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Plaza Pública

La impostura del gesto en TVE

Alejandro Caballero

La pasada semana, durante la presentación de la nueva temporada de los Servicios Informativos de TVE, el director describía la labor de la cadena como la de "una televisión pública, plural, independiente, con credibilidad y rigor desde la honestidad profesional, puesta al servicio de los ciudadanos, que son los dueños de esta casa". ¡Quién no estaría de acuerdo con esta declaración!

Sin embargo, al escucharle no pude sino recordar una secuencia de una célebre película de Francis Ford Coppola, a la cual me he referido ya en otras ocasiones. "¿Crees que puedes destruirme con tus ídolos?", le espeta Drácula a Van Helsing mientras este sostiene ante el monstruo su cruz.

Hace falta tener mucha fe, fe verdadera, convencida y sincera, para enarbolar ídolos o para esgrimir principios y que las palabras que surgen de tus labios surtan efecto sobre quien te escucha. "Yo que serví a la cruz –continúa Drácula–. Yo que mandé naciones cientos de años antes de que tu nacieras...". Y es que tus palabras o tus ídolos se muestran frente a aquellos que te conocen, ya sea por viejos o por diablos.

No es nada nuevo. Retorcer el lenguaje, apropiarse de las palabras para vaciarlas de contenido y convertirlas en sonidos que esconden realidades radicalmente contrarias. Y utilizar para ello el gesto. Ese mismo gesto del que el doctor Gregorio Marañón –liberal por cierto, nada sospechoso de radicalidad– en sus estudios psicológicos decía que había arrastrado a los hombres mucho más que las ideas. Da igual que detrás del gesto no haya nada cierto, nada de verdad, pues lo importante es movilizar las entrañas antes que el cerebro.

En los Servicios Informativos de TVE vivimos con desgarro un tiempo en el que algunos se permiten entonar una vergonzante sentencia: "Ahora nos toca a nosotros". No lo reconocerán públicamente. Hacerlo sería un ejercicio de sinceridad y valentía al que no nos tienen acostumbrados. Pero lo están llevando a cabo con crueldad y sistemáticamente, al tiempo que con esa gestualidad hipócrita con la que pretenden tapar sus vergüenzas nos dicen (como aquél al que grabaron) que van a ser, con perdón, "más cabrones". No lo digo yo... no es mi estilo... Lo dijo el director del Centro de RTVE en Murcia, del que pedimos su cese y al que el director de informativos defendió con gesto y sin razón, utilizando con muy poca elegancia la lealtad del Consejo de Informativos que no quiso usar la grabación sin confirmarla.

Y yo me pregunto. ¿Cuándo les va a tocar a los ciudadanos? ¿Cuándo volveremos a pensar y a actuar con la única y obligada intención de informarles, sin más? ¿Para cuándo dejar los gestos y discursos llenos de palabras altisonantes aunque vacíos de realidad?

Lo cierto es que desde el minuto uno esta dirección de los Servicios Informativos comenzó a desplazar a un buen número de profesionales que habían participado en la elaboración de los telediarios más prestigiosos, incluso a nivel internacional, de los últimos tiempos. Informativos que con hechos eran reconocidos como plurales, independientes, con credibilidad y rigurosos desde la auténtica honestidad profesional.

Honestidad profesional. Un bien que, si fuera por lo que se contempla en los medios, podríamos decir que es escaso. Me atrevo a decir que nada más lejos de la realidad. En lo que a TVE se refiere, puedo afirmar con orgullo y esperanza que está repleta de buenos profesionales y buenas personas que son radicalmente honestos con su profesión. No puedo decir lo mismo de quienes nos dirigen. Auténticos impostores que pretenden pasar por periodistas independientes. Pero sus palabras y sus gestos no consiguen ocultar la realidad de unos servicios informativos manipulados para favorecer los intereses del poder al que sirven.

Con la convicción de que esta profesión es un servicio a la sociedad no puedo sino afirmar que la impostura es un mal negocio. Durante un tiempo puede reportar beneficios –puede incluso ser durante mucho tiempo, como ocurrió con Enric Marco al que tan magníficamente desnudó Javier Cercas en su novela–, pero tarde o temprano el impostor estará situado frente al espejo para constatar quién es y de qué está hecho. Será entonces cuando los gestos, las palabras vacías, adquirirán su significado más profundo.

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Una solución no convencional

Alejandro Caballero

es presidente del

Consejo de Informativos de TVE

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