Pablo Iglesias lo ha intentado en varias ocasiones desde que volvió a la primer línea de Unidas Podemos (UP) después de permanecer tres meses alejado para ocuparse de sus hijos. Pero el PSOE se resiste a polemizar con él y con otros dirigentes de la formación morada, a quienes siguen considerando sus socios preferentes y cuyo apoyo aspiran a conseguir para que Pedro Sánchez gane la investidura por segunda vez después de las elecciones del 28 de abril.
En una entrevista emitida el domingo por el programa El Objetivo de la Sexta, el líder de UP aseguró que el PSOE no tiene “la capacidad para limpiar el Estado”, en referencia a la utilización de agentes de policía al servicio de los intereses del poder, tal y como ha puesto de manifiesto el caso Villarejo. Y su secretario de Organización, Pablo Echenique, insistió este lunes en el mismo argumento afirmando que quedan “dudas abiertas” sobre si las llamadas cloacas del Estado han seguido actuando durante el periodo de Gobierno de Pedro Sánchez.
José Luis Ábalos, número tres socialista y jefe de campaña del PSOE, evitó cualquier reproche a las insinuaciones de UP. Y para subrayar que el Gobierno actual no tiene nada que ver con actuaciones ilegales de las fuerzas de seguridad remarcó que su partido fue la principal víctima de la llamada policía política puesta en marcha por el Ministerio del Interior durante la etapa del PP.
“Las cloacas del Estado”, enfatizó, “las hemos sufrido todos. Lo que queda claro de esto que denuncia Iglesias es que el objetivo era que Sánchez no se hiciera con la Presidencia del Gobierno, ese era el objetivo de las cloacas del Estado”.
En la actualidad, señaló, no ocurre nada dentro del ministerio “equiparable en ningún caso” a lo ocurrido durante el Gobierno de Rajoy, ni nadie “tiene ningún cometido que se parezca a aquella operación de policía patriótica” patriótica”cuyo responsabilidad atribuyó a Ignacio Cosidó, exdirector general de la Policía Nacional y hasta hace pocos días portavoz del PP en el Senado.
Ábalos recordó que en la comisión del Congreso que investigó este asunto quedó claro “que el propósito de esta policía entre comillas patriótica era sacar investigaciones sobre adversarios políticos, procurar cubrir a los correligionarios que estaba afectados por causas de corrupción e incluso en algunos casos hasta seguir e investigar a los propios colegas”.
Eso sí, Abalos evitó mencionar que PP, PSOE y Cs rechazaron en dos ocasiones que el comisario José Manuel Villarejo, en prisión como presunto jefe de la trama corrupta, compareciera en el Congreso para hablar de la policía política.
Iglesias “no es el único afectado”
La opinión del PSOE sobre este caso, añadió, se expresó en las conclusiones remitidas a esa comisión. Un “informe de conclusiones en el que se decía que en ese tiempo se montó un servicio que tenia por función espiar e investigar a los adversarios políticos”. Pero “no es sólo el señor Iglesias el afectado”, repitió ante las preguntas de los periodistas durante una rueda de prensa en la sede socialista de la calle Ferraz.
Como informó infoLibre,
Ábalos evitó expresamente contradecir al líder de UP y se mostró comprensivo con él: “Entiendo que tiene que reclamar”, igual que “todos los que se han visto afectados por esa suciedad”, pero los responsables “tienen nombre y apellidos”, insistió en referencia a la cúpula de Interior del Gobierno del PP.
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En cualquier caso, repitió, “no podemos reducir esta labor [de espionaje] a una sola persona”. Hay una causa judicial en marcha y “lo importante”, subrayó, es que este Gobierno le ha puesto fin”. “El propósito de todo ello era impedir que hubiera un gobierno progresista en España” y “quien lo podía liderar era justamente el PSOE. Así que, en ese sentido, nos vemos como los más perjudicados. Absolutamente perjudicados”, remachó.
La dirección socialista no tiene interés alguno en abrir ninguna guerra dialéctica con la formación de Pablo Iglesias y huye deliberadamente de ese escenario. Están convencidos de que que el trasvase de votos de Unidos Podemos al PSOE ya ha dado de si todo lo que podían esperar —algunas fuentes consultadas por infoLibre hablan de más de un millón de electores— y ahora lo que desean es que UP sea capaz de movilizar a los votantes de la formación morada que nunca votarán a Pedro Sánchez y que, desanimados por los problemas internos de Unidas Podemos, planean quedarse en casa el 28 de abril y engrosar la cifra de abstencionistas.
En las filas de UP, sin embargo, la estrategia es justo la contraria. Si quieren recuperar al menos una parte de ese voto que, según todas las encuestas, ha migrado desde sus filas a las del PSOE, necesitan confrontar con el partido de Pedro Sánchez. De ahí las referencias a la policía política, a que planean pactar con Ciudadanos o a que les han copiado parte sus propuestas electorales.
Pablo Iglesias lo ha intentado en varias ocasiones desde que volvió a la primer línea de Unidas Podemos (UP) después de permanecer tres meses alejado para ocuparse de sus hijos. Pero el PSOE se resiste a polemizar con él y con otros dirigentes de la formación morada, a quienes siguen considerando sus socios preferentes y cuyo apoyo aspiran a conseguir para que Pedro Sánchez gane la investidura por segunda vez después de las elecciones del 28 de abril.