La propuesta de confluencia de Garzón para las generales centra el debate en la dirección de IU

Quizá sea una de sus pruebas más complicadas, en las que se juegue el ser o no ser. Las elecciones generales de finales de año, las que demostrarán si Izquierda Unida resiste o sucumbe. Si sobrevive o no. Ese resultado final dependerá, en buena medida, del trayecto hasta ellas. Un camino que se comienza a desbrozar este mismo viernes. Dos carriles guiarán el debate: cómo y con quién confluir –básicamente, cómo acercarse a Podemos– y qué hacer con la federación madrileña, un quebradero de cabeza constante desde el pasado octubre, y aún sin resolver. 

Ocurrirá en la reunión de la Presidencia Ejecutiva Federal de IU (PEF), un órgano que componen unos setenta miembros y que se congrega por primera vez después del 24-M, unos comicios que dejaron un sabor agridulce: buenos en las municipales, sobre todo en aquellos plazas en las que concurrió acompañada de otras fuerzas –Barcelona, Zaragoza o las mareas gallegas–, pero pésimos en las autonómicas, que depararon la salida de IU de los parlamentos de Madrid, Valencia, Murcia y Extremadura. Tras la noche electoral, la ejecutiva hizo un somero análisis, pero no un examen en profundidad de qué había ocurrido. Cayo Lara enhebrará este viernes por primera vez el relato oficial. Expondrá su lectura de los comicios y el panorama postelectoral que se abre. Al coordinador le seguirá el candidato a la Moncloa, Alberto Garzón, que detallará cuál es su propuesta estratégica para las generales. Su metodología para conseguir vertebrar la unidad popular, que concibe como "el único camino posible".

La Presidencia se reúne a las cuatro de la tarde, y lo previsible es que se prolongue durante horas. Pero Garzón ofrecerá un anticipo de su intervención en una rueda de prensa convocada por la mañana en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. El diputado por Málaga ya ha reiterado que se dejará "la piel" para lograr unir a la izquierda, no sólo porque "IU necesite hacerlo para reconstruirse" y sobrevivir, sino porque las elecciones del 24-M demostraron que "hay sumas que multiplican". Y ha puesto como ejemplo lo ocurrido con Barcelona en Comú, Zaragoza en Común o las mareas de Santiago, A Coruña y Ferrol, todas ellas en disposición de hacerse con la Alcaldía en una semana. En todas ellas ha participado IU, pero no en Ahora Madrid, por el rechazo de la federación madrileña a perder sus siglas. El candidato apoyaba este modelo, pese a que no llegó a protagonizar actos conjuntos con la número uno, Manuela Carmena, igual que no los compartió con la aspirante de IU, Raquel López, a la que la Presidencia Federal nunca respaldó. López tuvo un 1,71% de los votos, por debajo incluso de UPyD.

Con o sin siglas

Garzón suele repetir que no están en juego unas elecciones, sino "las próximas generaciones", y que por eso urge romper la dinámica actual de división de la izquierda. A Podemos le recuerda que su 14% de media en las autonómicas no ha conseguido derrumbar el bipartidismo, como sí lo han puesto en jaque las listas unitarias en varias ciudades, y a IU le evoca el fracaso de la política de cerrazón del PCE de los primeros años treinta, que se rompió y desplegó con el Frente Popular. Garzón cree que es compatible la unidad de la izquierda sin perder la identidad de cada uno de los actores, aunque considera que el debate sobre las siglas es "tramposo". 

Este jueves, una noticia de Efe interfirió en la discusión y le tocó directamente a él. En ella se anticipaba, citando fuentes de la dirección, que IU no irá a las generales con sus siglas, sino que buscará conformar "un nuevo espacio" con Podemos. Una presunción que fue desmentida por el propio Garzón –su círculo la vio como un intento de contaminar la Presidencia– y por la propia dirección federal, que la calificó de "filtración interesada". 

La apuesta por la convergencia es transversal en IU, y han gustado las experiencias de Zaragoza o Barcelona. Pero no todos la entienden de la misma forma. Garzón tiene detrás a la principal federación, la suya, Andalucía, más Valencia, Cataluña (EUiA), Murcia, Baleares, Galicia o La Rioja. Y, por descontado, al PCE –y a su secretario general, José Luis Centella–, mayoritario dentro de IU.

Otros territorios temen, en cambio, que la "unidad popular" en la que cree el candidato sacrifique las señas de identidad de IU. Las objeciones las ponen Asturias, Extremadura, la parte de Castilla y León apegada a su coordinador, José María González, e Izquierda Abierta, que colideran Gaspar Llamazares y Montse Muñoz. Y, por supuesto, Madrid, el territorio más enfrentado a Garzón, al que culpa de haber protagonizado una campaña a la contra que la ha acabado dejando fuera de la Asamblea y el Ayuntamiento y al que rechaza como número uno de su lista para las generales. 

No una "rendición"

Asturias, por ejemplo, que mantuvo su representación en las autonómicas (5 diputados), aprobó en su Consejo Político Regional del miércoles una resolución defendida por su jefe regional, Manuel González Orviz, que pretende ser un "punto de encuentro en el seno de IU". Desde su 11,93% siente que tiene la "legitimidad" para proponer la participación de IU en el "impulso de un proyecto que permita transformar la sociedad y que se configure en torno a un marco político-programático construido desde la base y desde el respeto a la identidad de todos sus participantes". 

