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Las matemáticas de Yolanda Díaz: trata de sumar con Errejón y las confluencias a riesgo de perder a Podemos

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, en un foro sobre el futuro del trabajo.

La política está lejos de ser una ciencia exacta. Para ejercerla no existen fórmulas matemáticas ni se aplican lógicas universales. Al contrario, un error de cálculo puede ser una victoria. “Uno más uno no son siempre dos” es una de las frases que repiten quienes defienden que la suma de varios partidos, a veces, resta. Pero Yolanda Díaz está dispuesta a desafiar esa máxima. La vicepresidenta segunda y líder de Unidas Podemos quiere "sumar" y ese es el nombre que ha elegido para dar forma a su proceso de escucha, que la llevará de gira por España durante los próximos meses.

Lo adelantó el miércoles El Periódico de España y lo confirmó la propia Díaz el jueves, aunque aclaró que no se trata del nombre del futuro proyecto. Tal y como explican fuentes de su equipo en conversación con infoLibre es un "elemento jurídico" (cuyo registro se ha solicitado ya en el Ministerio del Interior) para organizar todo lo relativo a este proceso de escucha. Esto va desde el coste de los viajes al alquiler de los espacios, entre otras cuestiones operativas. "No saldrá ni un euro de las arcas del ministerio. Queremos separar por completo esta cuestión", resumen las citadas fuentes. La financiación se producirá a través de aportaciones de particulares interesados en apoyar el proyecto.

En estas últimas semanas la vicepresidenta fue dejando pistas sobre la importancia de sumar. Tras el excelente resultado del candidato de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, Díaz explicó que lo que más le “seducía” del acuerdo que alcanzaron los insumisos con el Partido Socialista galo era precisamente la suma de fuerzas. "Sumar gentes, diversidades, proyectos. Si sumamos, claro que hay futuro. Claro que es posible", aseguró. Aunque no extrapoló el caso francés al español: "El PSOE tiene enormes dificultades para ello, pero en ese verbo sumar yo voy a estar”.

Sin embargo Díaz corre el riesgo de que su apuesta derive en un juego de suma cero al dejar atrás a Podemos del proceso. La vicepresidenta segunda siempre repite que los partidos no son “los protagonistas” del proyecto que aspira a crear, pero su sintonía con dirigentes como Mónica García (Más Madrid), Mónica Oltra (Compromís) o Ada Colau (En Comú) contrasta con la que mantiene actualmente con Irene Montero e Ione Belarra (Podemos). El objetivo estratégico de la dirigente gallega es ensanchar los márgenes políticos de un espacio del que en los últimos años se han ido desmembrando algunas de las llamadas "confluencias", pero en el proceso corre el riesgo de perder a Podemos si las discrepancias no se reconducen

Las palabras de cariño —acompañadas, habitualmente, de fotografías con efusivos abrazos— que le dedica a las tres primeras no incluyen a sus compañeras del Consejo de Ministros, con las que apenas tiene gestos en público (y tampoco en privado, según detallan fuentes cercanas). Hace más de cinco meses que no coinciden en una misma imagen, mientras que en los últimos días los encuentros con Mónica García, por ejemplo, han sido constantes. En la manifestación del Primero de Mayo, en la Pradera de San Isidro (donde Díaz coincidió también con Íñigo Errejón, Alejandra Jacinto y Carolina Alonso, pero no con Belarra, que también acudió) y recientemente en la presentación del libro de la jefa de la oposición de la Asamblea de Madrid. Según explican en el entorno de la vicepresidenta, ambas tienen una conexión casi familiar.

Se trata de un acercamiento similar al que tuvo Díaz en el pasado con Pablo Iglesias, exlíder de Podemos, pero que no se corresponde con la fría relación que mantienen a día de hoy. La gallega no acudió a la reciente presentación del libro de Iglesias. Tampoco participó en la Universidad de Otoño de Podemos celebrada en octubre del pasado año en la localidad de Rivas (Madrid) ni se desplazará este fin de semana a València para intervenir en la Fiesta de la Primavera impulsada por los morados. Fuentes cercanas a la vicepresidenta indican que se ausenta por "motivos personales", aunque sí acudirá la siguiente semana a la misma ciudad para el evento Four Day Week International Summit, donde también estará Íñigo Errejón.

