"Nos fijamos en los mejores", dijo Juan Manuel Moreno el martes ante la dirección de su partido, eufórica por el éxito andaluz. Dijo "los mejores", pero en realidad se refería a la mejor. Lo aclaró el propio Moreno: "Pongo de referencia, como hacemos el resto de presidentes, a la Comunidad de Madrid". Había un guiño político en aquella frase, que pretendía reconfortar a Isabel Díaz Ayuso tras una mayoría absoluta que podía ser interpretada como una demostración del éxito de una manera de entender la política menos beligerante que la de la presidenta madrileña. Pero detrás de ese guiño, de ese gesto en clave interna, hay una realidad. Para Moreno, y así lo demuestran los hechos, Ayuso es de verdad la "referencia" y el ejemplo a seguir.
Múltiples análisis subrayan desde el 19J las diferencias entre Moreno y Ayuso, innegables en las formas. Menos usual es reparar en sus coincidencias de fondo. Y son muchas. Para Moreno, la inspiración es la Comunidad de Madrid. "Quiero para Andalucía el mismo progreso y bienestar que tiene Madrid", proclamó Moreno en plena campaña. Y no se queda en palabras. Las políticas ya aprobadas y las medidas comprometidas indican que Moreno aplica el recetario aguirrista, hoy ayusista, en terrenos que van de la fiscalidad a la educación, pasando por el comercio, la gestión administrativa y la relación con el Gobierno.
El "mismo modelo"
Andalucía y Madrid son las dos comunidades con menor gasto sanitario y educativo por habitante. Obviamente, no es ahí donde Moreno pone el énfasis de su relato político, que podría sintetizarse así: Andalucía es un "paraíso", una tierra privilegiada que ha desaprovechado sus oportunidades por culpa del PSOE; ahora, con el PP, empieza a acercarse a su potencial y aspira a ser la "Baviera" española. ¿Cómo? Gracias a bajadas de impuestos y reducción de burocracia, como en Madrid.
Esta tesis lleva tres años y medio sometida a la prueba de la realidad. Los datos de PIB, paro y convergencia muestran que Andalucía sigue en una posición relativa igualmente baja. La "revolución fiscal" se ha concretado en bajadas de la recaudación en los impuestos cedidos. El PP asegura que el dinamismo que provocan estas medidas permite recaudar más en otras figuras tributarias. Los escépticos consideran que esto depende de los ciclos económicos, y que unos impuestos sobre el patrimonio bajos acaban pagándose caros en etapas de contracción, sobre todo en economías con bases frágiles. En cualquier caso, Moreno está convencido de perseverar y tiene claro que su modelo es Madrid.
La idea de que Andalucía puede ser como Madrid a base de bajar impuestos y quitar burocracia excluye del análisis el efecto capitalidad, así como la posición privilegiada de Madrid en los centros de decisión política y económica. No obstante, el PP se ha lanzado con entusiasmo a defender la idea. Así lo explicaba José María Aznar este jueves en Antena 3: "Madrid y Andalucía van a competir para ver quién ofrece una situación fiscal más atractiva, más ventajosa [...], quién liberaliza más, quién da más oportunidades...". Aznar era incisivo en una idea: "El modelo es el mismo". En efecto, las similitudes son múltiples.
Bajar impuestos hasta igualar la fiscalidad
En el mismo discurso en el que proclamaba su deseo de alcanzar el "bienestar" de Madrid, el candidato del PP realizó este anuncio: "Vamos a bajar todos los tramos autonómicos [de impuestos] hasta llegar a nivelarnos a lo largo de la legislatura con la Comunidad de Madrid". Ha sido uno de los mensajes más insistentes de Moreno en la antesala de las urnas.
En su primer mandato, Moreno ya ha introducido reducciones en impuestos como IRPF –con las rentas más altas, por encima de 120.000 euros, como principales beneficiarias–, Sucesiones y Donaciones, Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados. La lógica que hay detrás está clara: se trata de hacer Andalucía "más atractiva a la inversión", además de dejar el máximo dinero posible en el "bolsillo" de la gente. En su segunda etapa, Moreno va a seguir introduciendo bajadas en todos estos impuestos, tal y como recoge su programa. El objetivo: igualarse con Madrid, por ejemplo con una "bajada progresiva" del Impuesto de Patrimonio hasta su eliminación.
