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EEUU, la OTAN, la UE y la seguridad internacional

Juan José Torres Núñez

"Creo que la Ciencia y la Paz pueden prevalecer sobre la Ignorancia y la Guerra, que las naciones aprenderán a comprenderse entre ellas, no para la destrucción, sino para el progreso, y que el futuro pertenece a aquellos que han hecho lo mejor por la humanidad que sufre." (Louis Pasteur).

En mi último artículo en este periódico, “La Tercera Guerra Mundial está en marcha”, analicé el discurso de Vladímir Putin del 10 de febrero de 2007 con la intención de comprender la seguridad internacional que las naciones de la Tierra necesitan. Si ahora analizamos su discurso del 24 de febrero de 2022, observamos que el leitmotiv de ambos repite constantemente las dos preocupaciones de la Federación de Rusia: la expansión de la OTAN y la seguridad que Moscú exige. Como el bloque formado por Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea solo habla de su seguridad, sin tener en cuenta la seguridad de los demás países, Rusia se ha visto obligada a intervenir en el conflicto de Ucrania, que hace años EEUU ha estado alimentando en la frontera de Rusia con el propósito de aislarla, cercarla, dividirla y explotar sus riquezas. En el 2007, el mandatario ruso ya lo advirtió, pero Rusia carecía de los recursos económicos y militares. Hoy la situación del país es diferente y por eso ha intervenido para frenar la expansión de la OTAN, la causante de esta maldita guerra que se podía haber evitado, si se hubieran implementado los acuerdos de Minsk. Pero el bloque de Occidente engañó a Rusia para que Ucrania preparara la guerra. Esto ya está demostrado. El nieto de De Gaulle, Pierre de Gaulle, ha manifestado que “los que han provocado la guerra son los americanos y la OTAN”. Y también ha citado las palabras de Angela Merkel en el periódico Die Zeit del 7 de diciembre de 2022, en donde dijo que “nunca intentó implementar los acuerdos de Minsk para garantizar la seguridad de la población rusa del Donbás”. Merkel permitió “preparar las bases de este conflicto”.

Hace años que EEUU quería destruir a Rusia para mantener la hegemonía y el “orden basado en reglas”. Ya el 5 de marzo de 1946, Winston Churchill dio un discurso en la ciudad norteamericana de Fulton, en donde señaló la importancia de una “alianza fraternal de los pueblos de habla inglesa”. Y puntualizó “la necesidad de una relación especial entre el Imperio británico y Estados Unidos”, convencido de que “al final [EEUU] tendría que enfrentarse a la Unión Soviética”. Esta teoría anglosajona, con la pérfida Inglaterra dominando al resto del mundo, solo puede llevarnos a una guerra mundial. Hoy esta teoría ha dividido el mundo con el eje angloamericano de Occidente y el eje del mal formado por Rusia. Así se ha constituido el bloque militar de EEUU, la OTAN y la UE para una confrontación con Rusia y después, o quizá a la vez, con China, para mantener un mundo unipolar con un orden basado en reglas, bajo la hegemonía de Estados Unidos.

Los líderes de Europa nos han machacado con la necesidad de mantener a toda costa ese “orden” que se creó en 1949 y hoy acusa a Rusia de querer destruirlo. Pero no nos han explicado las reglas de ese orden. Según ellos, se trata de un mundo regido por tres aspectos fundamentales: la libertad de expresión, la democracia liberal y los derechos humanos, dentro de un “mercado económico libre” y un “mercado de ideas libre”. Estos valores de Occidente sirven para mantener a raya a los gobiernos autoritarios y autocráticos. No sorprende, pues, que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, pida a China que interceda en el conflicto de Ucrania “para que Rusia vuelva a la razón”, y que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acuse a China de “buscar un orden mundial alternativo”, para imponer su “dominio”, mediante “la desinformación”. Aquí tenemos que preguntarnos sobre qué razón habla Macron y de qué alternativa habla von der Leyen. Quien sí lo expresa claro es Robert F. Kennedy Jr., que quiere entrar en la carrera por la candidatura Demócrata a la presidencia de EEUU, cuando escribe en un tuit del 1 de abril que “Los proyectos de los neoconservadores en Iraq y en Ucrania han hecho (…) un hazmerreír del poder militar de EEUU y la autoridad moral, han impulsado la alianza invencible de China y Rusia, destruido el dólar como moneda global, causado millones de muertes y no han hecho nada para avanzar la democracia o ganar amistades o influencia”.   

