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El calendario del congreso federal sume al PSOE en un vacío de poder durante cuatro semanas

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Ibon Uría

El calendario interno del PSOE ha dejado al partido en una situación de vacío de poder que no se resolverá hasta que acabe el 39º Congreso Federal, el 18 de junio, y se nombre a la nueva Ejecutiva. Hasta entonces están obligados a convivir Pedro Sánchez, secretario general desde el 21 de mayo, y la comisión gestora, que ha dado un paso atrás y ha dejado en manos de los sanchistas decisiones clave y la organización del cónclave. Y mientras tanto, en el grupo parlamentario socialista –donde la mayoría de diputados apoyaron a Susana Díaz– un portavoz provisional, José Luis Ábalos, capea el temporal.

La etapa de interinidad, por tanto, durará prácticamente un mes. En 2014, cuando Sánchez ganó las primarias y se convirtió en secretario general, fue mucho más breve: entre la jornada de votación y el Congreso Federal transcurrieron dos semanas y, además, había una dirección saliente que mantuvo sus funciones hasta que la entrante tomó posesión. Ahora los tiempos se han doblado, y en el equipo del líder socialista consideran que el lapso es demasiado largo. Estas fuentes consideran que los tiempos están diseñados "para favorecer a Susana Díaz" y darle tiempo a resolver cuestiones como "la posible sucesión en Andalucía" o su "posible nombramiento como senadora", lo que le habría permitido enfrentarse cara a cara con Rajoy en la Cámara alta.

Hasta la fecha ha habido dos reuniones entre la gestora y el equipo del nuevo líder del PSOE. La primera, el pasado viernes. Por parte de la dirección interina asistieron el responsable de Organización y su adjunta, Mario Jiménez y Laura Seara, y por los sanchistas Alfonso Rodríguez Gómez de Celis –coordinador de estrategia de la campaña del secretario general–, Paco Salazar –exalcalde de Montellano (Sevilla)– y Santos Cerdán –secretario de Organización del PSN–, que describió el encuentro como "cordial". Después hubo otra en el Palacio de Congresos de Madrid, donde se celebrará el cónclave, para revisar cuestiones técnicas.

A la espera de cambios

Al margen de los asuntos orgánicos, la vida sigue en el Congreso, y los 84 diputados del PSOE están pendientes de saber quién será su portavoz, una plaza para la que muchas apuestas apuntan a la parlamentaria asturiana Adriana Lastra, una de las coordinadoras de la campaña sanchistajunto al valenciano José Luis Ábalos, quien asumió la pasada semana el cargo de forma interina tras la dimisión de Antonio Hernando en la misma noche de las primarias. Fuentes socialistas señalan que se renovarán las direcciones en el Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo, pero tras el cónclave federal, no antes.

Varios miembros del grupo parlamentario consultados por este diario coinciden en afirmar que el ambiente es de "normalidad" entre los diputados socialistas y confían en que el trabajo en el Congreso vaya saliendo adelante sin contratiempos. Pero también admiten que está habiendo algunas dificultades en los primeros compases de esta nueva etapa. Ábalos, el único sanchista reconocido de la actual dirección del grupo, no tiene una Ejecutiva a la que reportar: "Sólo tiene a Pedro Sánchez, y tampoco se le puede estar llamando cada cinco minutos para cualquier decisión", comenta una diputada.

Esta misma fuente señala que algunos diputados que se alinearon con Susana Díaz evitan tomar decisiones por iniciativa propia y que prefieren "consultar todo con Ábalos", a la espera de ver qué dirección política impone la nueva Ejecutiva. En esta situación tendrá que afrontar el grupo socialista, por ejemplo, el debate de la moción de censura de Unidos Podemos, que se debatirá a partir del 13 de junio y donde el PSOE, en principio, se inclina por la abstención. Aunque inicialmente Sánchez y la gestora iban a pactar el sentido del voto, finalmente la dirección interina dejó en manos del nuevo líder la decisión final.

Organizar el Congreso

El segundo reto del equipo de Sánchez en la etapa de transición es la organización del Congreso Federal, donde a priori el secretario general tiene garantizada la aprobación de su proyecto político y orgánico, pues tiene más de la mitad de los 1.004 delegados con derecho a voto ya en su bolsillo. Sánchez tiene algo más del 50% de compromisarios, Susana Díaz se acerca al 42% y Patxi López ronda el 7%. En la mayoría de provincias se pactaron listas que respetaban el resultado de las primarias, aunque hubo conflictos puntuales en lugares como Castilla y León, Galicia y Alicante.

Un integrante del equipo más cercano a Sánchez explica que las decisiones políticas relativas al Congreso Federal las están tomando ya los colaboradores de Sánchez, mientras que las relativas a la organización se debaten, fundamentalmente, con Laura Seara, adjunta a Mario Jiménez en la gestora. Entre las novedades de este congreso estará la apertura a la militancia del acto de clausura. Según los afines al líder socialista, el motivo es la "avalancha de peticiones" de militantes para acudir al cónclave, "algo que no había sucedido nunca". De momento el formato del evento no está cerrado.

Entre las tareas pendientes está también la de designar a las personas encargadas de defender la ponencia marco, elaborada por encargo de la gestora y coordinada por el diputado vasco Eduardo Madina y el economista José Carlos Díez, que han renunciado a ejercer ese papel. Tanto Lastra como Ábalos consideraron lógico el paso atrás de los redactores de la ponencia: "Entiendo que [Madina y Díez] no se sientan legitimados" tras el resultado de las primarias, dijo el valenciano. En privado, algunos sanchistas afirman que ese repliegue de los redactores de la ponencia demuestra que era un texto "hecho a medida de Susana Díaz" y destacan que la posicion de Madina y Díez "era muy complicada".

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Paso atrás de barones y 'susanistas'

Pero la retirada del que fuera asesor económico de Susana Díaz y de Madina no ha sido el único desde la victoria de Sánchez. El más notorio ha sido el del hasta ahora presidente de la gestora, Javier Fernández, quien ha renunciado a repetir al frente de la Federación Socialista de Asturias –puesto para el que los sanchistas ya buscan un recambio– y que, según fuentes del partido, aún no ha confirmado si saludará al comienzo del Congreso Federal, un hecho que los afines al secretario general considerarían "insólito" y que, a su juicio, demostraría que Fernández se ha "desentendido" del proceso congresual tras la victoria de Sánchez.

Por su parte, los presidentes de la Comunitat Valenciana y Castilla-La Mancha, Ximo Puig y Emiliano García-Page, respectivamente, declinaron la posibilidad de encabezar las listas de delegados de sus federaciones –aunque asistirán al congreso en calidad de miembros natos–. El castellanomanchego llegó a afirmar, 72 horas después de conocer el resultado de las primarias, que decidirá sobre su futuro una vez concluya el congreso del partido porque el resultado de las primarias fue el "adverso al esperado", y que, "en su momento", también se pensará si repite como candidato a la Presidencia de su comunidad.

El calendario interno del PSOE ha dejado al partido en una situación de vacío de poder que no se resolverá hasta que acabe el 39º Congreso Federal, el 18 de junio, y se nombre a la nueva Ejecutiva. Hasta entonces están obligados a convivir Pedro Sánchez, secretario general desde el 21 de mayo, y la comisión gestora, que ha dado un paso atrás y ha dejado en manos de los sanchistas decisiones clave y la organización del cónclave. Y mientras tanto, en el grupo parlamentario socialista –donde la mayoría de diputados apoyaron a Susana Díaz– un portavoz provisional, José Luis Ábalos, capea el temporal.

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