LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
El fiasco de Bruselas y el desafío permanente de Mazón desnudan el liderazgo de Feijóo en el PP

En Transición

17 Objetivos para cambiar nuestras vidas

El 25 de septiembre de 2015 los líderes mundiales, jefes de Estado o de Gobierno de 196 países adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deberían alcanzarse en los próximos 15 años. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible –ODS– plantean desafíos ambientales como el cambio climático, la calidad del agua o la salud de los ecosistemas, a la par que retos sociales como la lucha contra la desigualdad, el empleo digno o la brecha de género, entre otros. Estos objetivos dibujan una malla de relaciones entre ellos coronada por una apuesta por el trabajo en alianzas.

A diferencia del planteamiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2005 - 2015), los ODS interpelan al conjunto del planeta. No son sólo una guía global de la cooperación al desarrollo o de cómo favorecer a la parte del planeta que se ha quedado en la periferia de la globalización, sino que suponen un cuestionamiento y unos objetivos para el conjunto de la población terrestre. También para esa parte del mundo que conocemos como Occidente, responsable de buena parte del desorden internacional y con unos estándares de calidad de vida excepcionales cuando se contemplan desde la escala global.

La ambición de esta Agenda requiere, como se refleja en el Objetivo 17, que para su consecución sea necesario trabajar en alianzas, bajo el liderazgo del sector público, pero con la participación del privado, de las entidades sociales y del mundo del conocimiento.

Estas dos dimensiones –el desafío global y la necesidad de actuación de todos los sectores– han hecho que haya surgido un importante movimiento de apropiación y apoyo a la Agenda 2030 por parte de sectores relevantes del ámbito institucional y de la sociedad civil organizada, incluidos los medios de comunicación. Así, el Gobierno español ha nombrado una Alta Comisionada para la Agenda 2030 dependiente de Presidencia del Gobierno, encargada de liderar el proceso de asunción de la agenda. Comunidades Autónomas como Extremadura, Aragón, el País Vasco o Cataluña, entre otras, están poniendo en marcha iniciativas pioneras al respecto. En el mundo del conocimiento están surgiendo sólidas iniciativas para hacer el seguimiento del cumplimiento de la Agenda en cada uno de sus indicadores, así como aportar propuestas de mejora. Entre ella, la Red Española de Desarrollo Sostenible, perteneciente a una red global liderada por Jeffrey Sachs. Desde las entidades sociales se ha constituido Futuro en Común, con más de 50 ONG de nueve sectores diferentes, para trabajar por un cumplimiento exigente y riguroso de la Agenda 2030. Las empresas tampoco son ajenas, y cada día son más las que incorporar su contribución a los ODS en el centro de sus políticas de responsabilidad corporativa, como está haciendo el Pacto Mundial.

Para cumplir con esta Agenda desde el tejido social se insiste en una idea clave: la coherencia de políticas. Es decir, no basta con crear empleo. Ese empleo deberá ayudar a eliminar la pobreza, reducir las desigualdades, la brecha de género, las barreras tecnológicas, y por supuesto, deberá ser empleo verde. Todo un alegato contra el incremento de la desigualdad, el surgimiento de ese nuevo fenómeno de trabajadores pobres, la desregulación de sálvese quien pueda o la xenofobia del trumpismo en sus diferentes rostros.

Transparencia: entre el estriptis y la lección de anatomía

Como pasa con muchas de las cosas que llegan de Naciones Unidas o de otras instancias internacionales, la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible están siendo trabajados y desarrollados desde las élites de cada uno de los sectores, pero raras veces llegan al conjunto de la ciudadanía. Sin embargo, la importancia que tienen sobre nuestras vidas es crucial. Y esa debería ser la clave de estos 17 Objetivos: que sirvan para transformar nuestras vidas, una herramienta de cambio social para hacer frente a los desafíos globales.

Este próximo año, en España, viviremos un intenso periodo electoral. En lo local, con elecciones municipales y autonómicas, y en lo global, con una trascendente convocatoria electoral al Parlamento Europeo en un momento en el que Europa se juega ser o no ser con la extrema derecha xenófoba aporreando las puertas de la Eurocámara. Toda una oportunidad para articular un debate sobre cómo avanzar en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, y que las distintas candidaturas nos cuenten qué piensan hacer para ello.

Mañana, 25 de septiembre, se cumplen tres años de la aprobación de la Agenda 2030 y se inicia un periodo en el que los diferentes Estados firmantes tendrán que ir a Naciones Unidas a dar cuenta de lo que cada cual está haciendo. Si el debate político fuera coherente con la trascendencia de los asuntos a tratar, el Congreso y el Senado estarían haciendo sesiones especiales, los medios de comunicación abrirían sus ediciones con noticias relacionadas a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, y la actividad de cualquier entidad de la sociedad civil estaría plagada de eventos para profundizar en lo que la Agenda supone.

Más sobre este tema
stats