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Sáhara versus Cataluña

La Asamblea General de la ONU, en la Resolución número 2711 de 14 de diciembre de 1970, acordó reafirmar “el derecho inalienable del pueblo del Sáhara a la libre determinación”. El Gobierno franquista en principio se negó a cumplir la Resolución pero ante la presión internacional no tuvo más remedio que aceptarla cuatro años más tarde, en 1974, y comenzó a preparar un referéndum de autodeterminación.

Marruecos vio que si se celebraba un referéndum en el Sáhara Occidental se dificultaría su expansión hacia el sur al proclamar los saharauis la independencia. El rey de Marruecos Hassan II decidió anticiparse a los acontecimientos y, con la connivencia de Francia y EEUU, organizó la famosa Marcha Verde para invadir “pacíficamente” el territorio bajo la protección del Ejército alauita.

Los primeros marroquíes penetraron en la provincia española del Sáhara, el 6 de noviembre de 1975. Ante el avance marroquí, el Ejército español comenzó a retroceder. El Gobierno franquista, poco proclive a celebrar un referéndum, utilizó la Marcha Verde como disculpa para abandonar el territorio. La rendición se materializó el 14 de noviembre de 1975 con la firma en Madrid del Acuerdo Tripartito, consistente en entregar la parte norte del Sáhara a Marruecos y el sur a Mauritania, consumando así la violación de la legalidad internacional. La ONU no dio validez al Acuerdo Tripartito y el Sáhara Occidental sigue figurando en la lista de la ONU como el único territorio español pendiente de descolonizar.

Tras la salida del Ejército español, los militares marroquíes por el norte y los mauritanos por el sur comenzaron a invadir el territorio. Los saharauis huyeron despavoridos hacia Argelia acosados por ambos ejércitos. Los F-5 marroquíes lanzaron napalm sobre la población saharaui que huía desde Tifariti hacia la frontera argelina. El 18 de febrero de 1976, la aviación marroquí bombardeo durante 48 horas a la población que se había refugiado en Um Dreiga. Marruecos tendrá que responder ante el Tribunal de la Haya por esos crímenes contra la humanidad.

Un ejemplo del terror sufrido por la población saharaui tras la huida del Ejército español fue lo que le sucedió al escritor saharaui Bahia Mahmud Awah, que teniendo quince años de edad recorrió más de mil kilómetros de desierto huyendo de los invasores. Bahia estuvo varios años sin tener noticias de su familia.

Afortunadamente, el éxodo saharaui se produjo en invierno pues de haber sido verano, con 50 grados de temperatura, muy pocos habrían conseguido alcanzar la frontera argelina.

En esa época, la situación del Ejército español en el Sáhara era estrambótica, los franquistas habían cometido la torpeza de enviar al Sáhara, como castigo, a los obreros y estudiantes con antecedentes políticos, con lo cual había compañías donde la práctica totalidad de los soldados eran comunistas del PCE, trotskistas de la LCR, anarquistas de la CNT, estalinistas… Eso sucedió entre otras unidades en el Batallón de Cabrerizas que había sido trasladado de Melilla al Sáhara tras la guerra de Ifni. En 1975, este batallón antifranquista estaba estacionado a unos 30 kilómetros al norte de El Aaiún.

A esas alturas de la Transición, a los dirigentes de la oposición al franquismo les daba igual lo que sucediera en el Ejército, ya habían aceptado dejar a sus muertos y a sus principios democráticos enterrados en las cunetas. Era vox populi que el Ejército español del Sáhara se podía convertir en un polvorín contra la dictadura pero ningún partido de la oposición estaba ya interesado en la ruptura con el franquismo, todos apostaban por la reforma de la dictadura. En esas fechas los dirigentes de la oposición ya soñaban con las concejalías de urbanismo y estaban aceptando lo inaceptable, en sus negociaciones con los franquistas.

Pero no nos vayamos por las ramas, lo peor de lo sucedido en el Sáhara fue la ocupación militar del territorio que dio lugar a una guerra del Frente Polisario contra Marruecos y Mauritania. Esta última fue derrotada por el Polisario en 1979 y abandonó el sur del Sáhara, circunstancia que fue aprovechada por Marruecos para invadir la totalidad de la excolonia española.

