Telepolítica

El decálogo de Pedro Sánchez

El domingo arranca oficiosamente la campaña a tres para decidir quién va a liderar el PSOE de los próximos años. La presentación, por todo lo alto, de la candidatura de Susana Díaz va a convertir a los socialistas en el foco de la atención mediática durante las siguientes semanas. Tras el plácido congreso por el que se paseó Rajoy y el intenso y polémico proceso vivido en Podemos en Vistalegre II, la tensión y el debate se trasladan ahora al partido que ha liderado la izquierda española durante las últimas cuatro décadas.

La semana pasada, analizábamos la base del discurso de Susana Díaz previo al anuncio de su candidatura. Le toca el turno ahora a Pedro Sánchez, cuya principal apuesta es precisamente la frontal oposición a la presidenta andaluza. La historia del conflicto es intensa y conocida de todos. El ex secretario general ha intentado aprovechar las semanas de ventaja que le ha facilitado la decisión de Susana Díaz de aplazar el arranque de su campaña. En este período ha fijado un posicionamiento radical y sencillo que ha repetido en sucesivos mítines por toda España. El “actual” Pedro Sánchez cimenta su discurso en el siguiente decálogo:

1/ Una disyuntiva interesada: La gestora del PSOE, la abstención al PP y Susana Díaz frente a los militantes socialistas. Según su argumento, sólo hay dos bandos en liza. Por un lado, el que él lidera, que es el de los militantes socialistas de base. Por el otro, se crea un variado y polimórfico frente que reúne a la actual gestora que preside Javier Fernández, a quienes apoyan su línea de trabajo y, por último, a la decisión de facilitar la investidura de Mariano Rajoy.

2/  Es el momento de elegir el modelo de funcionamiento del partido, entre la democracia popular y el tradicional poder de la aristocracia socialista que ha facilitado el Gobierno del PP. En sus intervenciones, Sánchez juega a crear un supuesto dilema entre los votantes. Tienen que decidir entre su propia consideración como participantes en el juego político o renunciar a su papel y dejar el partido en manos de quienes al parecer quieren seguir decidiendo el futuro despreciando la voluntad de los militantes.

3/ Si Podemos tuvo a Grecia y el PP tenía a Alemania, el PSOE tiene un referente internacional: Portugal. El socialista Antonio Costa lidera una histórica coalición de partidos de izquierda en Portugal, imposible de alcanzar años atrás, que sirve a Pedro Sánchez como modelo a seguir para recomponer el nuevo mapa político español.

4/ Si el PP tuvo a Venezuela y Podemos tenía a la Unión Europea, el PSOE tiene un nuevo referente del desastre internacional: Holanda.  El hundimiento de los socialistas holandeses tras sus acuerdos de apoyo al gobierno liderado por el centro-derecha es la prueba indiscutible de la dirección equivocada por la que circular: la gran coalición. Mientras, la Alemania de Schultz no existe.

5/ Pese a lo que defiende la gestora y el grupo parlamentario del PSOE, los acuerdos arrancados al PP no significan absolutamente nada. Sánchez necesita, al igual que le ocurre a Podemos, echar por tierra la idea de que el PSOE haya podido conseguir avances reales en España gracias a su capacidad de negociación con un PP en minoría parlamentaria. Podemos suele defender que esos avances son de poca envergadura e insuficientes. Sánchez va más allá. Ni siquiera existen.

6/ Somos socialistas, somos de izquierdas, somos rojos. Su discurso no ofrece duda alguna. El PSOE necesita reivindicar su posicionamiento tan a la izquierda como sea posible, “hasta donde quieran los militantes”.

7/ La pugna política actual sólo tiene dos frentes: la izquierda versus el PP. Según sus manifestaciones, la actual contienda de las primarias socialistas no es una conflagración, porque la unidad primará cuando se asuma que el único enemigo real es el Partido Popular. Sólo hay un frente rival, que es la derecha, que es el PP, que es el gobierno de Rajoy. Podemos ni siquiera aparece citado nunca como posible competidor en el mismo espacio político.

8/ Hay poderosos intereses ocultos que quieren acabar con él. Pedro Sánchez mantiene, aunque en tono moderado, sus polémicas afirmaciones lanzadas en el programa de Jordi Évole respecto a la existencia de poderes económicos y mediáticos, ajenos a los partidos, interesados en acabar con sus planteamientos. La trama tiene tentáculos extensos y variados.

9/ El camino lo marcó el 15M en la Puerta del Sol. No es habitual ver a una destacada figura del Partido Socialista reivindicar el movimiento surgido en el 15M como base para la necesaria regeneración democrática en España, también desde la perspectiva del PSOE. Hasta ahora este ha sido uno de los territorios que algunos grupos aislados dentro de Podemos han marcado como cuna natural de su partido, de prohibido acceso para cualquier ciudadano que no pertenezca a su entorno.

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10/ Hacia un gobierno de confluencia con los movimientos populares de la izquierda. La referencia anterior es finalmente sólo el punto de arranque. Pedro Sánchez propone como alternativa futura la constitución de un gobierno que aglutine movimientos sociales que incluyan desde las fuerzas sindicales, hasta las plataformas antidesahucios. Nunca cita al partido de Pablo Iglesias, pero el contexto no ofrece duda del destino propuesto.

Y… un pequeño detalle como final. Pedro Sánchez reivindica que en caso de resultar ganador del proceso de primarias se garantice que no se le pueda volver a relevar de sus funciones. Con una vez fue más que suficiente.

Todo parece indicar que se avecina un enfrentamiento fratricida dentro del socialismo español. Ni es la primera vez, ni será la última, que un partido vive un proceso electoral interno. El histórico decaimiento en el que se encuentra el PSOE no ayuda a encontrar un entorno que facilite un debate constructivo y enriquecedor. Antes al contrario, se corre el peligro de vivir un enfrentamiento cruento que pudiera desembocar en una lucha de poder que debilite aún más su delicado estado. Estas primarias suponen una amenaza evidente. También podrían significar una oportunidad. La de conseguir un relanzamiento del partido tras un oscuro período lleno de desventuras e infortunios, amplificados por ambiciones personalistas y por la falta de posicionamientos ideológicos acordes con la realidad española actual.

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