El intento de manipular los hechos relacionados con los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004 se produjo en dos fases. La primera, impulsada por la necesidad del Gobierno del PP de adaptar la narrativa a los contenidos que creía que mejor servían a sus intereses electorales, trató de atribuir a ETA los atentados. La segunda, mucho más compleja, intentó de manera sistemática poner en duda la investigación policial y judicial e incluso la sentencia en un intento de desacreditar la legitimidad del resultado de las elecciones generales. Por el camino perdieron la vida 192 personas —a las que hubo que sumar posteriormente la de un policía— y casi 2.000 resultaron heridas.
Aquella tergiversación intencionada de las causas y las circunstancias en las que tuvieron lugar los peores atentados de la historia de España, la que tuvo lugar entre el 11 y el 14 de marzo y la que se desarrolló a lo largo de los años siguientes, tiene protagonistas. Fueron personas, políticos y periodistas, con nombres y apellidos. Muchos de ellos siguen en activo y conservan cuotas de influencia social, politiva y económica elevadas y no han pagado precio alguno por lo ocurrido. Estos son los principales.
José María Aznar
Como presidente lideró el intento del Gobierno de atribuir a ETA los atentados desafiando no sólo los indicios sino también las informaciones que le suministraban, desde bien temprano, las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia de España y de otros países. Su excusa, que mantiene a día de hoy, es que tenía sentido pensar en la banda terrorista vasca porque durante décadas había sido el principal grupo violento en nuestro país.
A pesar de las evidencias, nunca ha admitido que su Gobierno mintiese a los españoles en aquellos días. Tampoco se ha disculpado. Desde su posición de expresidente, contribuyó a la teoría de la conspiración insinuando que el origen del atrentado, atribuido a Al Qaeda, había que buscarlo en España y no en el yihadismo: “Los que idearon estos atentados yo creo que no están ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas”, declaró ante la comisión de investigación del Congreso sobre los atentados en el año 2007. El objetivo del 11M era “cambiar el curso histórico de España”, dijo. Preguntado por si consideraba que detrás de las bombas podía haber algo más que el terrorismo islamista, respondió alentando la teoría de la conspiración: “Sus conexiones tarde o temprano se sabrán, si es que las hay”.
Aznar preside en la actualidad la Fundación FAES, desde la que impulsa una intensa actividad contra el Gobierno de Pedro Sánchez y contribuye a la formación de la agenda política del Partido Popular, pero también de Vox. A él se le atribuye le origen de la extrema movilización de la derecha política, judicial, mediática y económica después de que Alberto Núñez Feijóo fuese incapaz de formar una mayoría en el Congreso: “El que pueda hacer, que haga, el que pueda aportar, que aporte, el que se pueda mover, que se mueva”, exhortó el pasado noviembre.
Ángel Acebes
Era el ministro del Interior cuando se cometieron los atentados. Hasta el último momento defendió, antes de las elecciones, la autoría de ETA. Primero sin ningún género de dudas, y al final, cuando las evidencias de que se trataba de un atentado yihadista se acumulaban, como la línea de investigación principal. Años después declaró que “el PP nunca ha sido responsable ni ha mantenido la teoría de la conspiración”.
Aquel intento de manipulación, desafiando la información que le suministraban las fuerzas de seguridad, no le supuso ningún coste político. Después de aquello fue secretario general del Partido Popular con Mariano Rajoy entre los años 2004 y 2008 (el numero dos del partido) y diputado en el Congreso hasta 2011, siete años después del 11M.
Desde entonces, ha desarrollado una próspera carrera en el sector privado, primero de la mano de Rodrigo Rato en la matriz de Bankia y después en Iberdrola. En 2011 fundó, con el también exministro José María Michavila, el bufete MA Abogados, especializado en el asesoramiento jurídico de medianas y grandes empresas. A través de esta firma ha ayudado a compañías del sector energético, tecnológico, logístico, industrial y de seguros utilizando para ello al amplio conocimiento acumulado durante sus años en las instituciones públicas. Es además patrono de la Fundación FAES.
