La nueva legislatura

El dilema de Rivera: pactar con la ultraderecha como los liberales finlandeses o seguir el ejemplo de Macron

Albert Rivera y otros dirigentes de Cs, en un encuentro con simpatizantes de Emmanuel Macron.

En las pasadas elecciones autonómicas y municipales del 26M, Ciudadanos no consiguió su ansiado sorpasso al PP, pero sus resultados le han dado opciones de entrar en gobiernos de un buen número de comunidades autónomas y municipios. Tal y como han asegurado sus dirigentes, Ciudadanos quiere alcanzar pactos preferentemente con el PP, aunque en muchos territorios estos acuerdos a dos necesitarán el apoyo de una tercera formación para que la derecha llegue al poder: Vox, que resulta un aliado muy incómodo para la formación naranja.

En los últimos días, Ciudadanos ha negado que existan conversaciones relativas a la oferta lanzada por el líder de Más Madrid, Íñigo Errejón, de alcanzar un pacto para hacer presidente de la Comunidad de Madrid al socialista Ángel Gabilondo a cambio de que la alcaldía de la capital fuese a parar a manos de Begoña Villacís. Pese a que, con ánimo de intentar desvincularse del partido ultraderechista, Ciudadanos se ha abierto en los últimos días a pactar con el PSOE en algunas comunidades autónomas, su preferencia sigue siendo alcanzar acuerdos con el PP, pero para ello necesitará también recabar en muchos lugares los votos de Vox, que precisamente exige que Ciudadanos deje de hacerles el vacío y se reúna con ellos si quiere pactar.

La disposición del líder naranja, Albert Rivera, a llegar a acuerdos que incluyan a Vox le ha costado duras críticas de, entre otros, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha asegurado que en Europa "no se entiende que un partido que se autodefine como liberal se apoye en la ultraderecha". Lo cierto es que, a nivel europeo, la familia liberal está muy dividida sobre su disposición a pactar con la ultraderecha a nivel estatal para hacerse con el poder o participar en gobiernos. Hay dirigentes, como el francés Emmanuel Macron, que han impulsado un cordón sanitario en contra de este tipo de partidos –de hecho, en Francia todas las formaciones políticas rehúyen al Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen–. Pero otros, como el holandés Mark Rutte, han pactado con la ultraderecha en el pasado, e incluso en la actualidad hay varios gobiernos europeos que tienen presencia liberal y que la extrema derecha apoya desde dentro o prestándoles sus votos en el parlamento.

  Donde los liberales pactan con la ultraderecha

Dinamarca

En Dinamarca la ultraderecha no está en el Gobierno, pero sí presta apoyo parlamentario a los liberales para que puedan desarrollar sus posiciones. Al frente del Ejecutivo danés está Lars Løkke Rasmussen, cuyo partido Venstre comparte grupo en Europa con Ciudadanos y que gobierna en coalición con otros dos partidos conservadores. No obstante, para alcanzar la mayoría absoluta, Rasmussen necesita de los apoyos del Partido Popular Danés, la fuerza de extrema derecha del país, que por ejemplo le ha permitido sacar adelante los últimos presupuestos.

Estonia

Más estrecha es la relación entre liberales y extrema derecha en Estonia. En la nación báltica, el jefe del Gobierno desde 2016 es el liberal Jüri Ratas, del Partido de Centro Estonio, que comparte grupo en el Parlamento Europeo con Ciudadanos. No obstate, Ratas no gobierna solo. Entre 2016 y 2019, los liberales estonios compartieron ejecutivo con los socialdemócratas y los democristianos del país, pero en marzo de este año se celebraron elecciones y, tras ellas, Ratas ha sustituido su acuerdo con los socialistas por otro con la extrema derecha del Partido Popular Conservador.

Finlandia

Al igual que ocurre en Estonia, en Finlandia el último gobierno –que ahora mismo se encuentra en funciones tras las elecciones del pasado 14 de abril– ha estado pilotado por los liberales y ha tenido integrantes de la extrema derecha, que en el país se integra en el partido Verdaderos Finlandeses. El Partido de Centro, que comparte grupo con Ciudadanos, conformó en 2015 un gabinete en el que cedió el puesto de viceprimer ministro a Timo Soini, líder de los Verdaderos Finlandeses, si bien el acuerdo duró solo hasta 2017.

