El gasto público farmacéutico sube un 44% en ocho años y avanza hacia un récord de 22.000 millones
Escuchando a quienes conocen las entrañas del sistema sanitario español es fácil toparse con esta advertencia: el trozo del presupuesto sanitario dedicado a medicamentos crece sin parar, en una tendencia que amenaza la sostenibilidad del modelo. El gasto público farmacéutico se acerca a un récord de 22.000 millones de euros en 2022. Se trata de una partida que sube año a año desde el inicio de la serie del Ministerio de Hacienda, que arranca en 2014.
Las partidas recogen tanto el gasto hospitalario como por receta para oficina de farmacia. En ambos casos hay un gasto público, que es mayor en el caso de la farmacia, en una relación aproximada 60/40 con los últimos datos disponibles. En 2021 la cantidad total del gasto farmacéutico superó por primera vez los 20.000 millones de euros, alcanzando la cifra de 20.957,16 millones, lo que supone un 7,13% más que en 2020. La subida media desde 2014 es del 4,71%. En ocho años el incremento porcentual ha sido del 38,69%, lo que en términos brutos se traduce en 5.846,59 millones.
Aunque 2022 todavía no es ejercicio cerrado, Hacienda permite también consultar lo gastado en los nueve primeros meses del año, es decir, hasta el cierre de septiembre. Son 16.122,34 millones. Esto supone una subida del 5,17% con respecto al mismo periodo de 2021 y del 44,15% comparada con los tres primeros trimestres de 2014. Así que la tendencia ascendente sigue. El doctor en Medicina Fernando Lamata, presidente de honor de la Asociación Acceso Justo al Medicamento, cree que es previsible que 2022 acabe con un gasto farmacéutico superior a los 22.000 millones de euros, unos 1.000 millones más que en 2021.
Un informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) de 2021 atribuye el grueso del problema al encarecimiento de la farmacia hospitalaria. Esta subió un 63,49% entre 2014 y 2021. Además, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) prevé que la tendencia al alza mantenga su fuerza. "El gasto farmacéutico hospitalario es muy poco visibilizado. Los medicamentos [...] se emplean para el tratamiento de los pacientes ingresados pero también para pacientes ambulantes y externos en procesos oncológicos, infecciosos, enfermedades neurológicas, autoinmunes, oftalmológicas, pacientes renales, enfermedades raras, fibrosis quística... Muchos de estos tratamientos tienen precios muy altos [hasta 400.000 euros],", añade el informe.
Voz de autoridad y autor de una vasta bibliografía sobre gestión sanitaria, Fernando Lamata advierte de que el supuesto avance en eficiencia en el gasto en farmacia de receta se ha hecho a costa del esfuerzo de las familias, no de la industria. El real decreto-ley 16/2012 para la "sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud", en plena etapa etapa de recortes, supuso una reducción del gasto público de receta, que efectivamente cayó un 15% entre 2011 y 2014. El quid reside, según Lamata, en que los efectos fueron negativos para las familias, cuyo gasto en farmacia en el mismo periodo creció sobre un 20%, según datos del INE. Entre 2014 y 2020, el gasto público en farmacia de receta se ha ido recuperando hasta casi volver a los datos de 2011. En cambio, las familias han incrementado su aportación un 40%, hasta situarse en 4.891,09 millones.
"Sobreprecio" y "prescripción inadecuada"
Las administraciones gastan "demasiado" en medicamentos, dice Lamata, que cifra el exceso en torno a un 50%. Los 11.000 millones extra que paga de más el Estado –tomando como referencia los 22.000 que prevé para este año– se reparten entre "sobreprecio" y "prescripción inadecuada", explica. El "sobreprecio" se produce porque el coste que se paga por el tratamiento es "muy superior" a la suma del coste de producción más la investigación realizada, según Lamata. La "prescripción" inadecuada está relacionada, explica, con el "marketing potentísimo de la industria farmacéutica".
