El radicalismo antiabortista, ya hegemónico en Vox, avanza entre los sectores más conservadores del PP, creando lazos entre los dos partidos. El movimiento provida, que en su vertiente más extrema aplaude las "leyes de latido fetal" de Estados Unidos, incluidas las que prohíben abortar en caso de violación, se ha erigido en un fértil terreno de colaboración de ambas formaciones. La dirección de Alberto Nuñez Feijóo no desautoriza las posiciones más duras en el PP. El panorama hace prever un duro enfrentamiento en el eje izquierda-derecha en torno a la reforma de la legislación del aborto que prepara el Gobierno.
Méndez Monasterio y la vida "desde su concepción"
El partido más radical sobre la interrupción del embarazo es Vox, que va más allá de la defensa de la derogación de la actual ley y propone "suprimir" el aborto de la sanidad pública junto a las operaciones de "cambio de género".
El antiabortismo radical es un rasgo que Vox usa para diferenciarse del PP y atraer voto ultraconservador desde 2014, cuando la ley impulsada por Alberto Ruiz-Gallardón y frenada por Mariano Rajoy afloró las dos almas del partido. Aquella crisis provocó la formación de un grupo de al menos nueve parlamentarios díscolos en el PP, entre ellos Lourdes Méndez Monasterio, hoy portavoz de Vox en las comisiones de Derechos Sociales y de Igualdad en el Congreso, la representante que pronuncia el discurso más rigorista que puede oírse en las Cortes Generales.
Méndez Monasterio es partidaria de sancionar a los médicos que practiquen abortos. También es la diputada que más insiste la idea de defender la vida "desde su concepción", el tipo de discurso popularizado entre las bases evangélicas del Partido Republicano de EEUU que ha inspirado las leyes más duras. Entre estas, destacan las de "latido fetal". Se trata de normas para prohibir el aborto desde que puede detectarse actividad cardiaca en el embrión, en torno a la sexta semana, cuando muchas mujeres no saben que están embarazadas. La ley Texas, considerada una de las más duras, no fija excepciones en caso de violación o incesto. Pues bien, no escasean en Vox los entusiastas de estas leyes.
Vox y el "latido fetal"
El diputado Francisco Contreras es un activista a favor de las "leyes de latido fetal", señaladamente la texana.
Contreras expresa su deseo de que la sentencia del Supremo de EEUU "permita que los Estados prohíban el aborto". El diputado también defiende la restrictiva legislación polaca, a pesar de que el Parlamento europeo considera que su "hace peligrar la vida de las mujeres". Otra defensora de la ley de Texas es la diputada Rocío de Meer, para quien dicha norma pone a aquel Estado norteamericano "camino de la civilización".
infoLibre preguntó a Vox si defienden la implantación de una "ley de latido fetal" como las que aplauden sus responsables en EEUU, sin respuesta.
Un "crimen" de "homicidas por diversión"
También en el Congreso sobresalen por su beligerancia los diputados Carla Toscano, que considera el aborto un "crimen", y José María Sánchez, que llamó en el hemiciclo "bruja" a una representante socialista que defendía la reforma del Código Penal para castigar el hostigamiento a las embarazadas a las puertas de las clínicas de aborto.
Precisamente una histórica del activismo a las puertas de las clínicas es la diputada la Asamblea de Madrid Gádor Joya, defensora de las "leyes de la latido fetal" y concretamente de la de Texas, que quiere traer a España.
Joya, pediatra de trayectoria vinculada a Hazte Oír, ha practicado ecografías ante las clínicas para que las mujeres escuchen el latido de los embriones. Es uno de los puntales "provida" de Vox junto a sus compañeras Rocío Monasterio y Alicia Rubio, teórica contra la "ideología de género" que llamó a unas feministas defensoras del derecho al aborto "homicidas por diversión" y que "en ningún caso" está a favor del aborto, tampoco si hay violación. El primer vicepresidente de un gobierno autonómico de Vox, Juan García Gallardo, de Castilla y León, afirmaba en 2013 que el aborto era "el holocausto del siglo XXI".
Un ariete en las instituciones
Vox ha utilizado además su presencia en los parlamentos autonómicos para reabrir el debate sobre el aborto. En la Región de Murcia el grupo de Vox presentó en octubre de 2021 una iniciativa para cambiar los protocolos de aborto y que incluyan que la mujer vea antes la ecografía en 4D –en movimiento– del feto y escuche los latidos de su corazón. En Andalucía Vox eligió en 2018 un candidato, Francisco Serrano –hoy fuera del partido al estar investigado por un caso de posible fraude–, que considera que decir "aborto seguro" es como decir "Holocausto bien planificado".