Ese año, Soini fue sustituido al frente de la formación ultraderechista por Jussi Halla-aho, del ala más ultra del partido y con un largo historial de condenas judiciales por incitación al odio religioso y racial. Este cambio provocó la ruptura del Ejecutivo y obligó a Soini a crear una escisión de los Verdaderos Finlandeses –llamada Reforma Azul– para mantenerse en el poder junto a los liberales. No obstante, en las elecciones de abril, Verdaderos Finlandeses se quedó a apenas dos décimas de la victoria y Reforma Azul no entró en el parlamento, mientras el liberal Partido del Centro sufrió un fuerte batacazo.

Letonia

En Letonia, por el contrario, los liberales no lideran el Gobierno, pero sí que se encuentran en un gabinete compuesto por cinco partidos, entre ellos la derecha populista y eurófoba. El partido Por el Desarrollo, que se sienta en el mismo grupo de Ciudadanos en Europa, comparte también Gobierno con la formación KPV LV –siglas que, en castellano, podrían traducirse como "¿A quién pertenece el Estado?"–, un partido de nuevo cuño con posiciones de extrema derecha. Tal y como explica el Barcelona Centre for International Affairs (Cidob), en Letonia es tradicional que se produzcan este tipo acuerdos que van desde el centro hasta la ultraderecha para impedir que llegue al Gobierno el partido socialdemócrata Armonía, considerado prorruso.

  Donde los liberales no pactan con la ultraderecha

Bélgica

El pasado 26 de mayo, coincidiendo con los comicios europeos, Bélgica celebró elecciones federales tras la ruptura del pacto entre los liberales de Charles Michel y los nacionalistas flamencos del N-VA, que gobernaba el país desde 2014. En esos comicios, la gran triunfadora ha sido la extrema derecha flamenca de Vlaams Belang, con posiciones abiertamente xenófobas y ultras, que se ha convertido en segunda fuerza en Bélgica. No obstante, todos los partidos del país mantienen tradicionalmente un cordón sanitario en torno a la formación, aunque podría estar comenzando a resquebrajarse: hace unos días, el rey Felipe II se vio forzado a recibir al Vlaams Belang dentro de su ronda de consultas para la formación de Gobierno por su gran resultado.

Eslovenia

En Eslovenia, el liberal Marjan Sarec comanda una coalición de cinco partidos que van desde los socialdemócratas hasta otros tres partidos de corte socioliberal y que no incluye a ninguna formación conservadora o de extrema derecha. La oposición, de hecho, la lidera el partido derechista SDS del ex primer ministro Janez Jansa, que no se considera como de ultraderecha –está adscrito al Partido Popular Europeo a nivel comunitario– pero que sí tiene un duro discurso antiinmigración.

Francia

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El que probablemente sea el principal líder liberal europeo, Emmanuel Macron –con quien Albert Rivera ha tratado de vincularse en repetidas ocasiones– mantiene un claro rechazo a la ultraderecha, que en Francia tiene a la formación Reagrupación Nacional de Marine Le Pen como su máximo exponente. No es solo cosa de Macron y de su partido, La República En Marcha: en el país galo, el cordón sanitario a los Le Pen –ahora mismo Marine y hace años su padre, Jean-Marie– está asumido por los partidos de todo el arco parlamentario, pese a lo cual el RN ganó hace unos días las elecciones europeas en Francia.

Países Bajos

En Holanda, el Gobierno del liberal Mark Rutte se apoya en otros tres partidos: los también liberales D66 y los conservadores CDA y Unión Cristiana. Pese a su fortaleza, no hay acuerdos con la ultraderecha, encarnada en el PVV de Geert Wilders, que actualmente es la principal fuerza de oposición en el parlamento holandés. No obstante, esto no siempre fue así: Rutte fue apoyado en su primera legislatura (entre 2010 y 2012) por Wilders, que era quien le proporcionaba una mayoría parlamentaria que terminó quebrando precisamente cuando la extrema derecha retiró el apoyo a los liberales para que no pudieran aplicar los recortes presupuestarios exigidos entonces por la UE.

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