Igualdad
El Parlamento Europeo prepara medidas para acabar con el sesgo de género en los sistemas tributarios
Acabar con el sesgo de género en los sistemas tributarios. Es el llamamiento que realiza el Parlamento Europeo a la Comisión y los Estados miembros, a través de un informe aprobado en comisión el pasado miércoles 21 de noviembre. Si los tiempos transcurren según lo previsto, el pleno decidirá en enero si ratifica la petición, que se articula en torno a un informe elaborado por las comisiones de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género y de Asuntos Económicos y Monetarios de la Eurocámara, sobre el que todavía cabe la presentación de votos parciales.
La petición está cimentada sobre una amalgama de situaciones, escenarios y evidencias que acentúan la desigualdad entre hombres y mujeres a través de las políticas fiscales. ¿De qué manera se cuela la discriminación en los sistemas tributarios?
Ernest Urtasun, eurodiputado por ICV y uno de los relatores del informe, explica en conversación con infoLibre el propósito de la iniciativa. "El informe lo hemos hecho porque jamás se ha aplicado una perspectiva de género a la política fiscal y hay determinados aspectos donde se producen discriminaciones muy claras", tanto de forma implícita como explícita.
El documento relata los diferentes matices de la política fiscal desde una óptica de género y analiza, por tanto, el impacto que tiene sobre las mujeres. Recuerda que las instituciones deben velar por la igualdad de género en todas las políticas fiscales y apela directamente a los países miembros y a la Comisión Europea. En ese sentido, el primer paso para caminar hacia un sistema tributario que no resulte perjudicial para ellas tiene que ver con la elaboración de directrices y recomendaciones específicas, por parte de la Comisión Europea y dirigidas a los países miembros, "incluyendo la realización de auditorías de género relacionadas con la fiscalidad". Esto debe acarrear además un control y una información exhaustiva sobre "el impacto de las políticas fiscales de los Estados miembros en la igualdad de género".
Fiscalidad individual
El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) ocupa un espacio fundamental en el análisis. Los sistemas fiscales, observa el texto, "no deberían basarse en el supuesto de que los hogares agrupan y comparten sus fondos por igual", de manera que la fiscalidad individual "es fundamental para lograr la equidad fiscal para las mujeres". Los autores del estudio apuestan por que los países caminen de forma progresiva hacia la tributación individual, "garantizando al mismo tiempo la plena conservación de todas las prestaciones financieras" y de otro tipo "vinculadas a la paternidad en los actuales sistemas impositivos conjuntos".
Para Urtasun, es precisamente éste el elemento más claro de la desigualdad de género en el sistema tributario. "En muchos casos la declaración conjunta desincentiva la participación en el mercado de trabajo de la persona que trae menos ingresos a la casa", un papel que habitualmente tienden a ocupar las mujeres como consecuencia de la feminización de la precariedad laboral y los cuidados.
También respecto al IRPF la Eurocámara –a falta de su aprobación en pleno– pide que no se reduzca el carácter progresivo de sus sistemas, "por ejemplo, intentando simplificar la fiscalidad de la renta de las personas físicas". Es importante, también en este punto, que el impuesto "se conciba para promover activamente una distribución equitativa del trabajo remunerado y no remunerado, de los ingresos y de los derechos de pensión", eliminando además los incentivos que "perpetúan la desigualdad de los roles de género".
Incentivos fiscales
Los autores del estudio llaman a garantizar "incentivos fiscales relacionados con el empleo por cuenta ajena y por cuenta propia" que no sean "discriminatorios por motivos de género". También reclaman la puesta en marcha de otro tipo de estímulos y beneficios, destinados a los trabajadores por cuenta ajena y a las familias monoparentales.
Por otro lado, llaman la atención sobre los "posibles desincentivos económicos para que las personas que perciben una segunda remuneración se incorporen al mercado laboral" y ponen el acento, asimismo, sobre los "sesgos de género en las deducciones y exenciones fiscales relacionadas con el trabajo", especialmente en las que atañen a la realización de horas extraordinarias, que benefician en mayor medida a los hombres de nuevo debido a la carga de trabajo doméstico y de cuidados que asumen las mujeres.
IVA e higiene femenina
El Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) es clave en el diagnóstico. El motivo, es que los hábitos de consumo de las mujeres presentan importantes diferencias respecto a los de los varones. Existe, por tanto, "un sesgo de género cuando la legislación fiscal se cruza con las relaciones de género, las normas y el comportamiento económico". En el caso del consumo, los patrones que siguen las mujeres tienen que ver con la compra de bienes y servicios "con el objetivo de promover la salud, la educación y la nutrición". Esto, añadido a "los menores ingresos de las mujeres", hace que sean ellas quienes soporten una mayor carga del IVA. Los países, por tanto, deben prever "exenciones del IVA, tipos reducidos o tipos impositivos nulos para los productos y los servicios que tengan efectos positivos en los ámbitos sociales, sanitarios y medioambientales".