"Simplificación administrativa" contra la "burocracia"
En diciembre del año pasado el PP andaluz difundía en Twitter un artículo titulado así: "Andalucía sigue la estela de Madrid: así desregula y simplifica el Gobierno de Juanma Moreno". El candidato del PP defiende que un imperativo para atraer inversión es la "simplificación administrativa". Es un sintagma omnipresente en el discurso oficial. El PP andaluz sostiene que ha puesto en marcha ya "400 medidas" y "100 modificaciones normativas" contra la "burocracia". Para la próxima legislatura promete en su programa la agilización de trámites como fórmula para animar casi todos los sectores, del turístico al agrícola, pasando por el industrial o el minero.
El punto más controvertido es el aligeramiento de trámites ambientales, ya aprobado y que se promete aumentar. Sus detractores lo ven como una vía para restar garantías ambientales y profundizar en la dependencia del binomio construcción-turismo. La próxima legislatura será la del desarrollo de la ya aprobada Ley del Suelo, que rebaja los requisitos para la construcción en zona rústica. La eliminación de trámites es una obsesión compartida por Moreno y Ayuso, favorable a los mínimos requisitos urbanísticos y contraria a la "burocracia" por ser un "lastre para la inversión".
Cuantos más autónomos, mejor
Otra idea fija de Moreno, de nuevo con Ayuso como referente: cuantos más autónomos, mejor. Aunque un análisis en detalle indica que el auge del trabajo autónomo en Andalucía podría estar conectado con la falta de opciones en un mercado laboral precario, el PP de Moreno refuerza su apuesta por el "emprendimiento". El programa recoge como objetivo "generar más autónomos", que son "la base de la economía andaluza", para lo cual se favorecerá la "cultura del emprendimiento" a través de medidas fiscales. Otra vez, los programas del PP madrileño y andaluz son similares en este punto.
"Colaboración público-privada" para casi todo
Para la modernización de las explotaciones agrarias, para las actuaciones con fondos europeos, para el desarrollo de obra pública, para la innovación energética, para la política de vivienda, para la "economía circular", para el "empleo verde", para el "ecoturismo", para las infraestructuras hidráulicas, para el desarrollo de áreas logísticas, para la promoción cultural, para el deporte, para la prestación de servicios a los discapacitados, para el "emprendimiento digital", para la búsqueda de empleo... Para todo eso, Moreno ofrece una fórmula: "colaboración público-privada".
El programa del PP andaluz recoge un total de 23 veces las fórmulas de "colaboración público-privada". Se trata de un concepto impreciso. Es decir, "colaboración público-privada" es desde una licitación de obra pública a un concierto, pasando por una concesión y hasta una subvención. Lo constatado ya es que, en proyectos con muchos ceros, se trata de una fórmula con riesgos en la que el Estado suele salir perdiendo [ver aquí y aquí]. ¿Y quién ha entronizado la "colaboración público-privada"?. El PP de Madrid, su gran abanderado, sobre todo en el campo sanitario. Su programa electoral prevé la extensión de la fórmula a la vivienda.
Más apertura comercial
La desregulación de horarios y fechas de apertura comercial es otra de las banderas históricas del PP de Madrid. El Gobierno de Moreno ha dado algunos pasos en esa dirección. Los municipios turísticos ya pudieron abrir el pasado verano en Andalucía todos los domingos y festivos. Además, la Junta ha decretado el incremento gradual de diez a 16 de los domingos y festivos de apertura comercial. Se trata de una medida que se acerca, todavía sin llegar, al marco de Madrid, que hace ya diez años estableció la "plena libertad" de apertura en festivos. El impulso a estas medidas en Andalucía ha venido de consejerías de Cs. Está por ver si con mayoría absoluta el PP sigue por ahí.
Políticas pro-concertada
En el ámbito educativo hay un alineamiento de Moreno con las tesis pro-concertada que popularizó Esperanza Aguirre y continúa hoy Ayuso. Los programas del PP andaluz y madrileño lo comparten casi todo en ese campo. En primer lugar, la retórica. "Libertad educativa, para que sean las familias y no los gobiernos quienes decidan cómo educar a sus hijos [...], preservando a estos de toda injerencia política", dice el programa de Ayuso. "Frente a los intentos de imponer un modelo que recorta la libertad de las familias, defendemos la libertad de elección educativa de las familias", recoge el de Moreno.
En segundo lugar, coinciden en las medidas. Andalucía aún está lejos de Madrid en cuanto al porcentaje de presupuesto que dedica a la concertada. En torno a un 10% en el primer caso y un 20% en el segundo. Pero ambas comparten ya esa defensa de la "libertad de elección", que en la práctica supone que los padres que deseen que sus hijos reciban educación privada tienen derecho a disfrutarla gratuitamente, es decir, a que la comunidad garantice el centro y lo pague. Ambos programas recogen la promesa de ampliar la concertación no ya en la educación obligatoria, sino también al Bachillerato.