Este viernes se espera un intenso debate sobre cómo encauzar la convergencia. Llamazares y Muñoz propusieron que esta cuestión tan crucial deba ser votada por la militancia en referéndum, visto que se descarta una asamblea extraordinaria por falta de tiempo. Pero, según algunos dirigentes, al final habrá más acercamiento del previsto entre las distintas posiciones, porque la reflexión "ha ido madurando" en las dos últimas semanas. De hecho, se espera una intervención "valiente" de Lara, que ha "escuchado a diferentes cuadros" y ha podido sentir el pulso de la organización. Como resume un miembro de la ejecutiva, "estos 15 días han servido para dar relevancia a lo que era evidente, la fuerza y la potencia de las listas de unidad popular". 

En el círculo más estrecho de Lara también reconocen a infoLibre esa mayor apertura, en contraste con las reticencias que había mostrado hasta ahora por el miedo a que la federación fuera sepultada por Podemos. "Cayo siempre ha sido partidario de la convergencia, pero no incondicional, no una rendición, no a ponerse de rodillas. Pero hay que ser pragmáticos y vamos a ver cómo se plantea la confluencia, con qué condiciones y con qué matices", resaltaba un dirigente de la total confianza del coordinador que apuesta por el alumbramiento, para las generales, de una nueva marca que cobije a todas las formaciones de izquierda y en la que todas se sienten cómodas, como ha ocurrido en Barcelona o Zaragoza. 

En cualquier caso, la cuestión de las siglas vendrá después, cuando se haya explorado qué da de sí el diálogo con Podemos y con otras fuerzas como Compromís, Equo o las aliadas de procesos anteriores, como ICV o Chunta Aragonesista. La formación de Pablo Iglesias ya ha recalcado que no será la "balsa de salvamento" de IU, sino el "paraguas referencia del cambio", de forma que la confluencia se haga bajo su marca. Garzón discrepa de ese formato. 

Una gestora, un ERE, una deuda inasumible

La otra gran cuestión que centrará la Presidencia será Madrid. Un debate que llega justo tras la dimisión en bloque, el miércoles, de su dirección, la convocatoria de una asamblea extraordinaria en tres meses –aunque aún sin fecha– y la conformación de una comisión política (una gestora) que conduzca IU-CM hasta ella, integrada por seis dirigentes: Carlos Paíno, Julián Sánchez Urrea, Carmen Villares –que ya estaban en la ejecutiva saliente–, Juan Ramón Duarte, Carmen Sánchez y Prado de la Mata. Todos se adscriben, con matices, al sector afín a Ángel Pérez, hombre fuerte durante más de dos décadas de la federación. La cúpula aprobó un ERE que afecta a 12 trabajadores, a los que mandará al Fogasa, y pedirá un concurso de acreedores, ya que no puede afrontar la deuda de dos millones de euros con la Seguridad Social y con Hacienda

Sobre la mesa sigue estando si desfederar IU-CM desfederar (dejar de reconocerla como su referente en la Comunidad) o una salida menos traumática, como montar una gestora que ayude a cicatrizar heridas. Pero ya ha calado la convicción de que algo hay que hacer, incluso en el ánimo de Lara, según su círculo más cercano. Este sería partidario de la segunda solución, para procurar que haya "los menos heridos posibles". En la propia federación madrileña se da por seguro que alguna intervención habrá, y la rechazan con vehemencia, con el argumento de que se pretende "disolver IU" para "entregarla" a Podemos y que malos resultados los ha habido también en la Comunitat Valenciana y en Murcia, próximas a Garzón. De cualquier modo, en la Presidencia se comenzará el debate, pero no se rematará hasta la reunión del Consejo Político Federal (máximo órgano entre asambleas), del próximo 14 de junio, justo un día después de la constitución de ayuntamientos. 

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IU-CM no sólo tuvo los peores resultados de su historia el 24-M, ha visto implosionar su dirección y ha cargado con dureza contra Garzón. Está partida en dos, porque los críticos hace meses que no acuden a los órganos. El choque de trenes es total. Además, su imagen sigue lastrada por el escándalo de las tarjetas black, su papel en Caja Madrid y Bankiay por la gestión de la fundación Fundeste, que durante años presidió Pérez. De ahí que muchos en IU consideren que no es posible seguir adelante con la "rémora" de Madrid, porque daña al conjunto de la organización. 

La solución irá madurándose a través del debate colectivo. Pero el cambio de actitud que algunos perciben en Lara hacen ver que la presión para que dimita o remodele su dirección ha bajado. Los que le conocen argumentan que se llevarían una "sorpresa" si diera un paso atrás aun en el caso de que se tomase el control de IU-CM. En síntesis, si las piezas se acoplan bajo el nuevo discurso, en un marco además de unidad interna, no haría falta precipitar una crisis interna de mayor calado. 

El núcleo cercano a Pérez ya avisa de que no se plegará fácilmente. Incluso no descarta fundar una nueva marca que le permita dejar atrás la losa de la deuda y unas siglas, IU-CM, ya "achicharradas", según confiesa un dirigente de este sector. Las siguientes horas serán decisivas. 

Quizá sea una de sus pruebas más complicadas, en las que se juegue el ser o no ser. Las elecciones generales de finales de año, las que demostrarán si Izquierda Unida resiste o sucumbe. Si sobrevive o no. Ese resultado final dependerá, en buena medida, del trayecto hasta ellas. Un camino que se comienza a desbrozar este mismo viernes. Dos carriles guiarán el debate: cómo y con quién confluir –básicamente, cómo acercarse a Podemos– y qué hacer con la federación madrileña, un quebradero de cabeza constante desde el pasado octubre, y aún sin resolver. 

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