Fiesta Nacional
12 de octubre: ¿un día para la división nacional?
Este miércoles 12 de octubre se celebra la Fiesta Nacional de España, un día pensado para conmemorar "la integración de los Reinos de España en una misma Monarquía", según reza la ley que lo estableció como día festivo en 1987. Pero, pese a su intención de suponer un día de afirmación para "la gran mayoría de los ciudadanos", lo cierto es que cada 12 de octubre está envuelto en la polémica, ya que una parte de la izquierda lo rechaza como motivo de celebración y tampoco tiene arraigo en las comunidades donde alguno de los nacionalismos periféricos tiene fuerza.
Este año no ha sido una excepción. El pasado domingo, Unidos Podemos, En Comú Podem, En Marea, PNV, ERC, el PDC (la antigua Convergència) y Compromís se desmarcaron de la celebración de la Fiesta Nacional aduciendo que tiene connotaciones "franquistas". Como "vieja", "desfasada", "antigua", con reminiscencias del "fascismo más reaccionario" o enaltecedora de la "masacre de miles de personas" definían algunos representantes de estos partidos la celebración, que además no parece integradora a las formaciones nacionalistas o de corte soberanista.
"La patria es la gente y no se puede celebrar un día mientras se desahucia los otros 364", sostenía a este respecto la portavoz adjunta de Unidos Podemos en el Congreso, Irene Montero. El portavoz de Compromís en la Cámara baja, Joan Baldoví, dudaba por su parte de que "sacar el Ejército a la calle sea la mejor forma de festejar el hermanamiento con los países latinoamericanos". "Como no nos sentimos ligados sentimentalmente a esa festividad, no opinamos sobre si debería celebrarse o cómo debería hacerse", esgrimía por su parte su homólogo del PNV, Aitor Esteban.
El más taxativo ha sido Gabriel Rufián, portavoz adjunto de ERC en el Congreso: "Nosotros no pintamos nada en el Día de la Raza". Esa denominación ya no se utiliza oficialmente, pero está en el origen de la fiesta del 12 de octubre y explica uno de los motivos por los que genera rechazo entre algunos colectivos, ya que a principios del siglo XX esta fecha se instituyó como una manera de celebrar precisamente eso, la raza latina "en su sentido biológico", siguiendo las ideas nacionalistas que empezaban a tomar fuerza por entonces.
Del "Día de la Raza" a la "Fiesta Nacional de España"
Así lo explica, grosso modo, José Álvarez Junco, catedrático emérito de Historia del Pensamiento y los Movimientos Políticos y Sociales de la Universidad Complutense de Madrid. "El primer país en el que la Fiesta de la Raza se instituyó como fiesta oficialmente fue Argentina en 1916", señala el historiador, que explica que, apenas dos años después, fue adoptada por el Gobierno de Antonio Maura. Siguió celebrándose bajo esa denominación hasta 1958, cuando el dictador Francisco Franco decretó establecerla oficialmente como Fiesta Nacional bajo el nombre de Día de la Hispanidad.
La elección del día 12 de octubre no fue casual, sino que buscaba conmemorar la fecha en la que Cristóbal Colón pisó por primera vez tierras americanas. La significación del festejo, no obstante, tuvo a partir de 1958 un carácter diferente, que se refleja en su cambio de nombre. "El término 'Hispanidad' fue popularizado por [el escritor] Ramiro de Maeztu" en los años 30, explica Álvarez Junco, que señala que la nueva denominación buscaba dar a la fiesta "un carácter menos racial y más cultural y religioso", con el fin de evocar la lucha histórica del "catolicismo frente al protestantismo" en un momento en el que Franco definía a España como la reserva espiritual de Occidente.
La fiesta de la Hispanidad implantada por Franco tenía como fin conmemorar dos cosas, según apunta el historiador. "En primer lugar, la llegada de Colón a América" como símbolo del poderío imperial español, y en segundo lugar la devoción a la Vírgen del Pilar en representación de la "cristianización de España", ya que la leyenda cuenta que la Vírgen se apareció al apóstol Santiago para darle ánimos en un momento de debilidad durante su evangelización en la, por entonces, Hispania romana. La combinación de ambos elementos supuso "un potente símbolo para el nacionalcatolicismo", señala Álvarez Junco.
No fue hasta 1987 cuando el Congreso legisló para adaptar la Fiesta Nacional al formato actual. La Cámara, no obstante, decidió eliminar cualquier referencia a la Hispanidad del nombre de la celebración, denominándola únicamente "Fiesta Nacional de España", si bien se mantuvo la fecha fundamentalmente "para evitar que la derecha se opusiera", sostiene Álvarez Junco, que afirma que los socialistas se plantearon instraurar la conmemoración el 6 de diciembre –fecha de aprobación de la Constitución de 1978– pero no lo hicieron para no generar una fuerte polémica en una democracia que ni siquiera tenía diez años de edad.
Un reflejo de la división de España
"Si el 12 de octubre no consigue reunir a los españoles es porque no simboliza algo positivo para todos ellos", afirma el experto, que no obstante asegura que esta fecha no es más que "un ejemplo de que la enorme división que refleja la historia de España hace muy complicado encontrar un símbolo que reúna a todos los ciudadanos". "Lo mismo que ocurre con el 12 de octubre pasa, por ejemplo, con las banderas rojigualda y tricolor o con la Marcha Real y el Himno de Riego", sostiene en este sentido Álvarez Junco, que afirma que la Fiesta Nacional, en su actual ubicación en el calendario, genera "división entre izquierda y derecha, pero también entre catolicismo y laicismo y entre centralismo y regionalismos o nacionalismos", sostiene Álvarez Junco.
