La sesión de control al Gobierno que tuvo lugar este miércoles en el Congreso de los Diputados certificó que el cisma que existe entre el PSOE y Unidas Podemos tiene muy difícil solución a pocos días de que termine el plazo para evitar el adelanto electoral. Pese a que el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, aseguró que llamará próximamente a su homólogo socialista, Pedro Sánchez, buena parte del grupo morado está convencida de que la convocatoria de nuevos comicios es inevitable. No obstante, en un escenario como el actual nadie se atreve a descartar ningún cambio de última hora, y familias de Unidas Podemos como IU o En Comú Podem siguen insistiendo en que la formación morada debe agotar todas las opciones antes de rendirse al adelanto electoral, incluso aunque eso implique renunciar a la coalición.
Tras el fracaso de la reunión que mantuvieron el martes los equipos negociadores de PSOE y Unidas Podemos, el pleno de control al Gobierno de este miércoles –el primero en más de medio año– sirvió para evaluar el estado de la relación entre ambas fuerzas. Y la conclusión fue clara: hoy por hoy, sus posiciones están más alejadas que nunca. El intercambio de reproches entre Sánchez e Iglesias tuvo un aroma evidente a precampaña electoral, aunque ambos líderes se esmeraron en intentar posicionarse a ojos de la opinión pública como quienes intentan evitar la repetición de los comicios hasta el último minuto. Iglesias, de hecho, anunció que llamará a Sánchez para que ambos se reúnan e intenten desbloquear la situación, una oferta que fue rechazada por el líder socialista desde la misma tribuna si no hay renuncia al gobierno de coalición.
Así las cosas, en Unidas Podemos cunde la desesperanza. Las fuentes de Podemos consultadas por este diario no se ponen de acuerdo sobre la posibilidad de que esa llamada de Iglesias pueda servir para lograr algún avance significativo, pero sí que coinciden en manifestar un enorme pesimismo. "No es cuestión de lo que nos interese a nosotros, es que no quieren" y así es imposible alcanzar acuerdos, resume gráficamente un dirigente, mientras otras fuentes recogen los argumentos de Iglesias y aseguran que el PSOE ha tratado de "humillar" nuevamente a Unidas Podemos en la sesión de este miércoles.
Solo algunos dirigentes morados dejan abierta la puerta a que algo pueda cambiar en el último momento, aunque lo consideran improbable. Y en esta misma línea, pese al ambiente de pesimismo que inunda Unidas Podemos, fuentes de IU se resisten a dar la negociación por fracasada cuando aún quedan días para que termine el plazo legal para la investidura. El análisis de la federación es que la presión que hay ahora mismo sobre Unidas Podemos también existe en el PSOE, y por tanto no es descartable ningún cambio de posición de aquí al día 23 de septiembre, máxime cuando las encuestas que manejan los dos partidos proyectan un escenario similar al actual si se repitieran las elecciones.
IU apuesta internamente por un plan B
IU, de hecho, insiste en la posición que ya expresó públicamente a finales de julio: la repetición electoral debe evitarse a toda costa, aunque eso implique que Unidas Podemos renuncie a entrar en el Gobierno. La federación no tiene intención de airear sus discrepancias en público, ya que desde hace unas semanas todas las familias que componen Unidas Podemos están cerrando filas y manteniendo un mismo discurso para evitar que el PSOE pueda aprovechar sus fisuras para perjudicar su posición. Pero, a nivel interno, la organización que lidera Alberto Garzón ha redoblado sus esfuerzos para que Iglesias se plantee, al menos, un giro de última hora que deshaga el embrollo.
La Mesa Confederal de Unidas Podemos –el órgano de coordinación del grupo parlamentario, donde están representadas Podemos y las confluencias– se reunió el martes por la noche para analizar la situación tras el fracaso de la reunión de los equipos negociadores, y en ese encuentro Iglesias de mostró dispuesto a mantener hasta el final el pulso a Sánchez por el Gobierno de coalición. Pero fuentes conocedoras de la reunión confirman que representantes tanto de IU como de En Comú, pese a ser partidarios de esa fórmula, mostraron su discrepancia con ir a elecciones si, como parece, el PSOE sigue sin plegarse a la exigencia de Unidas Podemos, y plantearon la necesidad de tener un plan B para evitar los comicios.
