mostrar en pantalla a periodistas y exdeportistas dentro de sus cabinas de transmisión. Exponer rostros y reacciones de unos y otros ante victorias y derrotas ha humanizado, puesto alma y cara, a quienes oíamos sin ver mientras tenían lugar las competiciones.
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Antes he relacionado una docena de nombres del largo centenar de profesionales que TVE ha dispuesto para el evento deportivo, sin nombrar a equipos técnicos y de producción. ¿Se imaginan alguna televisión comercial española que mantuviera en su plantilla a especialistas en cada deporte que, fuera de eventos cada cuatro años, se consideran, en su gran mayoría, minoritarios, como escasas son sus audiencias? No. Solo la televisión pública es capaz de prestar este servicio al conjunto de la ciudadanía, y algo tan costoso como imprescindible necesita presupuesto del Estado.
Recordando a Fernando García Tola y su programa de éxito en los ochenta, si yo fuera presidente (de RTVE) me dirigiría al Consejo Superior de Deportes, al Ministerio del ramo y al propio Gobierno de la nación para demandar que, si la televisión pública es la única que difunde la participación de las selecciones de España en todo tipo de competiciones, con un alto coste económico, ocurra otro tanto cuando se trate de nuestros combinados nacionales de fútbol. Pujen las cadenas privadas por los encuentros nacionales e internacionales de los equipos particulares, ya sea en LaLiga o la Champions League. Pero cuando se trate de partidos de la Selección Española de Fútbol frente a otros combinados nacionales, la televisión pública estatal debe tener la prioridad. Se trataría de una justa reciprocidad.