En tercer lugar, hay una identificación común del enemigo: el Gobierno y, más concretamente, la Ley Celaá. La libertad de los padres está hoy "seriamente amenazada" por la Lomloe", recoge el programa de Ayuso. El PP andaluz: "Continuaremos trabajando para limitar el impacto negativo de la Lomloe". Tanto Moreno como Ayuso presentan esta norma como el ejemplo a evitar y ponen como contraste la "cultura del esfuerzo", el "mérito" y la "exigencia". Está por ver si es la fórmula con la que Andalucía sale de la última posición en abandono escolar, donde lleva desde 2020.
Contra las leyes nacionales
El perfil institucional de Moreno no le ha impedido una confrontación permanente con el Gobierno central. Los choques Ayuso-Pedro Sánchez han podido ser más sonoros, pero las críticas de Moreno han sido también constantes, especialmente por la gestión de la pandemia y el reparto de recursos públicos.
La Lomloe no es la única ley nacional que Moreno y Ayuso coinciden en rechazar hasta el punto de advertir del uso de sus competencias para evitar o rebajar su aplicación. Los dos presidentes han declarado la guerra a la todavía no aprobada Ley de Vivienda. El Gobierno de Moreno prevé un recurso ante el Tribunal Constitucional y, al igual que Ayuso, ha afirmado que no aplicará la limitación de precios. En cuanto a la Ley de Eutanasia, ha encontrado en Madrid y Andalucía las mayores trabas a su desarrollo.
¿Un político gestor sin ideología?
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Moreno suele presentarse como un político ajeno a ideologías, un técnico centrado en la economía. Las guerras culturales que tanto gustan a Ayuso no parecen ir con él. "Voy a hacer un Gobierno gestor", ha dicho. Pero lo cierto es que a lo largo de su trayectoria ha hecho numerosas concesiones ideológicas. Hasta la fecha, pueden entenderse como atribuibles a la dependencia de Vox. El PP y Vox han firmado entre 2019 y 2022 cuatro acuerdos, en los que Moreno realizó cesiones en temas tan delicados como inmigración, género y memoria histórica. ¿Qué Moreno cabe esperar ahora que no depende de Vox?
El PP propone una "Ley de Concordia" que sustituya a la Ley de Memoria y acabe con "la división y el enfrentamiento". El PP ya pactó con Vox una norma de este tipo para la investidura de Moreno, pero Cs no estaba por la labor y jamás hubo mayoría. Ahora Moreno sí tiene la absoluta. ¿Se meterá en ese jardín? También queda la duda de si Moreno mantendrá, ya sin la necesidad de los votos de la ultraderecha, medidas concedidas a Vox como las "oficinas antiocupación" y el "teléfono de violencia intrafamiliar".
El programa del PP andaluz recoge algunas medidas que reflejan la voluntad de Moreno de no dejar a Vox libre el flanco de la defensa de las tradiciones. ¿Ejemplos? El Gobierno andaluz aprobará un "Plan Andaluz de Caza" y se compromete impulsar la "recuperación de tradiciones ancestrales" del medio rural. Está prevista además una "Ley de Tauromaquia" para el "crecimiento de la fiesta nacional". El PP se compromete además a "impulsar la celebración de festejos taurinos" en pueblos pequeños. Con el énfasis en la promoción de la tauromaquia aparece, de nuevo, el antecedente de la Comunidad de Madrid, que tiene desde 2011 un decreto en defensa de los toros, un "bien de interés cultural".
"Nos fijamos en los mejores", dijo Juan Manuel Moreno el martes ante la dirección de su partido, eufórica por el éxito andaluz. Dijo "los mejores", pero en realidad se refería a la mejor. Lo aclaró el propio Moreno: "Pongo de referencia, como hacemos el resto de presidentes, a la Comunidad de Madrid". Había un guiño político en aquella frase, que pretendía reconfortar a Isabel Díaz Ayuso tras una mayoría absoluta que podía ser interpretada como una demostración del éxito de una manera de entender la política menos beligerante que la de la presidenta madrileña. Pero detrás de ese guiño, de ese gesto en clave interna, hay una realidad. Para Moreno, y así lo demuestran los hechos, Ayuso es de verdad la "referencia" y el ejemplo a seguir.