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Biblia sí, impuestos no: integristas y ultraliberales copian en España su exitosa alianza en EEUU

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Si hiciéramos una "nube de tags", ese resumen visual en el que se ven más grandes las palabras más repetidas del discurso, destacarían "aborto", "lobby LGTBI", "tradición" y "familia", pero también aparecería –y no en pequeño– el término "impuestos". Y siempre, claro, para bajarlos. Hablamos del movimiento católico radical español, con una creciente veta ultraliberal que amplía su campo de conexiones y lo empuja a ver cualquier intervención del Estado en la economía –salvo excepciones como financiar la educación privada– como un ataque a la libertad e incluso a la familia o como un intento de comprar votos.

Un ejemplo del matrimonio entre lo moralmente ultraconservador y lo económicamente ultraliberal, fenómeno directamente importado de Estados Unidos, está en NEOS, la nueva organización aglutinante de referencia en España en esta familia. NEOS ha desarrollado, apoyándose en académicos y activistas conservadores, una extensa producción de contenido sobre los temas que le preocupan, como aborto, memoria histórica, ataques a la Corona y Agenda 2030. Su objetivo es construir un almacén argumental para la "batalla cultural" contra los valores progresistas. Pues bien, la pobreza brilla por su ausencia en el corpus de NEOS, que en cambio sí difunde un mensaje de Isidro Catela, profesor de la Universidad Francisco de Vitoria, vinculada a los Legionarios de Cristo, ridiculizando el interés del Gobierno por la "pobreza menstrual". Es un discurso calcado del que lanza desde hace años la miríada de grupos integristas que ha logrado disciplinar al Partido Republicano en Estados Unidos: cualquier gasto o política que no encaje en lo "natural" –bajar impuestos a "familias" y "empresas"– es caricaturizado como un capricho ideológico.

La ayuda a los pobres, cosa de la Iglesia

Veamos mensajes de organizaciones de NEOS. Se trata de entidades que pueden ser adscritas a lo que en la primera legislatura Zapatero (2004-2008) se dio en llamar el movimiento "teocón", que aunaba un discurso beligerante en el terreno moral y visceralmente antiizquierdista en lo económico, todo ello bajo la protección de Antonio María Rouco Varela, cuyo legado sigue muy presente en un episcopado que se resiste a los empeños reformistas del papa Francisco.

Valores y Sociedad, dedicada a priori a temas morales, difunde mensajes de Rocío Monasterio y Francisco Contreras, de Vox, que logran vincular el discurso profamilia con la reivindicación de los impuestos bajos. Según estas tesis, son los impuestos lo que machaca a "las familias" y lo que impide a los jóvenes casarse y procrear, facilitando así la sustitución de la población local por la ajena a nuestros valores, es decir, inmigrante y sobre todo musulmana. Todo cuadra.

La disyuntiva que se presenta es esta: más impuestos o más familia. ¿Y cómo se paga entonces el Estado del bienestar? ¿Con qué se sufragan, por ejemplo, las ayudas a los más necesitados? La respuesta: no está claro que tal cosa sea tan necesaria. Quien con menos complejos lo ha dicho es Íñigo Gómez-Pineda, presidente de la Fundación Villacisneros, que en 2020, en plena expansión del gasto social por el covid, planteó: "¿No se podría pensar en que todo aquel que está subvencionado por el Estado pierde el derecho a voto?". Y añadió: "No creo que la función del Estado sea ayudar a los más débiles. Los tenemos que ayudar la iniciativa privada, las empresas, las personas, las familias, la Iglesia, la caridad. ¿Desde cuándo el Estado tiene que ser el papá y la mamá?".

El propio Jaime Mayor Oreja, impulsor de NEOS, advierte del "riesgo del colectivismo y de una España tan subsidiada que no haya iniciativa", lo cual constituye "una base social" óptima para la izquierda.

Aborto no, pensiones privadas sí

Más. El Debate, el periódico de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), volcado en una remoralización de la sociedad, es en el terreno económico un surtidor de contenido business friendly. Es una constante en la argumentación de la ACdP: preocupa la decadencia moral, la pérdida de valores cristianos, el aborto y la eutanasia. Y preocupan –mucho– las recetas económicas de la izquierda.