El partido de Abascal llevó al Congreso en septiembre de 2021, concretamente a la Comisión de Derechos Sociales, a Alicia Latorre, presidenta de la Federación de Asociaciones Provida. El diputado Contreras mostró su entusiasmo por el "histórico" acontecimiento que protagonizó Latorre al mostrar fotos de gran tamaño de fetos sanguinolentos.
Visiones radicales en el PP
Entonces, ¿es el antiabortismo radical materia exclusiva de Vox? En absoluto. Como ha publicado infoLibre, al menos siete políticos en activo del PP pertenecen a la dirección de la fundación Familia y Dignidad Humana, que rechaza el aborto incluso en caso de violación al apoyar las "leyes de latido fetal" de los Estados más conservadores de EEUU. Figuran en la dirección el senador Javier Puente, presidente de la fundación, otros dos senadores y el portavoz adjunto en el Congreso, José Ignacio Echániz. A ellos se suman dos altos cargos de la Comunidad de Madrid. En la dirección aparecen el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, y la secretaria general del PP de Madrid, Ana Comíns. Lo que más abunda en la dirección de Familia y Dignidad Humana son antiguos representantes del PP en las Cortes. Ahí están los exsenadores Gari Duran (vicepresidenta), Luis Peral (secretario), Beatriz Elorriaga y José Ignacio Palacios. Y también los exdiputados Ángel Pintado (tesorero), José Eugenio Azpiroz, Antonio Gutierrez Molina y Jorge Fernández Díaz, que fue ministro del Interior y está ahora implicado en el caso Kitchen.
El senador Puente, presidente de la fundación, se muestra como un entusiasta de las "leyes de latido fetal" impulsadas por el Partido Republicano y por las políticas provida de los Gobiernos nacionalistas de Hungría y Polonia. El consejero de Transportes de Madrid, David Pérez, directivo también de Familia y Dignidad Humana, es otro de los que apoyan la ley del aborto de Texas. Puente es además miembro del consejo asesor de Political Network for Values, una organización internacional de políticos de la derecha cristiana que hace activismo a favor de las "leyes de latido fetal". También forma parte de Political Network for Values Ignacio Arsuaga, presidente de Citizen Go y Hazte Oír, organizaciones que defienden en España una legislación siguiendo el ejemplo texano.
Cristina Fabre, miembro del Instituto Europeo por la Igualdad de Género (EIGE), considera que tanto la prohibición del aborto cuando hay latido fetal como la obligación de que la madre lo escuche antes de abortar son propuestas "minoritarias" en las sociedades europeas, pero que alcanzan fuerza política por "la insistencia de posiciones ultraconservadoras" que imitan al derechismo radical de Estados Unidos. Dicha imitación, afirma, ya se ha producido con la "negación de la violencia de género". Añade Fabre que se trata de un fenómeno que hay que tomar "en serio", porque estas ideas son impulsadas por una "red de asociaciones" que jamás dejan de presionar. "Ocurre igual con la violencia de género. Su negación puede parecer muy marginal, pero en España ya hay leyes en marcha", afirma, en referencia a la norma de "violencia intrafamiliar" pactada en Castilla y León por el PP y Vox.
Espacios de colaboración
El PP practica cierta ambigüedad. El aborto no es un tema cómodo, porque divide a sus cuadros y a sus bases. La salida de parlamentarios antiabortistas entre acusaciones de traición a las esencias que se produjo tras la retirada de la ley de Gallardón debía en teoría aportar homogeneidad, pero lo cierto es que sigue habiendo integrantes con visiones radicales, difícilmente distinguibles de las de Vox.
De hecho el antiabortismo es un espacio en el que ya trabajan juntas destacadas figuras del PP y Vox. La directiva de la Fundación Familia y Dignidad Humana es un ejemplo. Junto a una pléyade de políticos en activo o retirados del PP figuran en su dirección Méndez Monasterio y Rocío Monasterio, ambas de Vox. Y no es el único punto de encuentro.
Desempeña un papel destacado como intersección Jaime Mayor Oreja, un referente de la derecha cristiana radical no sólo en España, sino a nivel internacional, en calidad de presidente de la Fundación Valores y Sociedad, de la federación europea de asociaciones One of Us y de Political Network for Values (en este caso presidente de honor). Además, es portavoz de la plataforma católica antiabortista NEOS.
Valores y Sociedad, que defiende las "leyes de latido fetal", tiene en su patronato a Francisco Contreras (Vox) junto a históricos del PP como María San Gil o Eugenio Nasarre, exdiputado y patrono de la Fundación FAES. A ellos se suman los exparlamentarios Luis Peral, Ángel Pintado y Gari Durán, los tres a su vez dirigentes de Familia y Dignidad Humana.
