LA BATALLA ELECTORAL DEL 28M
Almeida, Colau o Azcón: los alcaldes que nunca hubieran llegado al poder con el plan de Feijóo
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, tiene una idea: que gobierne en los ayuntamientos la lista más votada. Esta es una de las principales propuestas incluidas en el plan “de calidad institucional” que presentó en Cádiz este lunes. Al final, reduce esta medida a nivel local, aunque en varias ocasiones se ha mostrado a favor de que se aplique también en el contexto general y en el autonómico.
De esta manera, el PP pretende desmarcarse de la dependencia que se avecina de Vox en próximos gobiernos tras el 28 de mayo. Y quiere hacer bandera de un sistema que se aleja del modelo representativo que ahora rige en todos los ámbito de las instituciones elegidas democráticamente, desde los ayuntamientos a las Cortes. Actualmente el artículo 196 de la ley electoral fija que podrá ser alcalde el concejal que consiga una mayoría absoluta en la votación (en caso de que nadie lo logre, será automáticamente el aspirante de la lista más votada). Pero la propuesta que ahora buscan los conservadores les hubiera hecho perder algunas de sus grandes alcaldías, como Madrid y Zaragoza. Estos son ejemplos en los diferentes niveles de administración de formaciones que no hubieran gobernado con la idea de Génova 13.
Los ‘no’ alcaldes
José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid
Si se aplicara la propuesta de Feijóo, el PP perdería precisamente el ayuntamiento de la ciudad más grande de España. En las pasadas municipales de 2019, Manuela Carmena fue la opción más votada por los madrileños, con el 30,94% de los votos y 19 concejales. Sin embargo, José Luis Martínez-Almeida se hizo con el bastón de mando, a pesar de haber sido segundo (con el 24,23% y quince ediles). Llegó al despacho más grande del Palacio de Cibeles al sumar apoyos en la investidura gracias a los votos de Ciudadanos (que entró en el gobierno municipal) y Vox.
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona
Tampoco sería la regidora de Barcelona Ada Colau con este sistema, ya que quedó en segundo lugar su candidatura de Barcelona En Comú (con el 20,71% de los votos). Aquella noche triunfó en las urnas Ernest Maragall, encabezando la papeleta de Esquerra y arañando el 21,35% de las papeletas. Pero Colau logró retener su puesto porque la sustentaron en el pleno los ediles del PSC (que entraron en su gobierno) y tres votos de la candidatura de Manuel Valls.
Joan Ribó, alcalde de Valencia
El actual alcalde de la capital valenciana no lo hubiera sido en su primera legislatura (2015-2019) con la propuesta de Feijóo. El aspirante de Compromís aquel año fue segundo, con el 23,28% de votos, por detrás de Rita Barberá (PP), con el 25,71%. “Qué hostia, qué hostia”, dijo esa noche la dirigente popular. Ribó consiguió el consistorio con los votos del PSPV y Valencia en Comú. En las siguientes elecciones, Compromís sí logró ser la lista más fuerte, reteniendo la Alcaldía.
Jorge Azcón, alcalde de Zaragoza
El PP no hubiera logrado con este sistema el Ayuntamiento de Zaragoza en 2019. En esos comicios de mayo, la hoy ministra de Educación y portavoz del PSOE, Pilar Alegría, se impuso en número de votos, con diez concejales y un 27,68%. Jorge Azcón se quedó en segundo lugar como cabeza de lista de los populares, con un 21,67%. Pero al final amarró la Alcaldía con un pacto con Ciudadanos y la ultraderecha de Vox.
José Antonio Serrano, alcalde de Murcia
En 2019 el PP fue la lista más votada y reeditó la Alcaldía con José Antonio Ballesta gracias al voto a favor de su grupo y de Ciudadanos. No obstante, a mitad de legislatura se produjo una moción de censura, que llevó a conseguir al socialista José Antonio Serrano el bastón de mando, con los votos del PSOE, Podemos y Ciudadanos. De existir la propuesta, no hubiera podido producirse ese movimiento.
Gonzalo Pérez Jácome, alcalde de Ourense
Uno de los ejemplos más paradigmáticos sería el del Ayuntamiento de Ourense. Allí la lista más votada fue la del PSOE, que se hizo con el 26,33% de los votos aquella noche electoral del 26 de mayo de 2019. Pero el alcalde investido fue el polémico Gonzalo Pérez Jácome, que quedó tercero bajo la papeleta de Democracia Ourensana. ¿Y cómo consiguió ganar la presidencia del Pleno? Pues logró el apoyo del Partido Popular (que había quedado segundo). Esto se hizo en virtud de un acuerdo, bajo el beneplácito de Alberto Núñez Feijóo, para obtener, a cambio, los apoyos de esta fuerza para que José Manuel Baltar continuara al frente de la Diputación provincial.