Fernando Flores, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Valencia y ex director general de Relaciones Institucionales del Ministerio de Defensa entre 2010 y 2011, apunta además otros motivos por los que, a su juicio, la Fiesta Nacional no consigue concitar el apoyo de gran parte de la población. Y, más allá de su significación política e histórica, el constitucionalista apunta a la forma en la que se celebra. "Si en un país plurinacional la celebración principal de la fiesta de lo que tenemos en común es una parada militar por la capital y después una recepción con el rey, es lógico que haya comunidades que no lo asuman como propio", sostiene Flores.
"Uno de los principales problemas es que el día de la Fiesta Nacional se ha convertido en el día principal de las celebraciones de las Fuerzas Armadas", señala el ex alto cargo de Defensa, que sostiene que ofrece una imagen de esta institución como la de la "columna vertebral del Estado", algo que genera rechazo tanto "más allá de Madrid" como en la izquierda. "Si a eso le sumas que en el telediario, después de las imágenes de la parada militar, se muestran las celebraciones de la Vírgen del Pilar, eso genera una imagen comunicativamente muy fuerte que causa rechazo en algunos sectores" porque es fácil vincular el 12 de octubre con la idea de un lazo entre la Iglesia y el Estado, sostiene Flores.
El desfile militar no aglutina
Con Flores coincide parcialmente Javier García Fernández, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid y ex secretario general técnico del Ministerio de Presidencia a finales de los años 80, cuando fue uno de los responsables de la norma que estableció el 12 de octubre como Fiesta Nacional. "No estoy de acuerdo con que la fecha no sea aceptada socialmente, pero es verdad que se ha militarizado innecesariamente, y aunque el desfile militar no sólo se hace en España es verdad que deben buscarse otras propuestas" para celebrar la conmemoración, sostiene García Fernández, que recuerda que las Fuerzas Armadas ya tienen su propio día de celebración el 28 de mayo.
En los últimos años, precisamente a iniciativa de Flores y su equipo, durante el 12 de octubre han comenzado a promocionarse actividades culturales por parte del Estado, que por ejemplo declara esa fecha como día de puertas abiertas en todos los museos estatales de España. La idea, según el experto, era intentar liberar paulatinamente a la fiesta del aroma a "nacionalismo español", compatibilizando el desfile militar con iniciativas de carácter cívico, algo con lo que García Fernández está de acuerdo. "De hecho, no entiendo por qué la Fiesta Nacional la organiza Defensa y no Presidencia", lamenta Flores.
No obstante, García Fernández critica que algunos partidos piensen que el 12 de octubre es una conmemoración con una connotación negativa o con reminiscencias franquistas o coloniales. "Cuando se legisló sobre el 12 de octubre se hizo dentro de un contexto en el que el Estado democrático volvía a regular los símbolos del Estado, y se pensó como un símbolo de la España democrática", sostiene el extécnico del Ministerio de Presidencia, que critica que "la extrema izquierda" siga pensando que el concepto de "unidad de España" es "franquista". "Es todo lo contrario, se resalta la unidad democrática, la igualdad de todos los españoles, pero para llegar a este razonamiento no hay que tener la pereza intelectual que tiene la extrema izquierda", denuncia.
¿Una fecha alternativa?
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Pero, visto el rechazo que genera en algunos ciudadanos el 12 de octubre, ¿es posible encontrar una fecha alternativa? Aquí los expertos consultados difieren, aunque se muestran de acuerdo en "lo tremendamente difícil que es encontrar un símbolo que reúna a todos los ciudadanos" en un país con una historia como la española, en palabras de Álvarez Junco. El historiador plantea como hipótesis que la Fiesta Nacional se celebrase el 27 de febrero para conmemorar la efeméride de las masivas manifestaciones que hubo en defensa de la democracia apenas cuatro días después del golpe de Estado del 23-F. "Ahí hubo muchísima gente, y estaba Santiago Carrillo, pero también Manuel Fraga", argumenta Álvarez Junco.
Flores, por su parte, apunta que a su juicio es el 6 de diciembre –fecha de la aprobación de la actual Constitución– el día que más consensos podría generar entre los ciudadanos. "Si algo une a España es el contrato social, simbolizado en la Constitución, que pese a que ahora se ponga en cuestión por parte de algunos partidos se quiere reformar por los cauces que ella misma establece y que, además, ha conseguido que llevemos 40 años sin pegarnos entre nosotros, que vista la historia de España no es ninguna tontería", sostiene gráficamente el constitucionalista.
García Fernández, no obstante, advierte de que trasladar la Fiesta Nacional a esa fecha provocaría "perder un símbolo" –el 6 de diciembre ya es festivo– que es "mucho más político-jurídico" que el 12 de octubre, cuando lo que se celebra tiene un carácter "histórico". "Cualquier otra fecha sería igual de conflictiva, porque además los independentistas nunca estarían satisfechos", lamenta el extécnico del Ministerio de Presidencia.