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Elecciones 20-D

15 claves sobre la imagen y la oratoria de un debate propio de otro tiempo

Ibon Uría

Los candidatos a la Presidencia del Gobierno de PP y PSOE, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, debatieron este lunes por última vez en campaña electoral. Lo hicieron en un enfrentamiento organizado por la Academia de las Artes y las Ciencias de la Televisión y moderado por su presidente, Manuel Campo Vidal.

El cara a cara se tensó cuando los candidatos abordaron cuestiones relacionadas con la corrupción. Fue el momento en el que Sánchez atacó con dureza a Rajoy –"Usted no es un político decente", le espetó– y en el que el conservador reprochó al líder del PSOE su intervención. "Ha sido una intervención miserable –dijo Rajoy a Sánchez–. No se recuperará nunca de la afirmación ruin, mezquina y deleznable que ha hecho".

Más allá del contenido de los discursos, de los datos y propuestas que esgrimieron ambos, la mayoría de expertos en comunicación política y oratoria consultados por infoLibre creen que el debate recordó a los cara a cara "de otros tiempos". Tanto por la puesta en escena como por el tono crispado por momentos y centrado en los reproches por acciones del pasado, varios analistas coinciden en ese diagnóstico.

Estas son las impresiones sobre el debate y las claves que aportan Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicacion y consultor político; Belén Andueza, doctora en Comunicación Audiovisual y experta en comunicación política; Fermín Bouza, sociólogo y profesor de la Universidad Complutense de Madrid y Diego Crescente, analista y socio de Mas Consulting.

1. Un formato antiguo

"Este formato ya no tiene cabida en la televisión de hoy", dice Andueza. La experta considera que el debate resultó, sobre todo, "aburrido" y que los candidatos con sus intervenciones no contribuyeron sino a "hacerlo más pesado". Crescente añade que, "de golpe", los electores volvieron a enfrentarse a un "formato clásico" que les hizo retroceder "más de una década".

"El debate se pareció incluso a los viejos de Aznar y González [en 1993]", apunta el experto, que considera que estos espacios "ya no consiguen mantener el interés de la gente" porque se sitúan "al margen" de las demandas de la sociedad, que no se siente reflejada ni en las formas ni en el fondo de la discusión.

2. Un decorado de otro tiempo

"Triste y opaco, con un fondo gris y una iluminación pobre", así define Andueza el escenario del debate, organizado por la Academia de la Televisión. "Es un debate de hace muchos años", diagnostica. Y no sólo fue el espacio físico en el que se desarrolló: también la cabecera inicial, la música empleada para dar paso a las pausas... en resumen, los elementos audiovisuales fueron "tristes" y "poco acertados" en su opinión.

3. Desenfoques y planos poco acertados

Belén Andueza explica que los realizadores hicieron uso de planos de cámara poco frecuentes en el lenguaje audiovisual más moderno. "El plano cenital que usaron es horrible", critica con dureza en referencia a la imagen en la que se podía observar la cabeza de los candidatos desde el ángulo superior.

La doctora en Comunicación Audiovisual explica que esa inclinación de la cámara hizo que se le viera mucho la calva al presidente Rajoy. "Cualquier realizador habría cambiado de ángulo y lo hubiera evitado", comenta. Añade que tampoco es frecuente el recurso al escorzo. Finalmente, apunta que en al menos dos ocasiones –una por candidato– la imagen apareció desenfocada.

Crescente concuerda con esta apreciación y resalta que, a diferencia de lo visto en otros debates de esta campaña –como el organizado una semana antes en Atresmedia– los realizadores no recurrieron ni al plano americano ni al frontal, que provocan una sensación de que el interviniente se dirige a las cámaras y, por tanto, a los espectadores. Optaron, en su lugar, por otros planos que enfatizan la sensación de que los participantes en el cara a cara se enfrentan entre sí ajenos a la realidad de quienes están al otro lado de la pantalla.

4. Un moderador superado

Andueza también se muestra crítica con el papel del moderador, Manuel Campo Vidal. A su juicio "no hizo nada" por cortar el "rifirrafe" que surgió a propósito de los temas de corrupción. "Es un moderador que no modera", zanja. El resto de analistas no son tan críticos y pasan por alto el papel del presidente de la Academia de Televisión.