Eduardo Zaplana
Era el ministro de Trabajo y el portavoz del Gobierno de Aznar cuando tuvieron lugar los atentados. Desde esa responsabilidad, asumió enteramente la decisión de atribuirlos, sin ninguna evidencia, a ETA: “Todo apunta a la misma dirección”. Lo hizo hasta el último momento antes de las elecciones. Fue de los primeros en sugerir connivencia por parte del PSOE, a quien el PP siempre ha considerado el principal beneficiario de lo ocurrido: “Alguien está jugando con nosotros. No sé quién, pero alguien está jugando con nosotros, porque no es posible que todas las circunstancias fueran casuales”, señaló.
Después de eso, ya como portavoz del PP en el Congreso, contribuyó a dar crédito a las teorías de la conspiración poniendo en duda las actuaciones de la justicia y las fuerzas de seguridad tanto en la Cámara como fuera de ella. En 2006 secundó la información fabricada por El Mundo que aseguraba que “la furgoneta del 11M tenía una tarjeta del Grupo Mondragón en el salpicadero”. “La tarjeta existe con toda seguridad”, llegó decir Zaplana para tratar de convencer a la opinión pública, contra todos evidencia, de la participación de ETA en los atentados. La tarjeta nunca existió.
En 2008 dejó su escaño para poner en marcha una consultora privada y empezar a trabajar como alto directivo de Telefónica. Diez años después fue detenido por blanqueo de capitales, cohecho, prevaricación, malversación de fondos públicos, tráfico de influencias, fraude en la contratación, delito fiscal, falsedad documental, asociación ilícita para delinquir y grupo criminal. Permaneció en prisión preventiva casi un año, después de lo cual fue puesto en libertad condicional por motivos de salud.
Zaplana nunca se desdijo de la teoría de la conspiración. En 2018, dejó por escrito que “siempre quedará la duda sobre los atentados”. En 2023 declaró: “Sigo pensando que hay espacio y oscuridad en el 11M”, aunque, precisó, no apoya la tesis que defienden algunos partidarios de la teoría de la conspiración de que el PSOE estuvo detrás de los atentados.
Esperanza Aguirre
Era la presidenta de la Comunidad de Madrid el día de los atentados. Siempre ha dado alas a las dudas sobre la investigación oficial y la sentencia asegurando que seguimos sin conocer a los autores intelectuales.
En 2011, después de que Javier Arenas, que hoy se sienta en el Comité de Dirección del PP de Feijóo, insistiese en vincular a ETA con los atentados, Aguirre mostró apoyo “total” a cualquier investigación que lleven a cabo los jueces, los fiscales o las Fuerzas de Seguridad del Estado para aclarar la autoría de los atentados, que sigue creyendo sin resolver. Una vez más, respaldó las informaciones periodísticas y a cualquier iniciativa que sirva para “indagar en algunas de las cuestiones que se han dado por zanjadas”. En el 11º aniversario de los atentados, mantenía la misma tesis: “La verdad tiene que saberse”.
En la actualidad, aunque está jubilada, sigue teniendo presencia en tertulias y programas de entrevistas de medios de comunicaición que le sirven de plataforma y promueve una firme campaña contra el Gobierno de Pedro Sánchez que la llevó incluso a liderar el corte de la calle Ferraz junto a manifestantes de extrema derecha para protestar contra la ley de amnistía.
Pedro J. Ramírez
Era entonces el director del diario El Mundo, desde el que se puso a la cabeza de la difusión de informaciones falsas dirigidas a cuestionar los hechos y tratar de dirigir la atención de la opinión pública hacia ETA. Todavía hoy cuestiona la versión de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y la sentencia judicial.
La estrategia concertada entre su diario, la COPE, emisora de radio De la Iglesia, y el PP no se limitó a difundir deliberadamente bulos sino a aprovecharse comercialmente de la teoría de la conspiración dañando a su principal rival en el espacio mediático de la derecha, el diario Abc, que bajo la dirección de José Antonio Zarzalejos se negó a difundir noticias falsas sobre los atentados.
Ramírez fue cesado como director de El Mundo en enero de 2014 y al año siguiente lanzó el diario digital El Español, desde el que sigue alentando dudas sobre la investigación y la sentencia con afirmaciones como estas: “Es como si se hubiese pretendido, y logrado finalmente, alejar la investigación de los verdaderos autores materiales e intelectuales para llevarla hacia los que finalmente resultaron señalados en la sentencia”.
