4M | Elecciones en la Comunidad de Madrid

Desmovilizado, de zonas ricas y escorado a la derecha: así es el botín naranja al que todos miran para el 4M

El candidato de Ciudadanos al 4M, Edmundo Bal.

El adelanto electoral en la Comunidad de Madrid ha colocado a Ciudadanos en la cuerda floja. Primero, por la enorme crisis interna abierta en el seno del partido. Y, segundo, por la posibilidad cada vez más plausible de que terminen quedándose fuera de la Asamblea de Vallecas el próximo 4M. Por eso, desde el momento en el que se pulsó el botón nuclear, todas las formaciones pusieron el ojo en el nada desdeñable botín naranja. Una base electoral que en los anteriores comicios autonómicos colocó a los de Inés Arrimadas como tercera fuerza regional –a solo 89.000 votos del PP– y al que ahora todos quieren pegar un bocado. El granero de votos se encuentra, principalmente, en municipios grandes de rentas medias y, sobre todo, altas –algunos de ellos feudos históricos de los de Pablo Casado–. Y se sostiene sobre una base de votantes totalmente desmovilizada y escorada, mayoritariamente, hacia la derecha.  

El reto es grande. El premio, también. En las últimas autonómicas, la lista encabezada por Ignacio Aguado atrajo a 629.940 electores madrileños, lo que permitió al partido sentar en la Cámara regional a 26 diputados que fueron claves para la conformación del Ejecutivo regional. Ahora, dos años después, en la formación naranja son plenamente conscientes de que todos los ojos se sitúan sobre sus bases. "Sabemos que han puesto su objetivo en Ciudadanos. Quieren borrar del mapa el centro político para manejarnos a su antojo y reinstaurar la España de los dos bandos", decía recientemente quien fuera vicepresidente del Gobierno madrileño. De hecho, la primera en dejar claras sus intenciones fue la propia Ayuso. "Voy a por esos votantes de Cs que se han quedado sin partido", dijo la líder regional en Onda Cero pocas horas después de firmar el decreto de convocatoria de elecciones. Se iniciaba así la OPA contra los de Arrimadas.

Los conservadores no son los únicos dispuestos a echar las redes en este caladero de votos. También en las filas socialistas confían en poder pescar antiguas papeletas naranjas. "Una parte seguro, sobre todo por la radicalidad de Ayuso", dice un miembro de la Ejecutiva regional al otro lado del teléfono. El hecho de que el PSOE sea capaz de ensanchar su espacio electoral hacia el centro puede ser beneficioso para unas fuerzas progresistas que acudirán a la cita con las urnas en tres listas diferentes y con la idea de no torpedearse durante la campaña para evitar una desmovilización del electorado. También algunos miembros de Más Madrid confían en poder arrastrar algo de ese granero electoral. "Creo que podemos pescar, en tanto que algunos electores de Ciudadanos pueden no estar moviéndose en clave de izquierdas o derechas, sino más bien de partidos tradicionales o nuevos, frescos", apuntaba el miércoles un diputado de la formación.

Pero, ¿dónde se encuentra ese granero de votos? Para responder a esta cuestión es necesario echar la vista atrás. En concreto, al 26 de mayo de 2019. En aquella jornada electoral, los naranjas consiguieron aglutinar alrededor de su proyecto al 19,46% de los votantes. Buena parte de las papeletas salieron exclusivamente de la capital: 311.619, lo que equivale prácticamente al 50% del total. Es decir, que la mitad de la partida se jugará en Madrid y la otra mitad en los alrededores. En esta batalla hay algunas zonas de la geografía madrileña que pueden resultar claves. En concreto, el área noroccidental, oeste y suroeste, donde los de Aguado lograron unas cifras por encima de la media regional. Especialmente en la última, donde se hicieron con el 24,1% de las papeletas. Una décima por encima se colocaron también en el Corredor del Henares. De hecho, esta zona, junto con el sur, fueron las únicas en las que sorpasaron al PP.

El músculo electoral naranja se situó en las autonómicas de hace un par de años, fundamentalmente, en las grandes ciudades. En los municipios por debajo de los 10.000 habitantes arañó 31.897 papeletas –el 5% del total–, con unos resultados que se movieron de media entre el 13,6% y el 18,1%. Mientras tanto, en la franja de localidades de entre 10.000 y 50.000 habitantes se hizo con el 21,96% de las papeletas y en aquellas de mayor población se situó por encima del 19%. De hecho, de los 35 municipios más poblados de la región –con más de 20.000 personas–, Ciudadanos consiguió en una veintena un resultado superior a su media autonómica. Y en 18 aglutinó más voto que la candidatura de Isabel Díaz Ayuso. Es el caso, por ejemplo, de Valdemoro o Rivas-Vaciamadrid, donde sacaron a los conservadores casi diez puntos. O San Fernando de Henares, donde les aventajaron en algo más de ocho.