Qveremos, también en NEOS, tiene esas dos almas: al derechismo duro en la batalla cultural –contra el aborto y la memoria histórica– se suma un discurso económico que firmarían las voces más anti-Estado del PP, Vox o Cs. En concreto, defiende las políticas de austeridad y recorte del gasto y presenta una propuesta de semiprivatización de las pensiones: "O cambiamos el modelo o España quiebra". ¿Qué tienen que ver el aborto no y el pensiones privadas sí? Sea mucho o poco, lo seguro es que aquí conviven en perfecta armonía.

El "pesebrismo" por el ingreso mínimo

Son varias las voces que se han revuelto contra el ingreso mínimo vital, una ayuda que ha probado capacidad de sobra para detonar inquietud en la derecha católica radical. Es el caso del Foro de la Familia, en este caso fuera de NEOS, para el que esta prestación alienta "el fraude y el pesebrismo".

Ignacio García-Juliá, presidente del Foro, habitualmente ocupado de su agenda provida y mudo sobre economía, rompió en este caso su silencio para reclamar que la ayuda fuera "temporal" y "siempre incentivando la búsqueda de trabajo".

Bajar impuestos y premiar a Amancio Ortega

Hazte Oír-Citizen Go no se limita a los autobuses tránsfobos y las acciones a las puertas de las clínicas de aborto. También alerta de la "ruina económica" a la que conduce a España el Gobierno de Pedro Sánchez, al que ha acusado de querer nacionalizar empresas y subir impuestos. Lo usual es que el conglomerado de Ignacio Arsuaga ponga como excusa para su discurso antiimpuestos el empleo de fondos públicos para algún fin supuestamente innoble. Son elocuentes las campañas en Citizen Go: "Ni un céntimo de mis impuestos para aborto". "Ni un céntimo de mis impuestos a organizaciones LGTBI". "Burlas a los cristianos: no con mis impuestos". "Con mis impuestos no se paga fiesta gay". "Que mis impuestos no paguen un Padrenuestro blasfemo" Pero no siempre hace falta una percha relacionada con sus temas fetiche. He aquí otras dos campañas de Citizen Go: "Sánchez, baje los impuestos del gas y la gasolina YA" y "Montero, baje el IVA de la luz". Hazte Oír ha apoyado incluso una campaña por la supresión del Impuesto de Sucesiones y Donaciones.

Tan alejada del cristianismo social como de los empeños reformistas del papa, Hazte Oír sí comparte en cambio la admiración por la riqueza propia de corrientes de influencia en la Iglesia española como la Teología de la Prosperidad, que incide en la bendición de aquellos que logran la riqueza y el bienestar. Citizen Go ha llegado a difundir una campaña para pedir el premio Príncipe de Asturias para Amancio Ortega, "ejemplo mundial de empatía".

"Liberales" contra las "leyes LGTBI"

La Fundación Civismo constituye un caso singular. Se presenta como un think tank en "defensa de la libertad personal bajo los principios del liberalismo clásico", como la "primacía del individuo", el "imperio de la ley", la "propiedad privada" y el "Estado limitado". Para ubicarlos ideológicamente, son útiles algunos nombres propios. Isabel Díaz Ayuso recibió en 2021 el "Premio Sociedad Civil" de la fundación por "su valor cívico encomiable" durante la pandemia. Civismo da cobertura a actos de Rosa Díez, de la ya extinta UPyD, Fernández-Lasquetty, Cayetana Álvarez de Toledo –también galardonada por la fundación– o Beatriz Fanjul, todos ellos del PP.

Pero junto a las citas de Montesquieu, Locke y Jefferson, hay conexiones con grupos dudosamente liberales. Cuando en 2016 nació la Plataforma por las Libertades para combatir las llamadas "leyes LGTBI" por "favorecer de manera discriminatoria al colectivo LGTBI", Civismo se sumó a la iniciativa junto a Hazte Oír, Profesionales por la Ética, Enraizados y Tomás Moro, como recogió la información de Actuall, medio de cabecera de Hazte Oír, y la propia cuenta de Twitter de la plataforma.