El periodista siempre se ha mostrado “muy orgulloso de cómo el diario El Mundo enfocó la investigación” y nunca ha pedido disculpas por las noticias falsas que difundió.
Federico J. Losantos
Era el presentador del programa estrella de la COPE, la emisora de los obispos, desde el que no sólo asumió y defendió la versión del Gobierno de la autoría de ETA sino que protagonizó una encendida defensa de la teoría de la conspiración cuestionando la investigación y la sentencia del 11M.
La actuación coordinada entre su emisora y El Mundo, donde todavía conserva una columna de opinión, fue decisiva para causar un grave quebranto económico al diario Abc por no haberse sumado a la teoría de la conspiración. Casi cada día, el locutor pedía a su audiencia que anulase sus suscripciones con este periódico.
En 2009 dejó la COPE para presentar otro programa matinal en una emisora de su propiedad, Estadio, del Grupo Libertad Digital, que el mismo año de los atentados, según Luis Bárcenas, recibió más de 400.000 euros en dinero negro del PP. En esa emisora, que frecuentan los líderes de la derecha, con Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso a la cabeza, continúa haciendo su programa a pesar haber sido condenado en numerosas ocasiones por intromisión ilegítima en el honor, daños morales e injurias graves.
Losantos sigue defendiendo, a día de hoy, la teoría de la conspiración. Según él ha habido una estrategia deliberada para “enterrar la verdad” por “por parte de jueces, de partidos políticos y, sobre todo, de medios de comunicación, que decidieron que, una vez logrado el cambio de gobierno, que según las encuestas no se iba a producir, lo único importante era que nadie discutiera su legitimidad”.
Casimiro García-Abadillo
Era adjunto al director en el diario El Mundo cuando tuvieron lugar los atentados, pero poco después, en octubre de 2004, Pedro J. Ramírez le promocionó a vicedirector, además de responsable de información. Como parte del equipo al mando del periódico participó de forma destacada de la estrategia que puso en duda la autoría de los atentados, la investigación y la sentencia posterior, posiciones que siguió defendiendo después cuando, tras la salida de Ramírez del diario, fue designado director. en mayo de 2014. Estuvo sólo un año en el cargo, aunque siguió siendo columnista hasta 2016.
Durante años fue uno de los más firmes defensores de las teorías de la conspiración, hasta el punto de llegar a aquerellarse contra la policía científica. Intentó, sin éxito, hacer creer que una sustancia hallada en la vivienda de los yihadistas —ácido bórico— guardaba relación con ETA y que en el lugar de los hechos habían sido hallados restos de un explosivo habitual de la banda terrorista.
En la actualidad dirige el digital El Independiente, fundado por él mismo hace ocho años. A diferencia de la mayoría de sus colegas, admite haber dado “crédito a algunas informaciones faltas de rigor”. Según destaca, parte de la culpa fue de “los servicios secretos”, ya que confundieron a los partidarios de la conspiración hasta hacerles parecer “una pandilla de iluminados”.
Ernesto Sáenz de Buruaga
El 11M era consejero delegado de la cadena privada de televisión Antena 3, a la que había llegado procedente de TVE para dirigir los informativos y conducir un telediario. Años después de la sentencia seguía sembrando dudas sobre los autores (“Un atentado que todavía no sabemos quién planificó”, escribió en un articulo publicado en 2012).
Desde el programa Madrid Opina, que dirigió y presentó en Telemadrid entre los años 2006 y 2010, dio espacio a distintas interpretaciones y teorías sobre los atentados, que cuestionaban la versión de los hechos probados proporcionada por las investigaciones policiales y judiciales y sugerían la existencia de tramas o implicaciones no reveladas públicamente. En algunos casos, se llegó a insinuar que había elementos dentro del Estado o vinculados a otros grupos terroristas, distintos a los islamistas que fueron identificados como responsables, que podrían haber tenido algún grado de participación o conocimiento previo de los atentados.
