El nuevo ciclo electoral
Andalucía mide la suerte de Díaz, el liderazgo en la derecha y la salud de la confluencia
Además del Gobierno y el rumbo político de la comunidad más poblada de España –"la comunidad con más españoles de todo el país", en palabras de Susana Díaz–, hay más en juego el 2 de diciembre en las urnas andaluzas.
El liderazgo de Susana Díaz
La aspiración de Díaz era la Moncloa, pero Pedro Sánchez, a quien ella misma consideraba un segundón, le paró los pies en las primarias del PSOE. Desde entonces se ha rehecho políticamente en Andalucía, donde ha evitado la penetración del sanchismo a nivel orgánico y se ha mantenido en lo alto en las encuestas. Su enfrentamiento abierto con Sánchez es cosa del pasado, pero las diferencias son inocultables.
La más clara manifestación de las discrepancias políticas de fondo, más allá de la evidente falta de sintonía personal, se produce en torno a Cataluña. El tono de la presidenta es mucho más beligerante contra Quim Torra y los suyos que el de Sánchez. Lo acusa de comportarse como un "hooligan" y de "alentar la violencia". Tras sus palabras está el temor a que Ciudadanos le arrebate voto indignado por el desafío soberanista. PP y Ciudadanos ya intentan extender a Díaz sus reproches al Gobierno por su actitud supuestamente tibia en Cataluña. Ciudadanos va a meter en la campaña a Rivera e Inés Arrimadas, de origen andaluz. En el PSOE andaluz, aun conscientes de los riesgos, muestran confianza en que el impacto sea inexistente o mínimo, porque Díaz ha sido clara desde el inicio de su andadura política en la defensa de la unidad de España.
Una clara victoria de Díaz la mantendría como referente del PSOE y contrapunto de Pedro Sánchez. Frente al acercamiento a Podemos y la defensa de una España plurinacional que defiende Pedro Sánchez, el PSOE andaluz es claramente partidario de centrar al partido y evitar gestos que puedan interpretarse como cesiones a los nacionalistas. Las tesis de Sánchez se impusieron claramente en las primarias de 2017, pero eso no significa que Díaz haya abdicado de su idea de partido.
Es una incógnita si la presidenta cree que aún tiene algún papel que jugar fuera de Andalucía, pero cualquier opción pasa por cosechar un resultado que la destaque con respecto al presidente del Gobierno y el resto de candidatos autonómicos.
Casado Vs. Rivera
La previsible victoria del PSOE en Andalucía –todas las encuestas la pronostican– sería la primera de Pedro Sánchez desde la recuperación de la secretaría general, eso al margen de que su capitalización política correría a cargo de Susana Díaz. Por contra, si las encuestas van bien encaminadas, Pablo Casado tendrá un debut complicado. El Estudio General de Opinión Pública de Andalucía (Egopa) de invierno 2018, realizado por el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía (Cadpea), dependiente de la Universidad de Granada (UGR), pronosticó en febrero que Ciudadanos adelantaría al PP. Al margen de la encuesta, es un propósito difícil. El PP es un partido con un fuerte arraigo en Andalucía, muy superior al de Ciudadanos.
Las elecciones supondrán el primer enfrentamiento cara a cara entre PP y Ciudadanos por el liderazgo de la derecha desde las elecciones en Cataluña, cuando el partido naranja arrolló a su competidor. Y no sólo será un duelo entre PP y Ciudadanos, también entre Albert Rivera y Pablo Casado, que se implicarán personalmente en la campaña. Los candidatos de ambos partidos serán por segunda vez Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) y Juan Marín (Ciudadanos). Está por ver si Vox supera sus resultados de 2015, cuando obtuvo 18.017 votos, el 0,45% de los votos, menos que UPyD y el Pacma.
Adelante Andalucía
Podemos e IU se presentan por primera vez juntos a las elecciones andaluzas. La marca es Adelante Andalucía, que aúna también a partidos de la órbita andalucista de izquierdas. El objetivo es superar juntos los resultados obtenidos por separado –15 Podemos, 5 IU– y ser fundamentales en el curso de la legislatura. Tras la decepción que supuso para las "fuerzas del cambio" el pinchazo de Unidos Podemos en las generales de 2016, cuando perdieron más de un millón de votos, Adelante Andalucía será un termómetro de la salud del proyecto de confluencia. Un fracaso daría alas a los partidarios de que cada fuerza política vuele sola. O, en el seno de Podemos, de que el partido morado destaque sobre el resto de "fuerzas del cambio".
Será la segunda –y, si cumple su compromiso de no estar más de ocho años, última– tentativa de Teresa Rodríguez, que se presenta en "tándem" con el líder de IU, Antonio Maíllo, con el que lleva desde el regreso de vacaciones de campaña apelando a dar "la vuelta a Andalucía". Uno los grandes desafíos es evitar la pérdida de un sector de IU –en torno a un 25%– que desconfía de la confluencia al entender que la histórica coalición de izquierdas queda postergada. Por eso el momento de anunciar que Maíllo no será candidato ha sido un momento delicado, que se ha salvado sin excesivo ruido interno. Ahora ambos comparten campaña en pie de igualdad, intentando visualizar una relación sin subordinaciones. Ella será cabeza de lista por Málaga; él, por Sevilla.
