La educación temprana representa una de las asignaturas pendientes de la educación española. Alcanzamos en poco tiempo la casi plena escolarización entre 3 y 6 años. También se han producido avances recientes entre 0 y 3 años. Incluso en esta primera etapa nos situamos hoy en niveles de matriculación por encima de la UE.
Aquí acaban las buenas noticias. La extensión de la Educación Infantil entre 0 y 3 años (a partir de ahora EI03) es muy desigual entre comunidades autónomas y entre clases sociales. El nivel de gasto privado de las familias en este ciclo es muy elevado. La disparidad en el precio de los mismos servicios entre comunidades autónomas puede llegar a ser enorme: de menos de 90 a más de 300 euros. La escolarización temprana suele llegar demasiado tarde, entre los 2 y los 3 años, sobre todo para el colectivo que antes y más la necesita: la infancia más vulnerable que vive bajo situaciones de pobreza. La gran matriculación se da entre menores de los hogares que reúnen mayores rentas y niveles educativos.
La EI03 ha sido frecuentemente tratada como el patito feo del sistema educativo. El mal financiado y de corto recorrido “Plan Educa3” de Zapatero fue de los primeros suprimidos con la crisis y sus recortes. Wert lo despreciaba: “no es educación, es conciliación”. Los desiguales logros registrados en tasas de escolarización en EI03 no han sido por lo general producto de políticas públicas planificadas, sostenidas y equitativas, sino la consecuencia de los imperativos crecientes de conciliación de muchas familias.
Junto a la falta de oferta en zonas poco rentables, muchas familias experimentan desajustes entre permisos parentales, jornadas laborales y escuelas infantiles
Muchas más son las familias que se autoexcluyen de la EI03 por motivos económicos. Simplemente carecen de incentivos salariales para pagar el precio de estos servicios. Como ha sucedido con el Ingreso Mínimo Vital, los ingresos pasados que se cuentan para otorgar ayudas y bonificaciones en EI03, cuando las hay, muchas veces no se corresponden con las peores situaciones económicas que atraviesan los hogares en el justo momento de afrontar la escolarización temprana. Todo ello redunda casi siempre en sacrificios laborales de las mujeres. En desigualdades de género donde priman los condicionantes de clase por encima de los intereses de género. Estos suelen poder defenderse y aplicarse mejor por parte de las mujeres que alcanzan posiciones de clase media profesional para poder permitirse, también, juzgar a las demás como reproductoras alienadas de opciones de maternidad tradicionales.
El de la educación es un terreno abonado para altas expectativas, grandes frustraciones y continuas promesas rotas. Parece, no obstante, que gracias también a los fondos “Next Generation” europeos algo empieza a moverse en la EI03 española. Experimentamos, incluso entre partidos políticos, un relativo consenso en torno a esta etapa y la necesidad de extenderla. Aunque hasta Vox participa, en el consenso influye la acumulación de evidencias científicas sobre el beneficioso impacto pedagógico y hasta económico de la EI03. Quizás de manera algo exagerada, en las universidades hemos convertido esta etapa en una nueva antesala de salvación social mediante lo escolar cuyo alcance iría mucho más allá de estrategias económicas familiares de conciliación y custodia. Sería una etapa de educabilidad con entidad propia, clave para anticiparnos a los costes sociales y económicos del fracaso escolar. Para hacer frente a los efectos de la pobreza infantil que crece en España.
Para intentar ser justos, cabe señalar que el citado consenso interpartidista sobre la educación infantil no es flor de un día a la espera de ser regada con dinero del norte europeo. La “extensión de la gratuidad de 0 a 3 años" figura en el programa de la derecha y de la izquierda. Más allá de lo programado, ubicados en el más gris terreno de los hechos, los dos grandes partidos que se han repartido casi toda la gestión de la educación reúnen un modelo bastante homologable: contradicen ambos sus programas. Coinciden, pero en sus políticas autonómicas de expansión del sector privado en detrimento de la potenciación de la red pública. El aumento de la demanda ciudadana en EI-03 se ha gestionado de forma que, actualmente, la mayor parte de las escuelas infantiles españolas son privadas, si bien hay autonomías como Euskadi y Catalunya con redes públicas más extendidas.
El nada desdeñable caso de Andalucía, con la mayor población entre 0 y 3 años, representa un ejemplo extendido de creación, consolidación y naturalización ideológica de un modelo ampliamente privatizado de EI03 basado en bonificaciones a parte de las familias de menos ingresos, así como en la regulación de los precios que cobran las escuelas infantiles privadas adheridas a conciertos con la Consejería de Educación, la gran mayoría (Río, Martín y Ortega, 2022). Por mucha regulación de precios que exista, esta política de EI03 deja fuera por motivos económicos a buena parte de la población que la necesitaría, como ha reconocido la propia Viceconsejera de Educación de Andalucía recientemente. El modelo que ella defiende y se mantiene en esta tierra, gobernada últimamente por las derechas, es exactamente el heredado de anteriores gobiernos, de distinto signo político, que hoy desde la oposición denuncian el que fue también su “sistema privatizador”.