En Podemos se sienten "ninguneados" por Díaz

Lo cierto es que en la formación morada (la mayoritaria de las que integran la coalición de Unidas Podemos) aspiraban a ser un actor protagonista del proyecto y no ocultan que se sienten “completamente ninguneados”. La sensación imperante en el partido es que la dirigente gallega está tratando de aislarlos para poder “manejarlos” con facilidad en el futuro. El conflicto entre Díaz y la dirección de Podemos no comienza ahora (es más, lo del nombre del proyecto es casi una anécdota) sino que se arrastra desde hace meses y se evidenció durante la presentación del acto de Otras Políticas, en la que los morados no estuvieron representados.

Algunos de los principales responsables de la nueva dirección de Podemos son los políticos que más cerca han estado de Iglesias en los últimos años. Algo que, inevitablemente, implica que su forma de trabajar y de concebir la política sea bastante más cercana a la del exlíder de Podemos que a la de Yolanda Díaz. Las formas de la vicepresidenta no siempre convencen (tal y como se reflejó en la polémica del envío de armas a Ucrania), pero no se trata de un escollo insalvable. Es más, cada vez que pueden los diferentes dirigentes de Podemos aseguran que Díaz es "la mejor candidata".

De lo que se trata, en definitiva, es de una lucha por el poder. En la dirección morada molestó que Díaz eligiera a Inma Nieto (Izquierda Unida) y no a Juan Antonio Delgado (Podemos) como candidato a las elecciones andaluzas, especialmente porque este último se había sometido previamente a un proceso de primarias en el que participaron 6.000 militantes. Podemos lo acató, aunque el acuerdo llegó tan in extremis que los morados quedaron excluidos del acuerdo y su marca electoral no estará en la papeleta.

Como ya contó infoLibre, este conflicto tuvo su eco en la política nacional y en el propio Gobierno del Estado. Si el acuerdo político no se hubiera alcanzado (se cerró al borde de la medianoche de hace dos semanas) se hubiera procedido al cese de los cargos de IU que se integran en los ministerios de Podemos, como el del secretario de Estado Enrique Santiago. Una ruptura que también se hubiera escenificado dentro grupo parlamentario del Congreso. La foto final dejó tan mala imagen que hasta Yolanda Díaz dejó claro que su proceso de escucha no tendrá nada que ver con lo que ocurrió esa noche, lo que también molestó a la formación morada, que en privado le recriminó haber participado también en las negociaciones.

¿Una candidata sin partido detrás?

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Díaz presume de ser huérfana de partido. Y no faltan ejemplos en los últimos años de líderes políticos que han ganado en las urnas sin el respaldo de un partido tradicional o incluso con sus propias organizaciones políticas en contra. En Francia, Emmanuel Macron se desligó de una estructura tan potente como la del Partido Socialista y consiguió ser presidente de la República de Francia dando a luz a En Marcha, el proyecto con el que se presentó a las elecciones. Algo parecido a lo que acaba de ocurrir con el flamante presidente de Chile, Gabriel Boric, que en 2018 creó su Convergencia Social a modo de plataforma aglutinante de otros partidos con más recorrido y pertenecientes al conocido como Frente Amplio.

El sistema de representación parlamentaria en España, sin embargo, implica una organización territorial mucho más sofisticada que obliga a tejer una red de candidaturas provinciales donde resulta difícil competir cuerpo a cuerpo con los partidos tradicionales por la propia ley electoral. Y esa red Yolanda Díaz la tendría que desplegar en un tiempo récord si realmente aspira a ofrecer una propuesta electoral alternativa a la de organizaciones más clásicas como Izquierda Unida o Podemos, que sí que cuentan ya con esa implantación en la mayor parte del territorio. 

Tal y como ha expuesto la vicepresidenta, habrá espacio para los partidos políticos en su proyecto, aunque deberán quedarse en segundo plano. "Los partidos han de estar, pero no ser", es uno de los mantras repetidos por la gallega. "Cuando pase este proceso de escucha, los partidos van a participar con sus propuestas", destacan fuentes cercanas. "Esto no va contra los partidos, que quede claro. y no se va a echar a ningún militante de ningún partido. Es más, queremos que vengan", expresan. "Se encontrará con ellos al final. Y sus representantes están invitados a ir a cada acto, pero no tienen por qué copar las primeras filas", zanjan.

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