El futuro del PSOE
Sánchez rebaja la beligerancia hacia Podemos para recuperar el voto socialista perdido
Pedro Sánchez y sus colaboradores tienen un objetivo claro: recuperar el voto socialista perdido. Y sabedor de que muchos de esos electores se fueron a las filas de Podemos, la estrategia del líder del PSOE pasa por rebajar la beligerancia hacia el grupo morado, aunque en el fondo no cree que vaya a producirse un entendimiento real entre ambos partidos. Al tiempo, reforzará su perfil izquierdista. Una primera muestra de ese planteamiento se podrá observar este jueves, en la moción de censura de Podemos contra Cristina Cifuentes (PP) en la Asamblea de Madrid, y una segunda la semana que viene en la moción contra Rajoy.
José Luis Ábalos, portavoz provisional en el Congreso y hombre de confianza de Sánchez, avanzó este martes en la Cadena SER que su intervención en la moción se centrará en la "censura" al Gobierno y no en "hacer sangre" por las formas de Unidos Podemos, que ha presentado la iniciativa. Los socialistas, insistió, no se sienten "agredidos" por la moción, porque "Podemos está en su derecho de tomar estas iniciativas". No obstante, el diputado agregó que consideran que Iglesias la presentó "aprovechando circunstancias muy concretas" del PSOE y "no pensando en sumar", sino por interés partidista y buscando publicidad.
Ya el pasado jueves, durante una visita a la Feria del Libro de Madrid, Sánchez hizo otro acercamiento al afirmar que se siente "muy próximo a los votantes de Podemos", si bien agrego a renglón seguido que no comparte "algunas cuestiones y formas de hacer" de su líder, Pablo Iglesias. Fuentes del entorno del secretario general argumentan que para ganar "credibilidad" entre los electores progresistas, no conviene ser en exceso "beligerantes" con Podemos. "Pedro no necesita adoptar un tono duro y, además, tampoco le aportaría nada: sólo conseguiría ahuyentar a votantes", explica una diputada de la confianza de Sánchez.
Cuidar las formas
Esta misma fuente dice que Sánchez ha logrado desde el otoño remarcar su perfil de líder de izquierdas, primero con su dimisión como secretario general que se oponía a la abstención ante Rajoy, después con la renuncia al escaño, posteriormente con su campaña para las primarias y finalmente con su victoria el pasado 21 de mayo. Si la ola de ilusión se mantiene, considera que ese relato debería permitirle recuperar algunos votos. En 2008 el PSOE logró 11,3 millones de papeletas. En 2016 fueron 5,4. En ese periodo, además, surgió Podemos y logró 5,1 millones de electores, que son los que los socialistas aspiran a recobrar ahora.
Para ello, apuntan desde el entorno de Sánchez, el líder socialista "no necesita cargar todo el rato contra Podemos": "Eso sucedía en la etapa de la gestora porque necesitaban dar réplica a las críticas por dejar gobernar a Rajoy", comenta una diputada. Durante la campaña de las primarias, los sanchistas denunciaron repetidamente que la abstención había dejado al PSOE "en tierra de nadie" y al sistema político español sin una verdadera alternativa de Gobierno al PP y con mucho terreno libre para que Podemos avanzase posiciones.
La gestora, por ejemplo, respondió con una carta en términos muy duros a la moción de censura presentada por los de Iglesias, mientras que ahora el PSOE tiene decidido abstenerse, a falta de que se haga oficial el lunes. "La beligerancia contra Podemos habría continuado si hubiera ganado Susana Díaz", explica una sanchista, para contrarrestar los dardos de Podemos que la identificaban como la máxima responsable de la abstención en la investidura. "Pedro, en cambio, es el líder que peor le viene a Podemos, porque es el único capaz de recuperar a esos votantes que se fueron. Tenemos que ir a por esa gente", añade otro diputado.
Sin visos de acuerdo
Otra cosa es lo que suceda en el fondo: el equipo más cercano a Sánchez no cree que vaya a fructificar un entendimiento sincero entre el PSOE y Podemos. "Las formas puede que cambien, pero no nos engañemos", advierte una diputada, que considera que "Podemos no tiene interés en hacer nada con el PSOE", sino "interés en la pelea por el electorado de izquierdas". "No nos están haciendo ningún guiño por ahora", añade esa fuente. Otros diputados, más optimistas, se dicen dispuestos a "hablar mucho" para que las iniciativas de la oposición salgan adelante, pero advierten que el tono del PSOE dependerá en buena medida de las "formas" de Iglesias.
Al PSOE, conceden los sanchistas, tampoco le interesa demasiado pactar ahora con Podmeos. ¿El motivo? Creen que la legislatura durará unos dos años más y que ese es el tiempo justo para que Sánchez "se haga con el partido" y "recupere votantes". El resumen de la visión de los cercanos al secretario general lo aporta una diputada que siempre se mantuvo junto al ahora líder: "A ninguno nos viene bien el acuerdo. Podemos no gana nada pactando con nosotros, haciendo de segundo del PSOE y reconociendo que es Sánchez quien lidera la izquierda. Y el PSOE no necesita a Podemos: necesita trabajarse a sus votantes".
En definitiva, Sánchez rebajará los ataques a Podemos y se centrará en reforzar su imagen de líder político de izquierdas. Según su equipo, el lema elegido para el Congreso Federal no es casual: "Somos la izquierda" es el elegido por los afines al secretario general, en lugar de "el futuro empieza hoy", que es el que había planteado la comisión gestora. La estrategia, en definitiva, quiere presentar al PSOE como la "única alternativa real al PP" y obvia a Podemos: "Pedro tiene que afianzarse como el líder de la izquierda. Si Podemos quiere algo, que venga a buscarnos y a hablar", resume una parlamentaria.
Sánchez incluirá en la Ejecutiva a Núria Parlón, Odón Elorza, Francisco Polo y Toni Ferrer
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Los giros de Sánchez
En su anterior etapa como secretario general, Sánchez cargó en ocasiones con dureza contra el partido de Pablo Iglesias. En sus primeros compases al frente del partido, de hecho, evitaba referirse directamente a Podemos y afirmaba que el PSOE no pactaría "con los populismos". Fue la tesis que mantuvo hasta bien avanzado el año 2015. Los sucesivos desencuentros que se produjeron entre los socialistas y los morados tras las elecciones del 20D incrementaron la desconfianza mutua entre ambas formaciones, y tras el 26J el entendimiento fue nuevamente imposible.
Tras abandonar la Secretaría General, Sánchez sostuvo que no había comprendido el alcance del fenómeno Podemos y que el PSOE tenía que trabajar "codo con codo" con ese partido. Lo dijo en una entrevista en Salvados que incluso algunos de sus colaboradores consideraron desafortunada. Después, en el primer borrador del documento político de su candidatura, planteó la necesidad de evitar "colisiones frontales" con otras fuerzas de izquierda y de lograr una "unidad de acción" con otros progresistas. Finalmente, en su texto definitivo, rebajó las expectativas y se limitó a hablar de una "alianza social de progreso".