Pérez-Reverte, entrevistado

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Llega el otoño, el cambio de hora y la dichosa novelita canalla de todos los octubres. Extra, extra: el señor de los ojos entornados acude a los locutorios de relumbrón a no casarse con nadie. "En mis novelas no hay ni buenos ni malos", dice. "No tengo ideología, tengo biblioteca". Hay que ser mequetrefe.

Con esta divertida triquiñuela, don Arturo vuelve a soltarnos las verdades del barquero mientras los entrevistadores más sagaces le tocan las palmas. La otra mañana, el hijo de Carlos Herrera rascaba al oráculo. "Los jóvenes lo tienen muy jodido para poder alquilar una casa, para poder tener hijos o algo de independencia, un trabajo…". Lo sabe, supongo, porque se lo han contado. "¿Lo han tenido siempre igual de difícil o este paradigma es distinto?" Don Arturo, que se pirra por las conversaciones de altura, replica al instante: "Siempre ha sido difícil, pero antes el joven tenía la esperanza de que su combate sería recompensado con un éxito o con un avance. Lo terrible es que hay jóvenes que saben que están derrotados". Y si no se lo cree, vaya usted a comprobarlo. "Porcentualmente, los jóvenes consiguen menos éxitos que antes porque la sociedad no se lo permite". Se lo habrá dicho Tezanos. Los damnificados por la Cuarta Cruzada niegan con la cabeza; el nepo baby asiente, concernido. El maestro prosigue: "Ya no se educa a los jóvenes para la derrota". Espera, ¿en qué quedamos? ¿No veníamos derrotados de casa?

Al día siguiente, donde Alsina, el novelista confiesa que la edad le ha enseñado que "el mundo es una gama de grises". Curioso: un día, Occidente está a punto de irse al garete porque las feministas ya no se dejan abrir la puerta y, al siguiente, hay que escribir la verdad con minúscula. El entrevistador le aprieta las tuercas pinchándole diez minutos de elogios pronunciados por sus mejores amigos. "No te darán el Nobel porque vendes mucho", gruñe Raúl del Pozo. La verdad es que Europa ha decaído mucho.

Un día, Occidente está a punto de irse al garete porque las feministas ya no se dejan abrir la puerta y, al siguiente, hay que escribir la verdad con minúscula

En The Objective también tenemos articulito. Me fascina este destacado: "Yo miro para atrás y, desde Troya hasta Gaza, solo cambia la técnica para arrasar una ciudad". Caramba. Tu cuñado, el que dice "eso es como todo", se siente reconfortado. Reverte no deja de "aprender", pero repite las mismas gansadas desde los noventa: los políticos le repugnan, el mundo se va al garete, la última generación buena fue la suya, la guerra civil no es como nos la contaron, clasismo intelectual del yo he leído mucho (dime de qué presumes) y llevar sombrero es la nueva aristocracia del espíritu. Que el aumento de la esperanza de vida, el triunfo de la escolarización general y el continuo descenso de la tasa de desnutrición no te estropeen una aseveración campanuda.

Hay un jueguecito para las tardes tontas de otoño que da muchas alegrías. Escriba en Google "Pérez-Reverte “ya no hay”" y deje que el buscador haga su magia. Como en esta columna me pidieron que tirara de hemeroteca, aquí les dejo unas cuantas para ir abriendo boca: "Ya no hay polémicas como Dios manda" (El Confidencial, 10/10/2022); "Ya no hay palabras que den esperanza" (Diario de Mallorca, 30/01/2019); "Ya no hay libertad de pensamiento en España" (Cope, 10/05/2020); "Ahora ya no hay inocentes" (Expansión, 20/03/2010); "Ya no hay periodistas así" (Libertad Digital 18/05/2023); "Ya no hay lectores ingenuos" (El Español 05/09/2023); "¿Por qué Hitler llegó al poder? Ya no hay análisis, y eso es muy peligroso" (La Voz de Galicia).

Es verdad. Donde no hay, no hay.

PS: Repasándome las entrevistas, me ha alarmado que don Arturo repita en todas y cada una que en su nueva novela se utiliza "el sexo como venganza intelectual". Menudo hallazgo, miedo me da. 

Llega el otoño, el cambio de hora y la dichosa novelita canalla de todos los octubres. Extra, extra: el señor de los ojos entornados acude a los locutorios de relumbrón a no casarse con nadie. "En mis novelas no hay ni buenos ni malos", dice. "No tengo ideología, tengo biblioteca". Hay que ser mequetrefe.

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