Juan Félix Huate, vicepresidente de Civismo, es uno de los impulsores de NEOS. Otras entidades destacadas por sus posiciones económicas de neoliberalismo duro como El Club de los Viernes, el Instituto Juan de Mariana y la Red Floridablanca, todas ellas vinculadas a la Fundación Civismo, también dan amplia difusión a discursos antiabortistas. No es exagerado hablar de una pauta.

infoLibre trató de recabar el punto de vista de la Fundación Civismo, sin respuesta.

Laje, Mile, Kast...

Es colaborador de Civismo Agustín Laje, un popular polemista de la derecha argentina, autor de títulos como El libro negro de la nueva izquierda o La batalla cultural. Se define como "una especie de minarquista", es decir, partidario del Estado mínimo. Ojo, no es un anarcocapitalista, porque el Estado no debe desaparecer, sino existir como garante de la "seguridad jurídica" del mercado. En lo moral-cultural, el incorrecto Laje rechaza "el relativismo" y "otros engendros". ¿En qué se traduce esto? En lo de siempre: en una reivindicación de la tradición y una oposición total al aborto. En 2019 Hazte Oír lo premió por sus méritos en la "batalla cultural". Laje se formó en la Universidad de Navarra, del Opus, que él ve "la línea más afín al libre mercado" en la Iglesia.

Un ejemplo aún más extremo de esta dualidad lo encarna el economista Javier Milei, imitador en fondo y forma de Donald Trump en Argentina, que pretende presentarse a las presidenciales de 2023. Milei, tan ultraliberal como Laje, afirmó en el reciente acto de Vox Viva 22 que la mera idea de "justicia social" es "violenta" porque supone "quitarle a uno para darle a otro". Su entusiasmo por la "libertad" económica llega a tal punto que defiende la venta de órganos como "un mercado más" y responde "depende" cuando le preguntan si vería aceptable la compraventa de bebés. ¿Y el aborto? Eso no. El aborto es un "asesinato", dice Milei. La frontera de los ultraliberales económicos está en la agenda provida. La frontera de los ultraconservadores morales está en los impuestos bajos.

Laje y Milei no han llegado al relieve adquirido en Chile por José Antonio Kast, candidato presidencial –hasta ahora fracasado– de la extrema derecha que no oculta sus simpatías por el pinochetismo, sobre todo en lo económico. Pues bien, al mismo tiempo Kast es presidente de Political Network for Values, una red de políticos cristianos que tiene como modelos a seguir a Viktor Orbán en Hungría y los Estados republicanos de EEUU que están aprobando leyes ultrarrestrictivas sobre el aborto. El aborto a juicio de Kast es "derecho a matar". Es un pensamiento similar al hegemónico en Vox y un sector radicalizado del PP encabezado por el senador Javier Puente. Jair Bolsonaro, en Brasil, es otro producto –y productor– de esta visión de la sociedad: cero intervención económica, máxima intervención moral.

Donald Trump, el referente de los moralistas

Todo viene, por supuesto, de Estados Unidos. Nuria Alabao, doctora en Antropología e investigadora que ha profundizado en la historia de las luchas ideológico-culturales, pone perspectiva sobre el asunto. En los años 70, neoliberales y conservadores encuentran una causa común contra las "luchas antinormativas" de la izquierda, cuya reivindicación del fin de la discriminación por género, orientación sexual o raza llevaba aparejada una "ampliación del gasto social", explica Alabao autora en Ctxt. La confluencia de las dos familias de la derecha estaba servida. Una rechazaba la igualdad de derechos, otra el gasto público.