Lamata cree que "es imprescindible" que "la investigación y la formación de los médicos" estén "separadas de los laboratorios farmacéuticos", para evitar así conflictos de interés que acaban empujando al alza la prescripción de los medicamentos más caros. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valencia y especialista en Psiquiatría por la de Santander, Lamata afirma que hay un problema "de fondo", que se ha exteriorizado con claridad con las vacunas contra el covid-19: los grandes laboratorios farmacéuticos –explica– usan el monopolio que les dan las patentes para elevar excesivamente los precios. "Para solucionar el problema de los altos precios de los medicamentos, que está erosionado gravamente el sistema de salud y amenaza con hacerlo más en el futuro, es fundamental ir a la raíz del monopolio que dan las patentes", añade. Y lo es más aún, recalca, cuando los nuevos medicamentos para enfermedades como la hepatitis C o las enfermedades reumáticas, genéticas o neurodegenerativas son "cada vez más caros". A su juicio, estamos ante un "desafío" para el sistema al completo.
Menos grave –comparativamente– ve la situación Juan Simó, autor del blog Salud, dinero y Atención Primaria, para quien no se trata de un gasto "desmesurado" en relación con otros países. Pone como ejemplo el último informe sanitario de la OCDE, que sitúa a España por debajo del conjunto de la UE en gasto público farmacéutico. "Estamos igual de más que los demás", resume el médico de familia y analista.
"Conflictos de interés" y "desabastecimientos"
"El gasto [farmacéutico] es cada año mayor que el anterior. Y, si no se actúa, seguirá creciendo", señala Marciano Sánchez Bayle, presidente de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp). A su juicio, esta situación problemática es consecuencia de numerosos "fallos". ¿Cuáles? Según Sánchez Bayle, "el Ministerio de Sanidad paga medicamentos a precios exorbitantes", a lo que se suma que "el consumo de medicamentos genéricos está estancado". En línea con Lamata, denuncia además la falta de mecanismos efectivos para evitar "conflictos de interés" entre "quienes prescriben los medicamentos y la industria que los fabrica".
Otro problema, añade, es la falta de una producción pública "que acabe con los desabastecimientos" de los medicamentos más baratos, fenómeno que "sólo se explica por una fabricación por debajo de la demanda debida al afán desmedido de lucro" del negocio. "Faltan [en las oficinas de farmacia] medicamentos de bajo precio, como hemos visto hace poco con la amoxicilina, porque a la industria no le conviene su fabricación. No le resulta suficientemente rentable", denuncia el presidente de la Fadsp.
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Según el último informe semestral de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, en el primer semestre de 2022 los desabastecimientos subieron más de un 30% con respecto al anterior. Actualmente hay más de 600 medicamentos con problemas de abastecimiento, según el Ministerio de Sanidad. Tanto Lamata como Sánchez Bayle coinciden en que la escasez de medicamentos de bajo coste es una prueba clara de un sistema de producción farmacéutica alejado del interés general.
El presidente de la Fadsp añade un problema más: "Fallan los sistemas de compra". Sánchez Bayle defiende las subastas públicas, como la que había en Andalucía y que el Gobierno de Juan Manuel Moreno (PP) terminó de suprimir en diciembre de 2020.
No parece que el fin de la subasta esté dando grandes resultados en la comunidad del sur. La Consejería de Salud ha tenido que detraer fondos de otras partidas para cubrir un sobrecoste en farmacia de unos 600 millones entre 2020 y 2021, según Eldiario.es/andalucia. El gasto en farmacia hospitalaria y recetas ascenderá en Andalucía en 2023 a un 28,93% del presupuesto total de Salud, según la memoria de las primeras cuentas el PP con mayoría absoluta. Por Andalucía acusa a Moreno de haber actuado a beneficio de las grandes farmacéuticas, destruyendo una política que ahorraba costes y sin haber conseguido terminar con el desabastecimiento.