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Ucrania

La crisis de Ucrania atrapa a Vox entre la lealtad a los ultras polacos y el deseo de agradar al prorruso Orbán

Santiago Abascal, en diciembre en la foto de familia de los ultras europeos junto al húngaro Orban, el polaco Morawiecki y la francesa Le Pen.

Acostumbrados a pronunciarse sobre casi todo a golpe de tuit, Vox ha optado, de momento, por ponerse de perfil en el conflicto que enfrenta a Rusia y a la OTAN a cuenta de Ucrania. El partido de Santiago Abascal asegura que respalda la soberanía ucraniana pero se niega a anticipar si apoyará al Gobierno en el supuesto de que decida involucrar a España en la defensa militar de ese país si el presidente ruso, Vladimir Putin, decide invadirlo.

La crisis en Europa oriental ha atrapado a los ultras españoles entre dos de sus principales socios en el continente. De un lado está Ley y Justicia (PiS), actualmente en el gobierno polaco, y su líder el primer ministro Mateusz Morawiecki, que llevan meses advirtiendo a Bruselas y a la OTAN de los planes de Rusia para invadir Ucrania y de la necesidad de adoptar medidas para impedirlo. La OTAN debe “unir los puntos” y “despertar” de su “siesta geopolítica”, declaró en noviembre. 

Del otro lado está Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría, el principal aliado de Putin dentro de la Unión Europea. Orbán está en plenas negociaciones con Rusia para construir una planta nuclear y una fábrica de vacunas contra la covid-19 utilizando la receta rusa. Y plantea reunirse con Putin el martes de la semana que viene.

Vox esperaba contar con ambos en Madrid en una cumbre de partidos de extrema derecha en la que Abascal quería exhibir unidad y apoyo internacional. Dos objetivos que pueden estar en peligro si Orbán y Morawiecki discrepan sobre la respuesta a Rusia. Algo parecido ocurre con Marine Le Pen, que siempre ha reconocido la influencia de Putin sobre Ucrania (defendió en su día la anexión de Crimea) y respalda al mandatario ruso en el conflicto con la OTAN.

De momento, Vox evita cuidadosamente cualquier referencia a Putin y a Rusia. Su portavoz, el eurodiputado Jorge Buxadé, se limitó este lunes a manifestar que apoyan al PiS, sus socios polacos en Estrasburgo, a la espera de que el Gobierno haga una propuesta al Congreso en torno a la crisis de Ucrania. “Es importante que todos nos eduquemos a nosotros mismos” y hablar “después de estudiar las cosas, de valorarlo y de reunirse”, se excusó. 

“Nosotros claramente, como los polacos, estamos del lado de Ucrania y del respeto a su soberanía, pero no podemos apoyar una acción del Gobierno que no se ha explicado al Congreso. No se ha pedido autorización” y no se conocen “los detalles de en qué consistirá esa intervención militar”. 

Buxadé se refiere a la Ley de Seguridad Nacional de 2005 que, en su artículo 17, obliga al Gobierno a pedir la autorización del Congreso de los Diputados “para ordenar operaciones en el exterior que no estén directamente relacionadas con la defensa de España o del interés nacional”. Si bien el mismo artículo prevé que, en caso de necesidad, el trámite se pueda realizar por “procedimiento de urgencia” o incluso a posteriori.

Vox critica al Gobierno por haber decidido ya el envío de tropas a la zona, algo que el Ejecutivo todavía no ha hecho (los efectivos desplazados forman parte de un despliegue previo realizado bajo el paraguas de la OTAN) y acusa a Sánchez y al PP de saltarse la legalidad. 

Reivindicación de Trump

El partido de Abascal no se moja pero sitúa la actual crisis en lo que llaman “la errática política exterior de Obama” y del ahora presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante la crisis de Crimea de 2014. Desliza, veladamente, que Sánchez se ha dejado arrastrar por EEUU: “¿Y si hubiese sido Trump el único presidente de EEUU que no ha empezado una guerra? ¿Cuál sería la posición de nuestro Gobierno?”, se preguntó Buxadé antes de relacionar la situación con la “debilidad” mostrada por la Unión Europea en el conflicto migratorio con Bielorrusia.

No habrá posición de Vox en tanto el Gobierno no plantee una actuación concreta, reiteró Buxadé hasta en tres ocasiones. “Primero que el Gobierno solicite una comparecencia, fije los términos de la intervención militar y diga en el ámbito de qué paraguas jurídico. Entonces se decidirá. No puedo adelantar una posición”.

Vox, tan claro en otros asuntos, es deliberadamente ambiguo sobre Rusia y, en particular, acerca de Putin. Cuando le preguntaron a Buxadé por este asunto evitó responder: “Nosotros no tenemos ningún acuerdo con el Partido Comunista chino”, aseguró en referencia al que el PP suscribió en 2013. “Lo mantienen vigente: que explique el PP por qué mantiene ese acuerdo”, remató sin responder a la pregunta. 

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En el libro de conversaciones con Abascal que el escritor Fernando Sánchez Dragó publicó en 2019, el líder de Vox alimentó la opacidad de su partido en torno a la opinión que le merece Putin. En él Abascal aseguró que en el pasado había rechazado reunirse con el presidente ruso “por prudencia”. Cuando Dragó le cuenta que el embajador ruso en Madrid le había preguntado por qué Vox tenía manía a Putin, responde: “Yo pensaba que la KGB estaba mejor informada. Nunca he dicho que le tenga manía a Putin”. “Nunca me he metido con él”, añade en el libro antes de preguntarse “qué gana Vox acercándose a Putin”.

Abascal sí respaldó en alguna ocasión a Putin. Fue en 2015, tras el ataque terrorista sufrido por una misión rusa en Egipto. El líder de Vox tuiteó una frase entrecomillada arribuida al presidente de Rusia: “Os iremos a buscar al fin del mundo y allí os mataremos”:

Muchos de los socios de Vox en el mundo tienen una buena relación con Putin. Es el caso de Orbán, que comparte valores conservadores, nacionalistas y cristianos con el presidente ruso, y de Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil. Ambos visitarán las semana que viene Moscú y se reunirán allí con Putin, en plena escalada de tensión entre Rusia y la OTAN.

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