En realidad la historia reciente de la EI03 en casi el conjunto de España es la de una oportunidad perdida de crecer; pero a través de la potenciación de una red pública de plazas. Por el contrario se optó por externalizar la necesidad social hacia centros privados y abaratar los costes de las promesas electorales de creación de plazas. Hasta escuelas infantiles municipales un día construidas con sus impuestos pasaron a manos privadas.
Las generalizaciones son odiosas, pero buena parte de estas escuelas infantiles privadas concertadas sencillamente no pueden alcanzar a ofrecer servicios homologables a los que reúnen la mayoría de las públicas. Esto último que tanto rechaza y molesta bien que lo sabe el sector privado de la EI03 cuando reclama mayor financiación pública para sostener los centros. En Andalucía de hecho Patronal, Consejería y Defensor del Pueblo coinciden en que el gasto de una plaza pública es tres veces superior al de una privada. En esa diferencia de coste encontrarán la diferencia de servicio entre una cocinera a pie de centro público y un catering distribuido y recogido por las propias maestras peor remuneradas, y con menos personal de apoyo, de una pequeña escuela privada concertada.
Las externalizaciones y privatizaciones educativas generalmente se sostienen sobre la precariedad. La EI03 española es un botón de muestra más de la ineficacia e ineficiencia a la larga de ahorrar en gasto público educativo, así como de los efectos perversos de la mercantilización educativa. El sector de la EI03, en su mayoría privado concertado, experimenta de hecho actualmente una severa crisis económica por dos causas. Primera: la insuficiencia de las cuantías inyectadas por las administraciones. Esto promueve que muchas veces los servicios se centren más en cumplir mínimos asistenciales en detrimento de la eficacia y calidad de la acción pedagógica. Segunda: el descenso acumulado de la natalidad acentuado con la Covid-19. Casi un 30% de plazas ofertadas que se habían multiplicado quedan ya desocupadas en Andalucía, por ejemplo.
En estas malas condiciones aflora, al menos para la EI03 privada, una nueva amenaza. Los fondos europeos prevén la creación de más de 50.000 plazas en el ciclo en los próximos años, pero solo públicas. El sector privado ya en crisis protesta y tiembla. Reclama también las ayudas europeas, pero para intentar en su caso contener la nueva oferta pública y fortalecer su cada vez más frágil modelo de negocio recibiendo más financiación por el alumnado bonificado.
La EI03 se expone por tanto a grandes desafíos a partir de un escenario de debilidades acumuladas. Para mejorar no bastará con avanzar hacia la universalización y la gratuidad del ciclo. Tras los avances alcanzados en niveles de matriculación general, desigualmente repartida entre grupos sociales, llega el momento de las condiciones de escolarización: de mejorar la calidad del sistema. De poco sirve a los menores más vulnerables y a los intereses generales del país una EI03 masiva, pero con escasa eficacia pedagógica. Es el momento de los proyectos educativos localizados. El tiempo de reunir tiempo laboral dentro de los centros para la coordinación pedagógica, también llamativamente ausente entre el primer y segundo ciclo de infantil, algo que pretende potenciar la LOMLOE. Nueva Ley en la que, no obstante, ya se nota la ausencia de la promoción y protección de las escuelas infantiles integrales entre 0 y 6 años donde se registran experiencias internacionales y locales de éxito que, pese a ello, estos días son desmanteladas por Ayuso en Madrid.
Pese a los deseos de gratuidad de la EI03 que suelen expresarse convendría también plantearse una cuestión, casi siempre obviada en las políticas sociales poco redistributivas de este país: si la gratuidad debe incluso extenderse hasta los hogares de mayores rentas salariales a quienes más compensa, al menos económicamente, este servicio y cualquier otro de externalización del cuidado infantil.
Por último, y aunque se defienda la educación pública, a estas alturas de privatizaciones deben evaluarse las consecuencias de dejar caer frente a reflotar a muchas escuelas infantiles privadas en crisis. Estos centros absorben hoy decenas de miles de empleos feminizados y muchas inversiones, deudas, sueños y desvelos de mujeres maestras transformadas en empresarias en su momento utilizadas para “montar centros aquí y allí” y hoy “ahogadas” económicamente. Este sector experimenta, como nunca, los efectos perversos de la llamada ley de la oferta y la demanda, así como la fragilidad de un modelo de negocio con servicios esenciales para el futuro de un país de cuya prestación y responsabilidad nunca debió dimitir el Estado. A quien costará enormemente, de ir esta vez en serio, revertir procesos de privatización educativa.
Manuel Ángel Río Ruiz es profesor de Sociología de la Educación en la Universidad de Sevilla.
La educación temprana representa una de las asignaturas pendientes de la educación española. Alcanzamos en poco tiempo la casi plena escolarización entre 3 y 6 años. También se han producido avances recientes entre 0 y 3 años. Incluso en esta primera etapa nos situamos hoy en niveles de matriculación por encima de la UE.