No nos aclaran que los valores de Occidente basados en el “orden” del bloque militar de EEUU, la OTAN y la UE representan el mantenimiento de un sistema económico neoliberal que no es, como ha señalado el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, “un mundo occidental excepcional”, con una Europa que es “un jardín de flores” y “el resto del mundo una jungla”. Se trata, pues, de un mundo que produce mucha riqueza para una minoría y mucha pobreza para la gran mayoría. Occidente defiende una economía de casino dirigida por el gran capital que quiere acabar con las conquistas laborales de los trabajadores, conseguidas a fuerza de mucho sacrificio y lucha durante muchos años. Esta es la “razón” de las huelgas de Francia, que Macron quiere paralizar con la ayuda de la patronal y los garrotazos de la policía. Habría que preguntarle al Sr. Borrell si en el “jardín” francés crecen las “flores”. Este sistema, patrocinado y defendido por Estados Unidos, fomenta las guerras permanentes y la injusticia, además de la confrontación con Rusia y China para mantener su hegemonía. Estas son las reglas del sistema neoliberal, belicista y agresivo, que ya no puede funcionar en un nuevo orden multipolar que busca la paz, la cooperación, el desarrollo y el fin de las guerras, pues este fin solo se puede conseguir en las mesas de negociaciones y no en los campos de batalla, llenos de odio y muerte.

En el discurso del 24 de febrero de 2022, Putin empieza con las amenazas y preocupaciones de su país, que ya señaló en su discurso anterior del 21 de febrero de 2022, al referirse a “la expansión de la OTAN hacia el este, que acerca cada vez más su infraestructura militar a las fronteras de Rusia”. Destaca que en los últimos 30 años, ellos han “estado tratando pacientemente de llegar a un acuerdo con los principales países de la OTAN sobre los principios de seguridad”. Y añade: “La OTAN continuó expandiéndose a pesar de nuestras protestas”. Formula una pregunta: “¿Cuál es la explicación de esta actitud despreciativa y desdeñosa de nuestros intereses y demandas, absolutamente legítimas?” Por esta razón critica a los aliados europeos, “por no tener la fuerza de principios o la fibra moral para enfrentarse a EEUU”. Para el mandatario ruso parece que “EEUU impone su ley y orden”, con unos medios de comunicación que “han creado un verdadero “imperio de mentiras”, de tal forma que todo el bloque militar de Occidente representa “el imperio de la mentira”.

Según Putin, la política de EEUU y sus aliados “no es solo una amenaza muy real para nuestros intereses, sino también para la existencia misma de nuestro Estado y soberanía”. En el discurso explica que no entra en su plan "ocupar el territorio ucraniano. (…) El objetivo de la operación militar especial [ha sido] para proteger a las personas que desde hace 8 años se enfrentan a la humillación y al genocidio perpetrado por el régimen de Kiev”. Los medios de comunicación corporativos nunca hablan de estos crímenes. Y dirigiéndose a los ciudadanos de Ucrania, subraya: “En 2014 [EEUU puso en el poder a un grupo de neonazis con un golpe de Estado preparado y sufragado por la administración Obama], Rusia se vio obligada a proteger a la gente de Crimea y Sebastopol, que optaron [con un referéndum] por permanecer en su patria, Rusia, y esos mismos que perpetraron el golpe de Estado, han tomado a Ucrania como rehén y están [usándola] contra nuestro país y nuestra gente”. Y terminó su discurso dirigiéndose al personal de las fuerzas armadas de Ucrania: “Camaradas oficiales, sus padres, abuelos y bisabuelos no lucharon contra los ocupantes nazis y no defendieron nuestra patria común para permitir que los neonazis de hoy tomaran el poder de Ucrania. (…) Toda la  responsabilidad por el (…) derramamiento de sangre recaerá total y completamente en el régimen gobernante en Ucrania”.  

