Mariano Rajoy no quiso dejar pasar la oportunidad de responder a José Luis Ábalos, el dirigente socialista que presentó la moción de censura de Pedro Sánchez. Y nada más culminar el discurso del dirigente del PSOE pidió la palabra a la presidenta del Congreso, Ana Pastor. Podría haber esperado a escuchar al candidato, pero optó por seguir el mismo guion de la moción de censura que ganó el año pasado a Unidos Podemos: no desaprovechar la oportunidad que le brinda el reglamento. Y, de pasó, animó a una bancada conservadora que llegó a la Carrera de San Jerónimo con la cabeza agachada. Por momentos, pareció que Rajoy había subido a la tribuna con la garantía del PNV de que de esta, de momento, se salva.
Dos fueron los ejes de la intervención del PP: que la corrupción existió, pero en el pasado. Y que esta moción es un intento a la desesperada de Pedro Sánchez de ganar lo que no puede ganar en las urnas. Un gesto "apresurado".
El jefe de los conservadores no se anduvo con rodeos. Y pasó al ataque, acusando a los socialistas de "mentir" y de "manipular" la sentencia de la Gürtel para derribarle. Como ya hizo la semana pasada tras anunciar el PSOE la moción recalcó que "no existe una línea de la sentencia en la que se condene al Gobierno o al PP". Que no hay ningún miembro del Gobierno condenado. Que se ha juzgado la actividad de dos ayuntamientos en unos hechos que se remontan a hace quince años y que los acusados hace ya tiempo que no militan en su partido. No dijo que, para el tribunal, su testimonio en se de judicial careció de credibilidad. Y obvió en su relato que el partido que dirige es el primero en España en haber sido condenado por beneficiarse de los delitos de una trama corrupta.
"El PP no es un partido corrupto aunque a ustedes esto les disguste y tal vez por esto los electores nos renuevan la confianza", presumió recordando que él, en las últimas elecciones sacó más votos respecto a las anteriores. Y que no le ocurrió lo mismo al candidato Sánchez. "En el PP ha habido corrupción, pero el PP no es un partido corrupto", repetiría.
Y dando por cerrada la etapa de corrupción del PP, pese a que a los conservadores les quedan todavía muchas decisiones pendientes de los tribunales, Rajoy se lanzó a hurgar en el PSOE preguntando a Ábalos con qué "autoridad moral" cuenta su partido. "¿Cuándo llegue la sentencia de los ERA se van a poner ustedes una moción de censura a sí mismos?", cuestionó. "¿Son ustedes Teresa de Calcuta?", llegaría a pronunciar para diversión de los suyos.
Ábalos es diputado por Valencia. Y Rajoy no dejó pasar la oportunidad de atacarle con las investigaciones judiciales en marcha sobre la financiación del PSPV. "Corrupción hay en todas partes, no conoce barrios, banderas ni doctrinas. Para venir a dar lecciones hay que estar en condiciones de darlas, si no mejor callarse", le recomendó. "¿Está en condiciones de garantizar que se ha presentado a las elecciones sin financiación ilegal ninguna?", volvería a disparar. Altas dosis de 'y tú más', como suele ocurrir cada miércoles en las sesiones de control al Gobierno de los miércoles.
La duda del PNV
El presidente del Gobierno llega a esta moción de censura, la segunda a la que se enfrenta en un año, en la situación más débil de su historia como político. Y sin conocer cuál va a ser el desenlace. Su futuro en el Palacio de la Moncloa está en manos de los cinco diputados del Partido Nacionalista Vasco. La Ejecutiva de esta formación no decidirá cuál va a ser su sentido del voto hasta la tarde de este jueves, una vez hayan escuchado la oferta de Gobierno de Pedro Sánchez.
Con estos elementos sobre la mesa, el nerviosismo es la nota dominante en las filas conservadoras desde la tarde del martes, cuando el PNV empezó a dar muestras de duda y Unidos Podemos planteó que, de no prosperar la moción liderada por Pedro Sánchez, estaría dispuesto a plantear otra iniciativa de tipo instrumental, como pide Ciudadanos, para convocar elecciones de forma inmediata elecciones.
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Rajoy, muy serio, escuchó sobre el escaño un duro relato de los episodios de corrupción protagonizados por su partido.
"La ciudadanía ha visto cómo desde que gobierna el PP se les ha pedido un sacrificio mientras los principales dirigentes del partido en el Gobierno lideraban una organización que se enriquecía ilícitamente", diría el socialista José Luis Ábalos, encargado de presentar la moción de Sánchez.
"¿El resto va a colaborar con la impunidad?, ¿va a compartir la asunción de responsabilidades?", diría apelando, sobre todo, a Ciudadanos. La preocupación podía leerse en las caras de la bancada del Gobierno. Rajoy tomaba notas.
Mariano Rajoy no quiso dejar pasar la oportunidad de responder a José Luis Ábalos, el dirigente socialista que presentó la moción de censura de Pedro Sánchez. Y nada más culminar el discurso del dirigente del PSOE pidió la palabra a la presidenta del Congreso, Ana Pastor. Podría haber esperado a escuchar al candidato, pero optó por seguir el mismo guion de la moción de censura que ganó el año pasado a Unidos Podemos: no desaprovechar la oportunidad que le brinda el reglamento. Y, de pasó, animó a una bancada conservadora que llegó a la Carrera de San Jerónimo con la cabeza agachada. Por momentos, pareció que Rajoy había subido a la tribuna con la garantía del PNV de que de esta, de momento, se salva.