Alfredo Urdaci
Era el director de Informativos de TVE y presentaba el Telediario 2 cuando estallaron las bombas. Utilizó su cargo para apuntalar la versión oficial, que apuntaba exclusivamente a ETA, para censurar las informaciones que apuntaban a los yihadistas.
Después del 11M dejó RTVE e intentó poner en marcha una productora de eventos especiales. Participó en programas de diferentes medios, la mayoría de ellos como tertuliano. Entre enero de 2009 hasta octubre de 2013, ejerció como jefe de prensa del promotor inmobiliario Francisco Hernando, conocido como El Pocero. Después reinició las colaboraciones en televisión.
Estuvo años intentando ser readmitido en RTVE, a la que llegó e exigir una indemnización de 300.000 euros por salarios dejados de percibir desde 2014, cuando finalizó la excedencia de 10 años que había pedido. Hace aproximadamente tres meses logró la readmisión y TVE lo destinó al programa La aventura del Saber (La 2), que se emite los fines de semana por la mañana.
Esta misma semana Urdaci negó haber recibido “ninguna presión externa” entre el 11 y el 14 de marzo de 2014, “salvo para evitar que Rubalcaba saliera en directo en la noche de la jornada de reflexión”. Según el periodista, las presiones venían “del director general” de RTVE, José Antonio Sánchez. Numerosos periodistas que trabajan en TVE en aquellos días sostienen que las presiones surtían efecto.
José Antonio Sánchez
Era el director general de RTVE cuando tuvieron lugar los atentados. A él se atribuye la responsabilidad última de a manipulación de los informativos durante aquellos días, de la que Urdaci era el brazo ejecutor, así como la decisión de emitir, en plena jornada de reflexión y en horario de máxima audiencia, una película documental sobre un doble asesinato cometido por ETA.
La salida de RTVE tras la derrota electoral del PP no le privó de una larga y fructífera carrera profesional siempre vinculada a la derecha. Primero pasó por Telefónica como director general de la División Latinoamericana de Telefónica Internacional (2004-2011) y después se hizo cargo de la dirección general de Telemadrid.
De ahí retornó tres años después a RTVE en calidad de presidente de la corporación hasta que en 2018, tras la moción de censura que aupó a Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno, el Congreso le destituyó para situar en su lugar, de forma provisional, a Rosa María Mateo.
Volvió a la actividad en julio de 2021, de nuevo al frente de Telemadrid, esta vez como administrador provisional de la compañía, cargo que continúa ostentando, y como director general. Siempre ha presumido de votar al PP.
Luis del Pino
Ver más20 años del 11M. Un conversatorio entre Iñaki Gabilondo y Jesús Maraña
Ingeniero de telecomunicaciones de formación, fue el suministrador de muchos de los bulos que después publicaba el diario El Mundo y a los que daba eco la cadena COPE, propiedad de los obispos españoles. Se le considera el gran ideólogo de la teoría de la conspiración, que siguió impulsando durante años desde EsRadio, la emisora propiedad de Federico Jiménez Losantos. El pasado mes de febrero anunció su incorporación al Grupo Intereconomia, propietario de El Toro TV.
Dio apoyo a una plataforma autgodenominada Los Peones Negros, presentada como un movimiento de investigación ciudadana, que agrupaba los bulos fabricados con hipótesis alternativas a los hechos probados. Las más relevantes insitían en la participación de ETA y denunciaban la supuesta connivencia del PSOE e incluso de Marruecos.
Del Pino sigue insistiendo con vehemencia en sus tesis. Hace pocos dias calificó de “mierda” la “versión oficial del 11M”.
El intento de manipular los hechos relacionados con los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004 se produjo en dos fases. La primera, impulsada por la necesidad del Gobierno del PP de adaptar la narrativa a los contenidos que creía que mejor servían a sus intereses electorales, trató de atribuir a ETA los atentados. La segunda, mucho más compleja, intentó de manera sistemática poner en duda la investigación policial y judicial e incluso la sentencia en un intento de desacreditar la legitimidad del resultado de las elecciones generales. Por el camino perdieron la vida 192 personas —a las que hubo que sumar posteriormente la de un policía— y casi 2.000 resultaron heridas.