5. El minuto inicial

Precisamente el moderador concedió al inicio del enfrentamiento un minuto a cada uno de los candidatos para dirigirse a los espectadores. Sánchez aprovechó para atacar a Rajoy –"Este cara a cara es el único que ha accedido a celebrar el señor Rajoy"– mientras el conservador se centró en la necesidad de "continuar con las políticas reformistas".

¿Sacaron partido al máximo ese discurso inicial? Andueza cree que no: "A ambos les ha costado mucho aprovechar ese minuto", comenta. Del candidato socialista dice que estuvo "nervioso" y "rígido", y que lo transmitió "con su expresión facial". De Rajoy critica que incluso hubo momentos en los que no miró directamente a cámara en un momento en el que se dirigía a los electores.

6. El inicio: Rajoy nervioso y Sánchez marca agenda

Antoni Gutiérrez-Rubí destaca que, en los compases iniciales del debate, Pedro Sánchez fue quien puso los temas del debate sobre la mesa y quien "marcó la agenda" de la conversación. "Las propuestas las saca Pedro Sánchez, mientras que Rajoy se centra en responder. Uno ataca, otro contesta. Si esto fuera fútbol, diríamos que Sánchez tiene la pelota y está más tiempo en campo rival", resume.

Crescente, por su parte, opina que en esa fase de la conversación "el único perdedor del debate fue el espectador", por cuanto "el contenido fue predecible". Fueron los minutos en los que se expusieron datos sobre economía y empleo como cuestiones centrales. Andueza, finalmente, considera que los líderes de PP y PSOE se mantuvieron "muy comedidos" en los primeros intercambios del cara a cara.

7. Las risas de Pedro Sánchez

Como ya ocurriera en debates anteriores, el candidato del PSOE interrumpió en varias ocasiones a su rival con risas o comentarios en un tono desenfadado. Gutiérrez-Rubí explica que, probablemente, es un gesto que tiene "algo" de natural pero que "también está ensayado". ¿Qué gana con ello el socialista? "Desconcentra a Rajoy –explica–. Comentando por lo bajo lo descoloca y le obliga a concentrarse en lo que está diciendo".

8. Un presidente "carne de meme"

Quizá por esas risas de su oponente, el presidente y candidato del PP pareció ponerse nervioso por momentos. "Rajoy estaba nervioso. No paraba de mover el pie, lo que transmite inquietud y una falta de seguridad en sí mismo muy importante", indica Andueza.

A ello se añade, agrega Gutiérrez-Rubí, la "gesticulación de la cara de Rajoy, que es muy expresivo con el rostro". El experto afirma que, con algunas muecas que se observaron en el candidato del PP –especialmente en los momentos en los que escuchaba a Sánchez o cuando el debate se volvía más tenso–, el presidente se volvió "carne de meme"meme (montajes fotográficos o en vídeo que, en tono jocoso, se difunden rápidamente en redes sociales).

9. Muchos papeles, poca mesa

Si el debate a cuatro del pasado lunes en Atresmedia fue el debate sin atriles, el de esta semana fue el debate de los papeles. Los candidatos acumularon una buena cantidad de hojas sobre la mesa, un detalle que no pasó inadvertido para los expertos.

"Hay demasiados papeles, se nota mucho", dice Gutiérrez-Rubí, que también llama la atención sobre la mejorable sonorización del plató. Esto hizo, por ejemplo, que los espectadores pudieran escuchar con claridad cómo Rajoy arrancaba una hoja de un cuaderno de espiral. "A un debate de este tipo hay que acudir con menos papeles y con más datos aprendidos", aconseja el analista.

Claro que uno de los candidatos acertó más que el otro en el uso del papel. Y a juicio de Andueza, fue Sánchez quien salió mejor parado: "Mostró gráficos en color, en cartulinas firmes, que no se doblan y que se veían bien en cámara". 

Para Crescente también influyó en la percepción de que Rajoy y Sánchez manejaban demasiados papeles otro factor: el tamaño de la mesa. "Había muy poco espacio en la mesa, y por momentos ambos invadían el espacio vital de su contrario al gesticular con las manos", advierte.

