Aznar defiende la guerra de Irak: cuando un amigo te reclama ayuda no hay que negársela

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"No se puede pedir ayuda a un amigo y luego, cuando ese mismo amigo te la reclama, negársela". Así respondía José María Aznar el pasado agosto a una carta que le había enviado un mes antes el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y en la que se refería al apoyo que España prestó a Estados Unidos en la invasión de Irak. La respuesta de Aznar se conoce solo unos días después de que Tony Blair se disculpase por la información errónea que justificó esta guerra.

El expresidente del Gobierno defendió su decisión afirmando que el país "salió ganando" en términos de influencia y apoyo internacional y que, en cualquier caso, "no participó en una guerra", un tesis que este lunes respaldó también Esperanza Aguirre.

Por contra, Margallo le confirmó que no compartía la posición que tuvo entonces su Gobierno: "El pueblo español, que había visto ilusionado los logros de política exterior hasta ese momento, no entendió –ni se le supo explicar– el porqué de aquella decisión".

Aparte de la "reciprocidad política" con Estados Unidos, Aznar justificó su decisión por su "convicción atlantista" y porque "convenía estratégicamente a España". Según explica, esos fueron los motivos por los que su Ejecutivo apoyó las primeras iniciativas del presidente Bill Clinton contra Sadam Husein, la lucha contra los talibán en Afganistán y "el esfuerzo liderado por el presidente Bush en Irak".

Además, subrayó que "España no participó en ninguna guerra" y que "ni un solo soldado español estuvo en Irak un solo día sin la cobertura indubitada de Naciones Unidas para la estabilización del país".

Amenaza del Califato a España

Aznar aprovechó en su respuesta a Margallo para advertirle de que el orden internacional "se está resquebrajando de manera irreversible" y que España ha pasado a estar en "la primera línea de confrontación con grupos y problemas que plantean retos existenciales, desde el Califato a la emigración masiva".

A su juicio, la ambición del Califato de imponer su autoridad en lo que fuera Al Ándalus exige "un replanteamiento de la seguridad española y de las medidas contra esta amenaza". En este contexto, criticó el planteamiento de Estados Unidos y de la coalición internacional de una campaña militar en Irak y en Siria que se extienda hasta finales de 2017 que, en su opinión, está "aumentando los riesgos del terrorismo yihadista en España".

Además, Aznar criticó la estrategia seguida por el Gobierno en Mali y en Irak, donde las Fuerzas Armadas adiestran a los ejércitos de ambos países, preguntándose si es la adecuada ante la "gravedad que se atribuye a la amenaza" del yihadismo.

Israel como aliado "indiscutible"

En la misiva, el expresidente confió en los "pilares" de una política conservadora con el objetivo de buscar estabilidad y que dé respuestas a los "retos actuales y emergentes". Aznar sostuvo que en la planificación de una política que garantice "seguridad y tranquilidad" a los españoles, España debe tener en cuenta la "debilidad institucional multinacional" de los Estados Unidos de Barack Obama, la OTAN y de la Unión Europea.

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Asimismo, planteó fortalecer la relación con Israel porque lo considera un aliado "insustituible" contra el islamismo. Del mismo modo, recomendó que el "pragmatismo comercial" no anule la crítica del régimen iraní basado en "la represión y en la brutalidad".

Por último, Aznar planteó en su respuesta a Margallo adecuar las estructuras y los medios militares y de inteligencia al dinero que se puede invertir en ellos: "Un Ejército ideado para un 2% del PIB no se puede sostener con menos del 1%".

El expresidente también advirtió de la "progresiva erosión interna" de España y de la creciente "amenaza externa" que pone en peligro su existencia. Por este motivo, dijo apostar por "el apuntalamiento de nuestra civilización" más que por la "expansión de la democracia" a otros países creando, por ejemplo, un Foro de las Democracias.

"No se puede pedir ayuda a un amigo y luego, cuando ese mismo amigo te la reclama, negársela". Así respondía José María Aznar el pasado agosto a una carta que le había enviado un mes antes el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y en la que se refería al apoyo que España prestó a Estados Unidos en la invasión de Irak. La respuesta de Aznar se conoce solo unos días después de que Tony Blair se disculpase por la información errónea que justificó esta guerra.

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