Si ya el Acuerdo Tripartito de Madrid violó el derecho internacional, la ocupación militar del sur del Sáhara  careció de toda apariencia de legalidad. La guerra duró hasta que el Polisario y Marruecos firmaron un alto el fuego provisional el 6 de septiembre de 1991, desde entonces estamos a la espera de que se celebre el referéndum de autodeterminación.

Refugiados en el desierto desde 1976

La tragedia saharaui, más que una cuestión de identidad nacional, es un problema humanitario, gran parte de la población permanece refugiada en el desierto argelino desde la huida del Ejército español en 1976. Viven en unas condiciones extremas, refugiados en jaimas o en casas de adobe, sin los servicios esenciales, subsistiendo gracias a la ayuda internacional. Al margen de las ideas políticas, ningún ser humano con un mínimo de sensibilidad puede negar a este pueblo el derecho a la libre determinación.

Numerosas sentencias de los diferentes tribunales internacionales han dado la razón a los saharauis, como las del Tribunal de Justicia de la UE de 21 de diciembre de 2016 y la última, dada a conocer el 27 de febrero de 2018, que reconoce que el Sáhara Occidental es de los saharauis, no pertenece a Marruecos, y que por tanto los invasores no tienen derecho a explotar sus recursos pesqueros.

En tiempos de Franco, el Sáhara era una provincia española como puede serlo ahora Lérida, pero ambas provincias tienen poco en común. Entre las múltiples diferencias está que el derecho de autodeterminación del Sáhara está reconocido por casi todos los países del mundo y a Cataluña no se lo reconoce absolutamente nadie, salvo algunos partidos nacionalistas, y por tanto conservadores, aunque algunos no lo quieran reconocer e incluso se consideren erróneamente progresistas siendo el nacionalismo el movimiento retrógrado por antonomasia.

Mientras el Derecho Internacional avala al pueblo saharaui, los dirigentes secesionistas catalanes no cesan de “amenazar” con llevar sus reclamaciones a la ONU y a Estrasburgo. Llevamos años esperando ansiosos a que lo hagan de una vez, a ver qué resultados obtienen. Para recurrir ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos no hace falta abogado ni procurador, una vez agotadas las reclamaciones nacionales basta con descargarse un formulario de Internet, rellenarlo y mandarlo por correo a Estrasburgo. Si verdaderamente piensan que se están vulnerando sus derechos en España que acudan a la justicia internacional, como hacemos el resto de ciudadanos, y dejen de dar la matraca. Es tal la reiteración de las mismas consignas que a Puigdemont le llaman el Gasolino, porque Campsa.

Otra diferencia importante entre Cataluña y el Sáhara es la postura de Marruecos, que obviamente es el principal opositor a la independencia del Sáhara y sin embargo es el país más interesado en la secesión de Cataluña.

El modelo del ciudadano de uniforme

El apoyo de Marruecos a los separatistas catalanes viene de antiguo, comenzó cuando la opción independentista empezó a cobrar fuerza. Marruecos vio entonces una posibilidad de debilitar a España fomentando el separatismo en Cataluña y puso a sus servicios de información a trabajar a favor de la independencia. Colocaron al frente de la Fundació Nous Catalans y de la Unión de Centros Culturales Islámicos de Catalunya a Noureddine Ziani, agente de los servicios secretos marroquíes que mientras defendía la independencia de Cataluña, hacía campaña pública a favor de la ocupación militar del Sáhara por parte de Marruecos. Cuando Noureddine Ziani fue expulsado de España, el Govern puso el grito en el cielo. Les habían dejado sin patrocinador.

Muchos se preguntan por la procedencia de los ingentes medios económicos que se están gastando en el procés. Marruecos es el primer candidato a ser una de las principales fuentes de ingreso de los secesionistas, así se explicaría que el Parlamento de Cataluña, en sesión del 10 de julio de 2014, votara en contra de reconocer el derecho de autodeterminación al pueblo saharaui. Ese dislate lo acordó el Parlament no por falta de humanidad, lo que sería un acto deleznable imposible de justificar, sino por puro interés, para halagar a su benefactor: Marruecos.

Los nacionalismos y las religiones han sido los causantes de las mayores desgracias que ha padecido la humanidad y en Cataluña se mezclan ambas patologías. Que Dios nos de paciencia.

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