Ricos feudos conservadores

Pero los resultados más potentes los sacaron en Paracuellos del Jarama, Boadilla del Monte, Las Rozas, Torrelodones y Majadahonda. En todos ellos, logró aglutinar alrededor del proyecto encabezado por Ignacio Aguado a más del 25% del electorado. En el primero, esa cifra incluso se colocó en el 31,91%, casi el doble que la de Díaz Ayuso. Estos cinco municipios tienen dos características a destacar. Por un lado, que siempre han sido feudos históricos de los conservadores. Porque quitando el sorpaso naranja en Paracuellos de hace un par de años, el PP siempre se ha impuesto en estas localidades en los comicios autonómicos. Son tres décadas de poderío demostrado en nueve citas diferentes con las urnas. Ni siquiera cuando el socialista Rafael Simancas tuvo al alcance de la mano la Presidencia de la Comunidad de Madrid, una oportunidad que terminó desbaratándose con el famoso tamayazo, estas plazas fuertes de la derecha se tambalearon.

La otra característica que comparten todos ellos es la riqueza. Boadilla del Monte, Las Rozas, Majadahonda y Torrelodones son cuatro de los cinco municipios de mayor renta de la región, una lista que encabeza Pozuelo de Alarcón. Si en la comunidad autónoma la renta neta media por persona se situaba en 2017 en los 12.033 euros, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en estas localidades se colocaba por encima de los 19.000 euros, mientras que en Paracuellos del Jarama era de 15.861 euros. Una tendencia que también se observa diseccionando los resultados de la capital por zonas. En Madrid ciudad, Ciudadanos logró sus mejores resultados en los distritos de Barajas, Hortaleza, Chamartín y Fuencarral-El Pardo, también por encima de la renta neta media de la urbe –15.930 euros–. Chamartín, de hecho, ocupa la primera posición, según los últimos datos del INE: 26.267 euros.

Los naranjas no han despejado hasta este mismo fin de semana la incógnita sobre su cabeza de cartel de cara al 4M, que será Edmundo Bal, diputado, abogado del Estado y hombre de la máxima confianza de Arrimadas. En cualquier caso, son los que más papeletas tienen de sufrir una fuga importante de votantes hacia otras formaciones. Al fin y al cabo, los electores que apoyaron a la formación encabezada por Inés Arrimadas se mostraban como los más indecisos y los menos movilizados. En el análisis postelectoral de las autonómicas elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), sólo el 66,3% de los que cogieron la lista de Ciudadanos en la cita con las urnas tenía decidido votar por un partido o coalición, mientras que para el resto de formaciones ese dato se situó por encima del 70% –en el caso del PSOE o Vox, se superaba el 84%–. Y en el último barómetro electoral, el del mes de marzo, sólo un 37,3% de los encuestados que votaron naranja en 2019 volverían a hacerlo ahora de nuevo, frente al 54,1% de Unidas Podemos, el 55,7% del PP, el 65,6% del PSOE y el 77,6% de Vox.

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Ubicados a la derecha

A pesar de que las principales formaciones han puesto el ojo sobre esa base de electores, lo cierto es que el que parece que puede absorber más antiguas papeletas naranjas es el PP. Principalmente, porque el perfil de los que apoyaron a Aguado hace un par de años está más escorado hacia la derecha. Así se desprende, de nuevo, del postelectoral de las autonómicas. Aquella encuesta reflejaba que el 64,2% de los votantes indecisos que terminaron respaldando a Ciudadanos dudó entre la lista naranja o la del PP, mientras que un 10,4% lo hizo con la del PSOE y el 4,5% con la de Unidas Podemos. De hecho, algunas fuentes de los socialistas madrileños no esconden su temor a que el desembarco de Iglesias como cabeza de lista de la formación morada pueda polarizar la campaña hasta tal punto que buena parte del antiguo voto naranja termine aglutinándose alrededor de la candidatura encabezada por Isabel Díaz Ayuso.

Las pocas encuestas que se han elaborado desde que se conoció el aterrizaje del actual vicepresidente del Gobierno central a la arena política madrileña apuntan a esta dirección. Todas ellas muestran un trasvase de votos de Cs al PP. Según la elaborada por Gad3 para Nius, publicada el pasado miércoles, de cada cien papeletas de Cs en las últimas autonómicas, 58 irían para la lista conservadora, mientras que 13 se quedarían en Ciudadanos, otras 13 estarían indecisas y 4 y 2 irían a parar a Vox y el PSOE, respectivamente. Unos movimientos que también ha detectado Sigma Dos para El Mundo. Un 39,5% de los electores naranjas se irían ahora con Ayuso, mientras que otro tercio todavía no ha decidido qué hacer con su sufragio y sólo un 4,2% apostaría con Gabilondo. Es el movimiento más importante registrado en el sondeo. Junto con una fuga abierta en la ultraderecha hacia el PP.

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