Putin puntualiza en el documento que “la mayor parte de la humanidad está interesada en tener unas relaciones constructivas con Rusia y fortalecer su posición en la arena internacional como una potencia influyente

La situación actual con el bloque occidental, comandado por EEUU, enviando armas letales a Ucrania y sin ningún deseo de negociar el fin de la guerra, ha obligado a Moscú a actuar con el Decreto 229 de Putin, el 31 de marzo de 2023, para trabajar en el futuro los “asuntos internacionales” del país. Desde el principio, el mandatario ruso deja claro que “En la planificación a largo plazo (…), es importante (…) fortalecer la soberanía de Rusia (…) y formar un orden mundial más justo y multipolar”. La teniente coronel retirada de la Fuerza Aérea estadounidense Karen Kwiatkowski ha manifestado que su país “no ha sabido adaptarse a un nuevo orden mundial, que ya no es unipolar”. Y en la cumbre de Vladímir Putin y Xi Xinping, el 20 de marzo, un diplomático chino declaró que las relaciones ruso-chinas son “la garantía de un orden mundial estable, justo y equilibrado”. El mandatario ruso informó que se trata de “una cumbre histórica para un mundo multipolar” y que los dos países “están decididos a continuar la cooperación estrecha con respecto a la cooperación regional y global”, en el marco de la “Iniciativa para la Seguridad Global” y trabajar para “proteger la paz y la seguridad en todo el mundo.

En el Decreto, Putin resaltó que “Rusia no se considera enemiga de Occidente”, pero sin embargo, “EEUU y sus satélites [han desatado] una guerra híbrida contra Rusia”. Esta conducta inaceptable ha hecho que Moscú considere “la política de EEUU como la amenaza principal para la seguridad nacional y global”, y priorice “el fortalecimiento de las relaciones con China y la India”. En un punto clave del documento leemos que “Rusia tiene la intención de centrarse en garantizar la estabilidad estratégica, eliminar las condiciones previas para que estalle una guerra mundial, los riesgos del uso del armamento nuclear y otros tipos de armas de destrucción masiva”. Sobre esta cuestión, Helga Zepp- LaRouche, fundadora del Instituto Schiller, en su constancia y su denuedo para acabar con el peligro de una guerra nuclear, ha declarado que “Rusia dará prioridad a la formación de una arquitectura renovada de la seguridad nacional”. Y Putin puntualiza en el documento que “la mayor parte de la humanidad está interesada en tener unas relaciones constructivas con Rusia y fortalecer su posición en la arena internacional como una potencia influyente, que hace una contribución decisiva a la seguridad global y al desarrollo pacífico de los Estados”.

Como sostiene la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, “la OTAN hace todo lo posible para que el mundo sea más peligroso y amenaza la seguridad nacional de Rusia”, comentó refiriéndose a la reunión del Consejo del Atlántico Norte, el 4 y 5 de abril, con motivo del 74 aniversario del bloque. Según ella, “los aliados de la OTAN tienen un historial de crímenes con Estados reducidos a escombros, crímenes de guerra impunes, infraestructuras destruidas y civiles asesinados. Yugoslavia, Iraq, Afganistán, Libia. ¿Quién será el siguiente?”, preguntó la diplomática. Y advirtió que la Alianza Atlántica se está moviendo “más allá de su ámbito tradicional (…) [con la OTAN Global], recrudece el conflicto en torno a Ucrania, ataca a China, coquetea con Japón y Corea del Sur y trama planes para militarizar el Ártico”. Como ha subrayado el Instituto Schiller, “esta es una guerra para ver qué paradigma prevalecerá, el orden basado en reglas o un sistema nuevo de paz y desarrollo para la humanidad”.

Igual que María Zajárova ha sentenciado que “la seguridad y la OTAN son incompatibles”, y que “a sus 74 años es hora de que el bloque se retire”, también dos gemelas activistas del Instituto Schiller, una enfermera y otra abogada, participaron en la manifestación del domingo 1 de abril, el Día Internacional de la Mujer, repartiendo octavillas en las que invitaban a la gente con “Únete a la Alternativa de la Mayoría Global Multipolar”, y llevaban pancartas escritas a mano en las que se leía: “Paremos la guerra. No más armas a Ucrania”; “La OTAN: la Organización del Poder Financiero Internacional”; y “¡Abajo la OTAN = Muerte!”

Este bello cuadro de mujeres luchando por la seguridad internacional resulta inspirativo.

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Juan José Torres Núñez es escritor y socio de infoLibre.

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