Protagonizado por el silencio, por el homenaje simbólico, por la sobriedad y por la memoria. Así fue el acto que la mañana del jueves rindió tributo a las miles de víctimas que ha dejado el coronavirus en suelo estatal. Sin grandes alocuciones y sin apenas protagonismo de los líderes políticos, el evento se desarrolló en torno a una ofrenda floral cargada de significado como hilo conductor. Las rosas blancas sobre la base del pebetero –y no tanto las manos de quienes las portaban– ocuparon gran parte de las imágenes, cuando nuevos brotes de la pandemia vuelven a preocupar a las autoridades sanitarias.
Las inmediaciones del Palacio Real de Madrid acogieron el acto con la presencia inédita de todos los presidentes autonómicos y en el frente de los partidos políticos, sólo la baja de la extrema derecha de Vox, ERC y EH Bildu. Y con sólo tres protagonistas en el turno de palabra: el familiar de una víctima, una sanitaria catalana y el rey Felipe VI, que cerró un acto calculado para que no se extendiese por más de media hora.
Fue, en palabras de los protagonistas de la sociedad civil, un homenaje tras el que se exige no olvidar las "lecciones aprendidas". El deber de la memoria. "La memoria es un deber y el mejor homenaje que podemos hacerles: mantenernos unidos en su recuerdo", dijo Hernando Fernández Calleja, hermano del periodista José María Calleja, fallecido a causa del covid-19 en Madrid. "No vamos a olvidar a ninguno de los que perdieron la vida en este momento doloroso de la historia", mantuvo [aquí, su discurso].
"Hemos dado todo lo que teníamos. Hemos trabajado al límite de nuestras fuerzas", relató Aroa López, enfermera. La sanitaria recordó uno de los momentos más duros que han vivido los trabajadores de los hospitales en estos meses, cuando tenían que "tragarse" las lágrimas en el momento en que los enfermos imploraban no morir solos. "Hemos vivido situaciones que te dañan el alma, porque quienes estaban detrás de los EPI no eran héroes, eran personas", clamó la sanitaria.
López aprovechó su intervención [aquí, en PDF] para pedir a los poderes públicos "que defiendan la sanidad de todos". "Que recuerden que no hay mejor homenaje a quienes nos dejaron que velar por nuestra salud, y garantizar la dignidad de nuestras profesiones. Y que todos respondamos a una sencilla pregunta: ¿quién cuidará de nosotros si la persona que nos cuida no puede hacerlo?", dijo.
La jefa del servicio de Urgencias del Hospital Vall dHebron, Aroa López.
También de memoria habló el rey en su discurso [aquí, en PDF]. Los fallecidos, dijo Felipe VI "permanecerán en nuestro recuerdo". "No los olvidaremos nunca. Este acto no puede reparar el dolor de muchas familias por no haber podido estar a su lado en sus últimas horas; ni mucho menos atenuar la tristeza por su ausencia; pero sí hacer justicia a su vida, a su contribución a nuestra sociedad, a su memoria".
Con esta cita, un homenaje civil de Estado, una ceremonia aconfesional, España despidió a las víctimas del covid-19. Nada de contenido religioso. Se trató del "primer homenaje de Estado aconfesional". Un acto inédito. Hace sólo una semana, a escasos metros de este palacio, la catedral de La Almudena había acogido un funeral convocado por la Conferencia Episcopal Española y la derecha no perdió la oportunidad de criticar la ausencia del presidente del Gobierno.
En un momento en el que la crispación ha dominado el debate político en las últimas semanas, el monarca hizo una llamada al "entendimiento".
"Esa deuda moral y ese deber cívico nos obligan y comprometen a todos. Pongamos juntos, pongamos unidos toda nuestra voluntad, nuestra capacidad, todo nuestro saber, todo nuestro esfuerzo y empeño para poder mirar hacia el futuro con confianza y con esperanza. Y hagámoslo desde el respeto y el entendimiento", destacó.
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"Despedimos a las personas fallecidas por el covid-19 con un emocionado recuerdo, con honor, dignidad y unidad. Y reconocemos también el esfuerzo de la sociedad en un sentido homenaje de Estado. No olvidaremos nunca. Mi cariño para los familiares y seres queridos de las víctimas", escribiría después el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez en su perfil de Twitter.
Presencia internacional
El acto contó con la presencia del presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, el alto representante de la UE, Josep Borrell, así como también el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus y el secretario general de la Organización Mundial del Turismo, Zurab Pololikashvili.
Protagonizado por el silencio, por el homenaje simbólico, por la sobriedad y por la memoria. Así fue el acto que la mañana del jueves rindió tributo a las miles de víctimas que ha dejado el coronavirus en suelo estatal. Sin grandes alocuciones y sin apenas protagonismo de los líderes políticos, el evento se desarrolló en torno a una ofrenda floral cargada de significado como hilo conductor. Las rosas blancas sobre la base del pebetero –y no tanto las manos de quienes las portaban– ocuparon gran parte de las imágenes, cuando nuevos brotes de la pandemia vuelven a preocupar a las autoridades sanitarias.