La mayoría de barones del PP llegaron al poder sin ser los más votados
Si se trasladara esa propuesta de lista más votada a las comunidades, no hubieran llegado precisamente al poder los principales barones del Partido Popular, ya que aprovecharon pactos en sus primeras legislaturas para desbancar a la lista socialista. El sistema de mayorías en los parlamentos autonómicos domina buena parte del mapa regional y es una práctica habitual y consolidada en nuestra democracia. Feijóo ha descartado al final pedirlo en las regionales, algo que choca con la propuesta municipal y una diferenciación sin argumentos en unas elecciones que se celebran el mismo día. Y coincide, además, con que las encuestas dan en casi todas las autonomías a los socialistas como fuerza más votada. Estos son algunos ejemplos de líderes que lograron con pactos la presidencia regional.
Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid
La dirigente del PP llegó al poder sin ser la fuerza más votada en mayo de 2019. Aquella noche del 26 de mayo, el ganador en número de votos fue Ángel Gabilondo (PSOE), que superó en siete puntos a su rival popular (27,31% frente a un 22,23%). Pero la izquierda no logró sumar para poder arrebatar a las derechas la Puerta del Sol. La madrileña consiguió conservar el gran bastión de su partido pese a haber sacado el peor resultado de la historia del PP madrileño. Fue investida gracias a los votos de PP, Ciudadanos y Vox, que sumaron 68 frente a los 64 de PSOE, Más Madrid y Podemos-IU. En las elecciones, en cambio, de mayo de 2021 sí se situó como primera fuerza, muy cerca de la absoluta, y gobierna gracias a un acuerdo con la ultraderecha de Rocío Monasterio.
Juanma Moreno, presidente de Andalucía
El malagueño no hubiera llegado tampoco al Palacio de San Telmo si hubiera regido la propuesta de Alberto Núñez Feijóo. En las elecciones adelantadas del 2 de diciembre de 2018, Susana Díaz (PSOE) se impuso en las urnas, con un 27,95% frente al 20,75% del PP (con una diferencia además de siete asientos en el Parlamento). Pero en enero de 2019 logró el popular la investidura imponiendo la mayoría de 59 diputados que sumaban el PP, Ciudadanos y Vox, desbancando así a los socialistas tras casi cuatro décadas de poder. En cambio, en las pasadas elecciones del 19 de junio de 2022 Moreno sí logró ser la primera fuerza con mayoría absoluta (58 escaños).
Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León
El actual presidente de Castilla y León llegó a la Presidencia de su autonomía en 2019 sin ser la lista más votada. Entonces Luis Tudanca (PSOE) fue la opción favorita de los ciudadanos de la comunidad, reuniendo un 34,84% de apoyos, que se materializaron en 35 procuradores. En cambio, el salmantino se quedó, encabezando la lista popular, en un 31,49% (29 procuradores). Pero el PP consiguió retener la autonomía por el pacto alcanzado con Ciudadanos (Francisco Igea se convertiría en vicepresidente). Mañueco adelantó las elecciones a 2022, subiendo a primera fuerza, pero logró la investidura con los votos de Vox. Se convirtió en el primer Gobierno regional en el que ha entrado la ultraderecha en España.
Fernando López Miras, presidente de Murcia
Es otro barón del PP que no estaría al frente de su comunidad si se hiciera lo que pide Feijóo. En las elecciones del 26 de mayo de 2019, la opción favorita para los murcianos fue el PSOE, con un 32,43%, superando por poco a los populares (que se hicieron con un 32,36%). Pero finalmente López Miras consiguió hacerse con la Presidencia a través de un pacto con Ciudadanos y Vox. En marzo de 2021 el PSOE y Cs intentaron una moción de censura contra él, pero no lograron tumbarle ya que el popular logró atar los votos de tránsfugas de Ciudadanos y disidentes de Vox.
Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria
El veterano presidente de Cantabria también sabe muy bien lo que supone una mayoría parlamentaria para obtener la Presidencia. Su primera legislatura al frente fue en 2003, cuando quedó precisamente tercero en la votación en las urnas, pero un pacto con el PSOE (que había quedado segundo) le otorgó el poder (el PP fue la primera fuerza). En 2007 quedó segundo y repitió al frente de la Presidencia gracias a otro pacto con los socialistas. Y en 2015 volvería (tras una legislatura del PP) a recuperar el puesto, quedando segundo y con otro acuerdo con el PSOE. En cambio, en las elecciones de 2019 Revilla sí se impuso como la fuerza más votada y formó un gobierno de coalición con los socialistas.
María Chivite, presidenta de Navarra
La dirigente socialista quedó segunda en las elecciones de mayo de 2019, con un 20,6% de los votos escrutados. La primera fuerza en aquella noche fue Navarra Suma, con un 36,52% y 19 escaños. Pero el PSN logró armar una mayoría para que fuera investida Chivite, que aunó los votos de Geroa-Bai, Podemos y Ezkerra, además de la abstención de EH Bildu.
Javier Lambán, presidente de Aragón
El barón socialista llegó a la Presidencia de su comunidad en 2015, pero no fue el más votado entonces. En aquellas elecciones, los populares obtuvieron la primera plaza con el 27,5% de los apoyos (21 parlamentarios). El PSOE se quedó entonces como segunda fuerza, pero llegó a lo más alto en el Parlamento con los votos de Podemos, Cha e Izquierda Unida. Ya en 2019 sí logró ser la opción predilecta en las urnas, reeditando el puesto en la investidura con el sustento de Podemos, Chunta, PAR e IU.
Pere Aragonés, presidente de Cataluña
En Cataluña tampoco estaría Pere Aragonès al frente de la Generalitat con el sistema de Feijóo. En las elecciones de febrero de 2021 se impuso en las urnas el PSC, con la candidatura del exministro de Sanidad Salvador Illa, que obtuvo un 23,04%. En cambio, la investidura fue para el aspirante de Esquerra Republicana, que había logrado un 21,3%. El republicano aglutinó en el Parlament los sustentos de su grupo, Junts y la CUP.
Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana
El PP logró ser la fuerza más votada en mayo de 2015, pero se desplomó respecto a otras elecciones. Ximo Puig, del PSOE, fue el segundo más votado, con un 20,3%. El socialista se unió en el conocido como pacto del Botánico con Compromís y Podemos, poniendo fin a veinte años de dominio popular de esta comunidad. En cambio, en las elecciones de 2019, los socialistas sí ganaron como primera fuerza (reeditando el acuerdo para la investidura).
Francina Armengol, presidenta de Baleares
La dirigente socialista también llegó a la Presidencia sin ganar las elecciones. Fue en 2015, cuando obtuvo la segunda posición (con un 18,94%), por detrás del Partido Popular, con un 28,5%. Pero en el Parlament sí se consiguió una mayoría para la investidura de la candidata del PSIB-PSOE, con los apoyos de Podemos, Més por Mallorca, Més per Menorca y Gent Per Formentera. En las elecciones cuatro años más tarde sí se impuso en primer lugar, con un 27,29%.
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Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha
En 2015 ganó las elecciones en esta autonomía María Dolores de Cospedal, pero el PP perdió entonces la mayoría absoluta. El PSOE y Podemos sumaron un escaño más que la exministra de Defensa, haciendo presidente a Emiliano García-Page. Cuatro años más tarde, en 2019, el socialista arrasó en los comicios, con mayoría absoluta.
A nivel nacional: no hubiera prosperado la moción de Sánchez
El actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegó al Palacio de La Moncloa a través de una moción de censura aprobada en junio de 2018. El dirigente socialista se convirtió así en el primer jefe del Ejecutivo que lideraba la nación sin haber sido la lista más votada y con un grupo parlamentario que era el segundo en la Cámara Baja. Las elecciones habían sido el 26 de junio de 2016 (una repetición tras no haberse logrado una investidura tras las de diciembre de 2015). El PP fue la lista más votada, con el 33,03%, mientras que los socialistas fueron segundos (22,66%). Rajoy sería investido el 29 de octubre, gracias a la abstención del PSOE. Pero dos años más tarde se articuló la moción de censura, tras la sentencia de la primera parte de Gürtel, y Sánchez logró una mayoría alternativa (con los votos del PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, PDeCAT, Compromís, Bildu y Nuevas Canarias). En las siguientes elecciones generales (las de abril y noviembre de 2019) Sánchez sí logró ser la fuerza mayoritaria en papeletas. Si hubiera pacto por la lista más votada, Sánchez no hubiera podido acceder a la moción durante el mandato de Rajoy.