Precisamente sobre la mesa, Andueza agrega que estaba "un poco alta" y que obligaba a los candidatos a subir los codos,  lo que provocó que les aparecieran arrugas en las chaquetas –especialmente en el caso de Pedro Sánchez– y que las manos de ambos se colaran en los planos.

10. Demasiados datos

La parte del debate centrada en la economía y el empleo, antes de que el tono subiera de intensidad al llegar a los asuntos vinculados a los escándalos de corrupción, estuvo plagada de cifras. "Rajoy enumeró multitud de datos y Sánchez usó otros datos", dice Crescente, que añade: "Pero hoy en día la gente no quiere datos, sino ejemplos concretos".

El experto concede que Sánchez intentó alejarse de las cifras frías al leer la carta de una afectada por los recortes a la Ley de Dependencia, "pero fue sólo eso, un intento", considera. El analista apunta que "finalmente, la lectura de la carta quedó como un dato más en el debate".

En esa misma línea, Andueza critica que el líder socialista se limitara a mencionar el título de algunas propuestas de su partido. "Es como si hubiera leído el índice del programa, pero sin entrar a explicarlo", lamenta. La doctora también censura que ambos aspirantes a la Presidencia "se enzarzaran en el pasado" y advierte: "La sociedad está cansada del bipartidismo precisamente por esto".

11. El ataque de Sánchez

En el bloque sobre corrupción "Sánchez salió con ganas de pelea, porque no tenía otra opción", asegura Fermín Bouza. El sociólogo subraya que esa actitud tiene la potencial ventaja de "tensionar al electorado" aunque, probablemente, no conecte demasiado con los jóvenes: "Yo no vi tan mal el debate, pero es cierto que los jóvenes no se ven tan atraidos por esa intensidad".

Crescente no es de la misma opinión. Afirma que el candidato del PSOE estuvo "demasiado agresivo", probablamente porque recibió muchos ataques en el primer debate al que asistió –el organizado en El País– y quiso curarse en salud. 

12. Rajoy, descolocado por la corrupción

Bouza agrega que en temas de corrupción Rajoy "no esperaba un ataque tan frontal de Sánchez" y que, a diferencia de lo que ocurrió en otros momentos del enfrentamiento, fueron minutos "sin un guión escrito" de antemano. "Rajoy perdió algo los papeles, se le vio muy nervioso", añade.

Crescente, aunque cree que Sánchez no acertó plenamente en este bloque porque fue demasiado lejos en sus críticas, concede que "Mariano Rajoy no estaba preparado para un ataque tan directo" y que el presidente "se vino un poco abajo en ese momento".

13. Desenlace sin tensión

A partir de entonces, coinciden ambos expertos, el tono del debate decayó. "La parte final fue bastante plana y aburrida. Más parecía un diálogo que una debate", dice Bouza. "El tercer tiempo fue de calma chicha", apunta Crescente sobre los minutos en el que se habló de terrorismo y política internacional. El analista recuerda que PP y PSOE son partidos de Gobierno que se sienten "cómodos" con esas cuestiones, en la que es comprensible que hallen "más puntos de encuentro".

14. La victoria de los que no están

Terminado el cara a cara, queda en el aire la pregunta definitiva: ¿Quién ganó el debate? Andueza cree que este enfrentamiento "no benefició a ninguno de los datos candidatos", porque "no aportaron nada nuevo". "Quizá los que no han estado [Podemos y Ciudadanos] hayan podido sacar más réditos comentando después el debate que Sánchez y Rajoy con su cara a cara", dice Crescente, que concluye: "Creo que Iglesias y Rivera pueden salir favorecidos".

15. El marcador del bipartidismo

¿Y si hubiera que elegir un ganador entre PP y PSOE? Crescente da un empate a los puntos: "Mariano Rajoy estuvo bien en economía, Sánchez fue demasiado agresivo en temas de corrupción y en el tercer bloque, sobre política internacional, estuvieron igualados", afirma.

Bouza, por último, es más optimista con el papel del candidato socialista: "Creo que entre los jóvenes ni PP y PSOE habrán conseguido nada con este debate porque no lo sienten suyo, pero entre la gente de edad media y los mayores, creo que a Sánchez no le ha ido mal y que podría experimentar un salto de un 1% o un 2% en intención de voto gracias a este debate".

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