En este contexto encaja también el pago del IVA sobre los bienes de higiene íntima femenina, que "no se consideran productos básicos en todos los países". Urge eliminar "el llamado impuesto sobre el cuidado y los tampones" aplicando exenciones a estos bienes básicos. Esto, dice el informe, "tendría un beneficio inconmesurable para los mujeres jóvenes". En la misma línea, llama a que las instituciones proporcionen suministros complementarios de higiene femenina en espacios públicos como escuelas, universidades o albergues para personas sin hogar.
Urtasun recuerda que existen "productos de primera necesidad gravados con un IVA como si fueran de lujo" lo que supone un tipo de "discriminación directa". La cesta de la compra evidencia que "las pautas de consumo femeninas suelen ir hacia determinados productos que soportan un IVA más grande", de manera que se invita a los países miembros a "analizar esta perspectiva". La afirmación del eurodiputado viene respaldada por un cálculo en base al consumo de familias donde el sustentador principal es un hombre o una mujer, en el marco de un estudio sobre la fiscalidad desde una perspectiva de género elaborado por el Observatori iQ en el año 2016.
Tipo mínimo del impuesto sobre sociedades
Los expertos citan también el impuesto de sociedades, tal como está concebido, como foco de desigualdad por razones de género. Precisamente por tratarse de "una fuente fundamental de ingresos para el buen funcionamiento de las disposiciones en materia de bienestar", resulta "preocupante" la disminución de los tipos impositivos legales y efectivos a lo largo de los últimos 35 años. Seis países, recuerda, lo han bajando en 2017 y otros quince desde el año 2009.
Urtasun detalla los motivos por los que "la merma de los ingresos fiscales" debe ser observada también desde una perspectiva de género. "Tiene que ver con la lucha contra los paraísos fiscales o contra los agujeros en el impuesto de sociedades", que en esencia es también "la lucha por unos ingresos fiscales más sostenibles". Por este motivo, añade, "sin impuestos fuertes no hay Estado de bienestar y sin Estado de bienestar no hay igualdad" porque los gobiernos dispondrán de menos recursos para su garantía y efectivo cumplimiento.
El impuesto de sociedades arrastra "una gran desproporción entre el tipo nominal y el tipo efectivo" porque los sistemas tributarios "tienen todo tipo de bonificaciones o deducciones sobre la base imponible". Se trata, por tanto, de evitar que las grandes empresas acaben pagando menos del 10%, en lugar del tipo general del 25%, en el caso de España. "Lo que decimos es que en todos los sistemas tributarios tiene que haber un tipo mínimo efectivo", subraya el eurodiputado. El pasado mes de julio, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, anunció una reforma del tributo para establecer un tipo mínimo del 15%.
En clave europea, Urtasun menciona la armonización del tipo nominal a escala global, porque "el otro problema es que, como tenemos 27 jurisdicciones, cada una lo sitúa donde quiere", lo que puede suponer un incentivo para que las empresas se vayan donde más beneficios obtengan. Esto supone una "presión en la fiscalidad de los países", que cristaliza en decisiones como la tomada por el PP en el año 2014, cuando aprobó una bajada del 30% al 25%.
Servicios de guardería accesibles
El refuerzo de las políticas fiscales deviene necesariamente en una mejora de la disponibilidad y accesibilidad de servicios de guardería asequibles y de alta calidad, mediante incentivos fiscales, con el fin de reducir los obstáculos para las mujeres en el acceso a un empleo. Esto implicaría, asimismo, un reparto más equitativo del trabajo no remunerado en el seno de los hogares, "así como reducir al mínimo las diferencias salariales y de pensiones entre hombres y mujeres". Estas medidas "deberían permitir la integración de las mujeres en el mercado laboral" y propiciar políticas focalizadas en "las familias de rentas bajas, familias monoparentales y los grupos de población más desfavorecidos".
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Rentas financieras y de capital
Entre las tareas que los europarlamentarios encomiendan a los países miembros, se encuentra también la de eliminar las diferencias entre hombres y mujeres "en cuanto a la riqueza de los activos financieros, la propiedad inmobiliaria, los activos de empresas, los derechos de seguro, los ahorros en pensiones y las opciones sobre acciones". Al ser los hombres quienes con más probabilidad "controlan dichos recursos", la reducción de las plusvalías y de los impuestos sobre la propiedad tienen beneficios para ellos de forma masiva. Sólo eliminando las diferencias en ese sentido será posible equilibrar la situación de ambos géneros.
La conclusión es que "una renta que es mayoritariamente masculina tributa mucho menos". La batalla en este escenario, apunta Urtasun, consiste en que "las rentas financieras y del capital graven mucho más", pero también en caminar hacia una situación "con más igualdad en la participación", de manera que quede liquidada cualquier diferencia por razones de género en su tenencia.