Otro espacio de encuentro es la Fundación Villacisneros, en cuya dirección coinciden Mayor Oreja, María San Gil, Esperanza Aguirre y los eurodiputados Hermann Tertsch (Vox) e Isabel Benjumea (PP). Esta última, Benjumea, despliega un duro discurso antiabortista según el cual la interrupción del embarazo es la "vía fácil". "No, Europa no puede apostar por la muerte", afirmó en enero en el Europarlamento en un discurso contra la inclusión del aborto en Carta de Derechos de la UE. Benjumea no es un verso suelto. El PP se ha opuesto en la Cámara europea a garantizar el aborto como derecho (junio de 2021) y a condenar la legislación de Texas (octubre de 2021). En este caso, los españoles del grupo de los Populares votaron en contra, pese a que en total unos 50 de esta familia política votaron a favor o se abstuvieron.
La fundación a la que pertenece Benjumea, Villacisneros, es una de las asociaciones antiabortistas más activas de España, defensora de la vida "desde la concepción" y habitual convocante de manifestaciones provida. Su presidente, Íñigo Gómez-Pineda, participó en febrero en el Senado en el evento Por la Vida y la Libertad, en rechazo a la reforma del Código Penal para castigar el hostigamiento a las puertas de las clínicas. Participaron en el evento los parlamentarios Jacobo Robatto y Javier Puente (PP), entre otros. Otra vez, PP y Vox unidos en la causa antiabortista.
El PP, la posición de "siempre"
¿Qué posición concreta tiene la dirección de Feijóo? infoLibre lo preguntó a través del equipo de prensa, sin respuesta. Al hilo de la información sobre la fundación Familia y Dignidad Humana, una periodista le preguntó este martes a Cuca Gamarra, portavoz del PP en el Congreso, por la postura de su grupo y su dirección. La postura, respondió, "es clara y es la que hemos mantenido siempre". No dio detalles.
Ver másParlamentarios y altos cargos del PP dirigen una fundación contra el aborto incluso si hay violación
Feijóo no se adherido durante su trayectoria a las posiciones más duras sobre el aborto. En 2014 llegó a expresar su temor ante la posibilidad de que con la ley de Gallardón las mujeres españolas tuviesen que volver a salir del país para abortar. Este miércoles no entró al fondo del debate después de que se conociera el borrador de la reforma del Gobierno. Lo que hizo fue señalar que es un borrador aflorado por el Ejecutivo para tapar la crisis por las escuchas con Pegasus.
Lo cierto es que Feijóo, al margen de un discurso sin estridencias, llega al liderazgo de un partido donde se han ido abriendo paso posiciones duras. ¿Mayoritarias? No, al menos a tenor de las declaraciones públicas. Pero sí asentadas. Es más, el anterior presidente, Pablo Casado, coqueteó con discursos difíciles de escuchar en Mariano Rajoy. "A favor de la vida sin complejos", Casado defendía que las mujeres que fueran a abortar "sepan lo que llevan dentro" para "conocer" que ya es "una vida autónoma". Pretendía derogar la ley de José Luis Rodríguez Zapatero y volver a la de Felipe González, la de supuestos, incluso aunque el Constitucional avalase la norma.
Isabel Díaz Ayuso coincide con Casado en que el aborto un tema explotado de forma "sectaria" por la izquierda. La presidenta madrileña, sin haber sido clara sobre qué modelo defiende, suele realizar declaraciones explosivas sobre el tema, sacando el aborto del ámbito de los derechos para presentarlo casi como un capricho en una sociedad inconsciente. Así dijo en octubre de 2021: "[El aborto] no se ha de celebrar como una fiesta, como si fuera una liberación [...]. Cuando se vende como ese derecho, como lo hacen sobre todo las feministas profesionales [...], que lo venden como una fiesta, como una celebración, me parece que es horroroso [...] Muchas mujeres son empujadas a hacerlo y muchas veces, como no ven alternativas, pues, venga, 'me lo quito de encima'".
El radicalismo antiabortista, ya hegemónico en Vox, avanza entre los sectores más conservadores del PP, creando lazos entre los dos partidos. El movimiento provida, que en su vertiente más extrema aplaude las "leyes de latido fetal" de Estados Unidos, incluidas las que prohíben abortar en caso de violación, se ha erigido en un fértil terreno de colaboración de ambas formaciones. La dirección de Alberto Nuñez Feijóo no desautoriza las posiciones más duras en el PP. El panorama hace prever un duro enfrentamiento en el eje izquierda-derecha en torno a la reforma de la legislación del aborto que prepara el Gobierno.