La consistencia de esta alianza se prolonga hasta hoy, encarnada en un trumpismo tan ardiente en su desconfianza hacia el Estado como en su intransigencia religiosa. Un personaje poco conocido en España que lleva cuarenta años sembrando ese terreno es Allan Carlson, un historiador putinófilo que puede considerarse padre del Congreso Mundial de Familias, el evento que celebró edición en México hace dos fines de semana y en el que participó Tamara Falcó. Carlson martillea desde los 80 con el argumentario anti-LGTBI y antifeminista y al mismo tiempo contra los impuestos, otra cara más del Mal. El porqué está en la Declaración de Praga, publicada con motivo del primer Congreso Mundial de Familias, hace ya 25 años: los "sistemas fiscales" tienden a "debilitar la vida familiar". El dogma sigue vigente.

Discursos como este forman parte del ADN del Tea Party y han contribuido a convertir a Donald Trump, un empresario bajo sospecha fundamentada de evasión de impuestos que colecciona denuncias de acoso sexual, en una inspiración para la derecha evangelista en teoría más rigorista en cuanto a la conducta. La conclusión es que el consenso antiimpuestos actúa para la derecha ultrarreligiosa como un pegamento más eficaz que la virtud.

Un papa predicando en el desierto

Así que no es casual que la derecha católica en auge en Europa, desde Viktor Orbán a Giorgia Meloni pasando por Marine Le Pen o –el ahora no tan en auge– Santiago Abascal, exhiban más sintonía en "valores" con Trump que con el papa. Es más, para los sectores más radicalizados del evangelismo en EEUU, con el ejemplo extremo de los seguidores de QAnon, Francisco es un traidor.

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El caso del pontífice en España es más que llamativo. El trato que le dispensa la derecha católica dura oscila entre la indiferencia y la crítica más o menos velada. La causa es evidente y explica también el desdén hacia el papa de las extremas derechas en toda Europa, como ha observado el politólogo Pablo Simón: las prioridades del pontífice han sido la denuncia de las causas económicas de la pobreza y de la indiferencia ante el sufrimiento del migrante. Es decir, temas ajenos a la agenda integrista.

El maridaje 'teocón'

El idilio entre la cruz y el neoliberalismo en España es congruente con el carácter de la jerarquía católica española, que no sólo es conservadora en lo moral, sino también presa de una histórica aversión al izquierdismo en el terreno económico. Su más perfecto alineamiento con Roma fue con Juan Pablo II (1978-2005), que articuló su papado en torno al anticomunismo. La principal aportación del Opus a la Iglesia en el último siglo ha sido el Opus, síntesis de integrismo religioso y ambición económica. La propia Iglesia tiene uno de sus mayores focos de influencia en las escuelas de formación de élites del Opus y la Compañía de Jesús. No puede extrañar que la Conferencia Episcopal, escéptica ante las líneas estratégicas del papa, salude en cambio con "esperanza" el nacimiento de NEOS y lo presente como ejemplo de la doctrina social de la Iglesia.

El maridaje teocón no sorprende a Román Cuesta, autor del capítulo sobre radicalismo religioso del informe De los neocón a los neonazis, que no lo ve exclusivo del catolicismo integrista, sino propio de toda una corriente de la derecha social. "Dentro del espectro ideológico de seguidores de Vox y el PP, uno de los grupos más combativos es el de los seguidores de Milton y David Friedman, anarcocapitalistas, herencia de la coyunda con los grupos norteamericanos de esta ideología, fervientes seguidores de Trump. En España apoyan a Ayuso y Abascal", señala Cuesta, que afirma que esta corriente acaba relacionada con los "grupos cristofascistas" a través de la "batalla cultural" en defensa de "la familia".

Si hiciéramos una "nube de tags", ese resumen visual en el que se ven más grandes las palabras más repetidas del discurso, destacarían "aborto", "lobby LGTBI", "tradición" y "familia", pero también aparecería –y no en pequeño– el término "impuestos". Y siempre, claro, para bajarlos. Hablamos del movimiento católico radical español, con una creciente veta ultraliberal que amplía su campo de conexiones y lo empuja a ver cualquier intervención del Estado en la economía –salvo excepciones como financiar la educación privada– como un ataque a la libertad e incluso a la familia o como un intento de comprar votos.

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