La confluencia, diseñada para reforzar la igualdad entre sus integrantes, ha salido adelante con la oposición de la dirección estatal de Podemos. Ha sido una victoria de Teresa Rodríguez, referente de la corriente anticapitalista de la formación, que saldría reforzada a nivel interno si la confluencia logra un resultado defendible.
Posibles pactos
En la sala de mandos del PSOE andaluz preocupa que un buen resultado de Ciudadanos –no digamos si supera al PP– invista al partido naranja como alternativa real a los socialistas, lo cual dificultaría una reedición del pacto de gobernabilidad. El candidato de Cs, Juan Marín, insiste en que pactará con proyectos, no con partidos ni con personas, una forma de eludir la cuestión. Lo que no ha hecho es verbalizar su rechazo a un hipotético pacto con el PSOE. El PP aprieta para presentar a Rivera y los suyos como muleta del PSOE, que se aproxima a los 40 años en el poder en Andalucía, la única comunidad autónoma donde no ha habido más que un partido en la presidencia. Casado ha emplazado incluso a Cs a comprometerse ante notario a no pactar con Díaz.
Para la ocasión Andalucía, el PP ha abandonado el discurso de que debe gobernar la lista más votada, un cambio que es consecuencia directa de la fragmentación de la derecha. Como su candidato, Moreno Bonilla, sabe que tiene casi imposible ser el más respaldado en las urnas, ha cambiado el mensaje habitual de su partido para defender que la urgencia del cambio justificaría un pacto entre el PP y Ciudadanos si dieran los números. Está por ver que den. Las encuestas apuntan a una mayoría clara del PSOE, que tendría dos opciones –está por ver si viables– para buscar la investidura: Cs y Adelante Andalucía. La pista más reciente sobre los resultados es el CIS. Aunque la pregunta es sobre las generales, resulta interesante ver el cuadro que dibujan en Andalucía: 23,3% del PSOE, 12,7% del PP, 11% de Ciudadanos y 8% de Unidos Podemos. Otras encuestas privadas dibujan un leve descenso de PSOE y PP, un fuerte ascenso de Cs hasta rivalizar por el segundo puesto y un repunte de Adelante Andalucía.
Un hipotético pacto de izquierdas se encuentra con la dificultad de la pésima relación de Susana Díaz con Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo. Sus choques dialécticos en el Parlamento han bordeado la desconsideración personal. Acumulan toneladas de cuentas pendientes. Rodríguez se ha comprometido por activa y por pasiva a dos cosas: 1) No permitirá un gobierno de PP y Ciudadanos; 2) No gobernará con el PSOE. Con el PSOE "ni muerta", llegó a decir. Es decir, no ha cerrado la puerta al apoyo a una investidura, que sería muy cara, pero descarta un pacto de gobierno y de legislatura. "No vamos entrar en gobiernos con el socioliberalismo del PSOE. Vamos a negociar cada presupuesto para ganar victorias para la gente y presentarnos como una alternativa confiable, que es el reto que tenemos por delante", dijo Rodríguez en una entrevista con infoLibre.
La corrupción en la Faffe
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Díaz se ha encontrado una dificultad en su camino electoral, la eclosión de un caso de corrupción vinculado al uso de tarjetas de crédito de una fundación para el empleo, Faffe, ya extinta, para gastos privados. Lo más sangrante es que entre estos gastos hay pagos en prostíbulos. El caso es anterior a la etapa de Díaz como presidenta, pero la oposición acusa a su Gobierno de haber ocultado al Parlamento información sobre el caso. Los grupos han acordado la celebración de una comisión de investigación, la tercera tras las dedicadas a los ERE y los cursos de formación. Al haber adelanto, la comisión queda abortada antes de empezar sus trabajos. Los partidos opositores, singularmente el PP, intentan atizar el caso. Y Moreno Bonilla lo ha hecho de forma espectacular.
Este mismo lunes, en medio del insistente runrún del adelanto, el presidente del PP andaluz convocó a los medios a las puertas del prostíbulo Don Ángelo, en Sevilla, ya cerrado. Allí desveló un atestado de la Guardia Civil según el cual hubo hasta ocho tarjetas en la Faffe con las que se habrían gastado un total de 31.969 euros en "doce juergas" en prostíbulos de Sevilla, Cádiz y Córdoba. Tres de esas tarjetas se utilizaron para hacer 43 gastos en prostíbulos, correspondientes a doce "juergas" entre final del 2004 y mediados del 2009, etapa de importante descontrol en la Consejería de Empleo, como han puesto de relieve las investigaciones judiciales y parlamentarias.
Moreno Bonilla explicó que las ocho tarjetas "estaban asociadas a una cuenta corriente con un saldo de 828 millones, y se habrían gastado hasta 80.000 euros de dinero público" con su uso. Concretamente, además de los 31.969 euros en clubs de alterne, otros 19.000 habrían sido gastos en peajes, unos 22.000 en restaurantes, 1.800 en hoteles y otros 4.300 en gastos sin justificar, entre otros. Moreno Bonilla pidió a la presidenta de la Junta que los andaluces conociesen "toda la verdad" de la Faffe antes de ir a votar. Díaz, en su comparecencia, evitó responder directamente sobre este asunto a los periodistas y se remitió a lo afirmado por su vicepresidente, Manuel Jiménez Barris, que aseguró que la información desvelada por el PP ya había sido puesta por la Junta a disposición de la Justicia.