En este tira y afloja, los pasos que den los diferentes actores en los próximos días serán claves para determinar el desenlace de la negociación. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, se reunirá este jueves por la mañana con el rey Felipe VI en un encuentro en el que el jefe del Estado, en principio, trasladará a Batet su intención de convocar una ronda de consultas con los líderes políticos para constatar si hay o no un candidato viable para la investidura. Aún no hay fecha para esa ronda de consultas, aunque lo lógico es que lo apretado de los plazos la sitúe en los primeros días de la semana que viene.
Garzón plantea tres escenarios alternativos
Sobre esa ronda de consultas planea la posibilidad de poner en marcha una fórmula que podría desbloquear la negociación: que Unidas Podemos cediera sus votos gratis al PSOE para, posteriormente, pasar a la oposición. Los socialistas han rechazado públicamente esta opción porque, aseguran, supondría poner en marcha un Gobierno que carecería de estabilidad desde el primer minuto, y dirigentes de Podemos descartan tanto en público como en privado que la alianza que integran pueda entregar su apoyo a Sánchez a cambio de nada.
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Pero esa solo es la posición de Podemos, capitaneada por Iglesias, ya que IU ha llamado internamente a no descartar ninguna opción y ha valorado los pros y los contras de, al menos, tres escenarios alternativos a la coalición: alcanzar un acuerdo programático con el PSOE y pasar inmediatamente a la oposición, firmar un pacto que garantizaría apoyo a Sánchez durante la legislatura pero sin entrar al Consejo de Ministros y, por último, limitarse a prestar los votos a Sánchez sin firmar ningún pacto pero con el compromiso de que ese acuerdo se revisase año a año.
La federación que lidera Alberto Garzón considera que, pese a las desventajas de renunciar a la coalición, evitar las elecciones tendría al menos tres consecuencias positivas para Unidas Podemos: aparecería a ojos de la opinión pública como la formación que ha impedido la repetición electoral, le daría la oportunidad de condicionar desde el primer instante a un Gobierno de Sánchez en minoría y, además, no implicaría necesariamente cerrar la puerta a entrar en el Gobierno más adelante, una posibilidad que han planteado barones socialistas como Ximo Puig o Emiliano García Page.
No obstante, aún habría escollos que superar incluso si Unidas Podemos comunicase al rey en la ronda de consultas de los próximos días que está dispuesto a entregar sus votos gratis al PSOE, una opción que, por el momento, ni Iglesias ni la mayoría del grupo se plantean. Y es que, en ese supuesto, el rey solo tendría las manos libres para nombrar a Sánchez candidato de nuevo si el líder socialista cambiase de opinión y se aviniera a esta posibilidad. Constitucionalistas consultados por infoLibre sostienen que Sánchez podría rechazar ser designado candidato como hizo Mariano Rajoy en 2016, y el rey no podría forzarlo ya que, entre otras cosas, su designación debería contar con el beneplácito de Meritxell Batet.
La sesión de control al Gobierno que tuvo lugar este miércoles en el Congreso de los Diputados certificó que el cisma que existe entre el PSOE y Unidas Podemos tiene muy difícil solución a pocos días de que termine el plazo para evitar el adelanto electoral. Pese a que el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, aseguró que llamará próximamente a su homólogo socialista, Pedro Sánchez, buena parte del grupo morado está convencida de que la convocatoria de nuevos comicios es inevitable. No obstante, en un escenario como el actual nadie se atreve a descartar ningún cambio de última hora, y familias de Unidas Podemos como IU o En Comú Podem siguen insistiendo en que la formación morada debe agotar todas las opciones antes de rendirse al adelanto electoral, incluso aunque eso implique renunciar a la coalición.