Hacia el mundo sin límites

A la hora de cenar en España, Trump sirve su menú de despropósitos y brutalidad. Una explosión de barbaridades que seguimos procesando en el desayuno del día siguiente, pero no alcanzamos a asimilar antes de la siguiente ingesta forzada. Este Donald Trump 2.0, con su agente del caos Elon Musk suelto por la Casa Blanca, es una amenaza viviente al mundo que hemos conocido hasta ahora, un mundo donde tampoco hay muchos pero sí algunos límites. En su primer mandato, un lema de la resistencia era “si no estás indignado no estás prestando atención”. Siento que ahora ya no estamos ahí: “Si no estás asustado, no estás prestando atención”. 

Los europeos no estamos preparados para hacer frente a la dureza del mundo. La frase, rotunda de pura verdad, es de Josep Borrell cuando aún era Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y repetida estos días. Los europeos, de naturaleza quejumbrosa, damos por sentado todo lo que tenemos como si no fuera nada. Como si no fuera algo que la mayor parte del mundo no ha conocido nunca, tampoco ese Estados Unidos frente al que la UE se hace mucho más pequeñita de lo que es. Tengo una amiga colombiana que dice que quien puede elegir de verdad, quien no necesita el trabajo para asegurarse una gran vida, elige España. En Estados Unidos se buscan los empleos que aseguran la plata; a España, a Europa, se viene a disfrutar de todo lo que la plata no puede comprar.

La Administración más poderosa del mundo ha sido tomada por personas que han cimentado su existencia en la plata

La Administración más poderosa del mundo ha sido tomada por personas que han cimentado su existencia en la plata. Ese es el lenguaje que conocen, el único, y con esa ignorancia y desprecio se atreven a desenchufar la ayuda para los más necesitados o a hablar del pueblo palestino como si fuera una molestia para una extravagante promoción inmobiliaria. Esto es por sí solo temible, pero lo más aterrador es que su ideología de la plata está ampliamente extendida en un mundo que se precipita hacia el individualismo salvaje, hacia el sálvese quien pueda, hacia el todo vale, incluso pronunciado por boca de los que no tienen dónde agarrarse.

En la Unión Europea todavía se defienden algunos límites, menos de los que nos gustarían, y Trump y su nuevo círculo van a por ellos. Quienes dicen en España que no hay que levantar la voz para que no nos vean no entienden o no quieren asumir la naturaleza del fenómeno. En la nueva Casa Blanca les da igual, harán lo que quieran. El fiel discípulo presidente argentino, Javier Milei, va a recibir aranceles como todos los demás. Los exiliados venezolanos, que apoyaron masivamente a Trump, están viviendo la doble traición de las deportaciones y las negociaciones con Nicolás Maduro. En el lenguaje de la plata no existe el término aliado ni tampoco la palabra dada.

Borrell también ha dicho que la Unión Europea está en condiciones de resistir. Hace unos días la representación de la UE en Estados Unidos tuiteó un emoticono de carita triste, quizás su característico “condenamos rotundamente” es mucho cuando se trata de Washington. El sistema basado en reglas y límites que, imperfecto pero vital, hemos conocido dependerá de que Bruselas entienda que está en sus manos.

Más sobre este tema
stats