Hace unos días, saltó a los medios de comunicación la imagen del alcalde de Vita cantando y jaleando a los allí congregados a que lo hicieran con él, una canción que celebraba la agresión sexual a una niña perdida en el escenario de un bosque, según rezaba la letra de la misma. Lo hizo en el contexto de las fiestas del pueblo en el que ganó las últimas elecciones municipales con el sello del PP, partido que a raíz del escándalo mediático causado, acabó expulsándolo de su grupo municipal.
El edil afirmó en su defensa que dicha canción se había cantado tradicionalmente en Vita: "Me he criado en ella". Es en esta última frase donde las abajo firmantes queremos poner el foco de atención porque, efectivamente, los habitantes de Vita se criaron con ella, pero también los de Cervera del Pisuerga, y con otras letras humillantes lo hicieron los quintos de Orgaz y los de otros muchos pueblos de la geografía española. Con ellas se criaron también nuestros abuelos y abuelas y fue esa crianza, entre canciones humillantes, la que contribuyó a que muchos vecinos y vecinas se partieran de la risa cuando sus paisanas represaliadas desfilaban rapadas bajo los efectos del aceite de ricino, y entonces, como ahora, también sonaba la banda de música y también se jaleaba a los allí presentes para que las humillaran y las insultaran, porque, como afirma el alcalde de Vita, la banalización de las agresiones sexuales ha formado parte de la cultura festiva y patriarcal en la que nos hemos criado.
La banalización de las agresiones sexuales ha formado parte de la cultura festiva y patriarcal en la que nos hemos criado
Definía Gl. Geertz la cultura como "un sistema de concepciones expresadas de forma simbólica por medio de las cuales la gente se comunica, perpetúa y desarrolla su conocimiento sobre las actitudes hacia la vida". Estas actitudes a las que se refiere Geertz se han ido tejiendo a través de la misoginia y la violencia hacia las mujeres que forma parte de las dimensiones simbólicas del patriarcado en las que generaciones de hombres y mujeres se han criado, y ello ha venido siendo así desde los mitos fundacionales hasta nuestros días.
En este punto, cabe reparar en el hecho de que, entre otros, también el presidente de los obispos, Luis Argüello, ha justificado la canción: "le bajé las braguitas" o "la llevé a mi camita" pidiendo que se tuviera en cuenta que se trataba de una fiesta popular y que se cantaba a altas horas de la madrugada y después de haber bebido. Luis Argüello es un hombre muy comprensivo con los asuntos referidos a la pederastia, recordemos cuando respondió al asunto de los abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia con un lacónico: "Son pequeños casos. Seguramente que no pasan de mil".
Es preciso, por todo lo expuesto, devolver a las tradiciones una dimensión ética y moral eliminando la devaluación de lo femenino y dejando de banalizar y de hacernos cómplices con aquellos contenidos que justifican la pedofilia y la humillación a las mujeres desde la falsa inocencia que se atribuye a las tradiciones propias.
En este sentido, la reflexión que pedimos debería incorporar una mirada crítica y feminista en torno a los mecanismos de poder implicados en estos relatos y en su influencia directa y silenciosa en las identidades y relaciones de género actuales.
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Firmantes:
Irene Abad (Universidad de Zaragoza) es autora del proyecto Vigiladas. Mecanismos de represión femenina durante el franquismo.
Ana Aguado Higón es catedrática en la Universidad de Valencia. Forma parte del Institut Universitari d'Estudis de la Dona.
Encarnación Barranquero (Universidad de Málaga) es autora de Málaga entre la guerra y la posguerra.
Francie Cate-Arres forma parte de la Asociación Hispánica de Humanidades. The College of William & Mary ( Williamsburg, Virginia). Autora de De puertas para dentro es donde había que llorar. El duelo, la resistencia simbólica y los testimonios en la represión franquista en: Journal of Spanish Cultural Studies.
Carmen Cortés Zaborras (Universidad de Málaga) es filóloga.
Melanie Ibañez Domingo (Universidad de Valencia) es historiadora.
Candela Chaves (UEX) es autora de Los reclusos de Franco. El sistema penitenciario y concentracionario franquista en la provincia de Cáceres (1936-1950).
Ángeles Egido León (UNED) es catedrática de Historia Contemporánea.
María del Carmen López Avilés es historiadora.
Sescún Marías Cadenas (Universidad de Zaragoza) es autora del proyecto Vigiladas: Mecanismos de represión femenina durante el franquismo.
María Dolores Martín-Consuegra Martín-Fontecha es Doctora en antropología y Codirectora del documental Sacar a la luz. La memoria de las rapadas.
Cándida Martínez López es catedrática de Universidad. (UGR)
Teresa María Ortega López es catedrática de Universidad. (UGR) Grupo MEDEA
Raquel Osborne (UNED) (ed.), Mujeres bajo sospecha: memoria y sexualidad 1930-1980). Fundamentos 5a edición.
Lucía Prieto Borrego (Universidad de Málaga) es historiadora.
Pura Sánchez es autora de Individuas de dudosa moral.
Art al Quadrat son creadoras duales feministas y codirectoras del documental Sacar a la luz. La memoria de las rapadas.
Mujeres Memoria y Justicia.
Asociación Feminista Herencia de Mujeres.
Asociación Feministas de Pueblo.
Asociación Feminista Siempre Viva.
Asociación Feminista Miradas Violetas
Colectivo Feminista Hartikas.
Colectivo Aurora canta el rosario.
Mujeres Feministas de Huesca.
Plataforma 8M.
Asociación Nosotras Pensando, Creando y Divulgando.
Asociación Feminista Tejiendo Cambios por la Igualdad.
Hace unos días, saltó a los medios de comunicación la imagen del alcalde de Vita cantando y jaleando a los allí congregados a que lo hicieran con él, una canción que celebraba la agresión sexual a una niña perdida en el escenario de un bosque, según rezaba la letra de la misma. Lo hizo en el contexto de las fiestas del pueblo en el que ganó las últimas elecciones municipales con el sello del PP, partido que a raíz del escándalo mediático causado, acabó expulsándolo de su grupo municipal.