Los líderes de PSOE y Podemos se reunieron este miércoles. Fue su segundo encuentro desde el 20-D, tras más de cien días de bloqueo político. El primero tuvo lugar el 5 de febrero, y entonces ni siquiera se pusieron de acuerdo en empezar a negociar. Después hubo más desencuentros y reproches, como las alusiones de Iglesias a la cal viva y de Sánchez a la supuesta traición de Podemos a sus votantes. En esta ocasión, en cambio, todo fue mucho más amable: ambos destacaron el "tono cordial" del encuentro, Iglesias le regaló un libro a Sánchez y dijeron a los periodistas que habían charlado de literatura, de cine y de las primarias en los Estados Unidos.
Sin embargo hay pocas novedades al margen de las buenas formas. Sánchez insistió en que el PSOE va a seguir su camino de la mano de Ciudadanos. Tanto es así que "cualquier acuerdo" que alcance con Podemos, dijo, "tiene que contar con el sí" del partido de Albert Rivera. Iglesias, por su parte, renunció a exigir para sí mismo la Vicepresidencia del Gobierno. Pero reclamó que, si no es él, otro miembro del partido morado ocupe ese puesto y subrayó que Ciudadanos y Podemos son incompatibles. Su apuesta sigue siendo el Gobierno a la valenciana, la coalición de izquierdas con permiso de los nacionalistas. No hay grandes cambios de fondo.
Para Sánchez y el PSOE la noticia es que "hoy estamos más cerca del Gobierno del cambio que de repetir las elecciones" porque "por fin Iglesias ha dicho sí a entrar en una negociación con el PSOE y Ciudadanos". Para Iglesias la clave está en que el socialista abandone la vía 131 –el pacto con Ciudadanos–, "dé una oportunidad a la vía 161" –la coalición de PSOE, Podemos, IU-UP y Compromís– y pida a Ciudadanos que se abstenga. Ambos se han emplazado a seguir dialongando, aunque la próxima cita todavía no tiene fecha. Fuentes socialistas calculan que será "ya la semana que viene" y no prevén otro cara a cara de líderes, sino un encuentro de negociadores.
Cambio de actitud
En el PSOE todos los sectores ponen ahora el acento en el "cambio de actitud" de Iglesias. Las formas del líder de Podemos han enfadado a las filas socialistas en muchas ocasiones con anterioridad –cuando se propuso como vicepresidente sin antes hablar con Sánchez, en el debate de investidura...–, así que su tono de este miércoles fue bien recibido. "Creo que es una buena noticia para España y para las fuerzas de izquierdas que ese cambio se haya producido", dijo en su comparecencia ante los medios Sánchez, que calificó de "favorable" la actitud de Iglesias y lamentó que los debates con él en el pasado hayan sido, "en ocasiones", demasiado "intensos".
Fuentes socialistas consultadas por este diario resaltan esa misma "predisposición al diálogo". "El cambio de formas ya es importante", "es un primer paso"... son algunas de las frases que pronuncian tanto los más próximos al secretario general socialista como cargos regionales no tan cercanos al líder. No es el único punto que destacó el líder del PSOE. Sánchez afirmó que él e Iglesias coinciden en que hay que "poner fin al Gobierno de Rajoy" y en rechazar la repetición de las elecciones como salida. "Hay cosas que ha dicho Iglesias que me han gustado", "se aviene a hablar a tres", "bienvenido sea el diálogo", dijo el secretario general socialista.
También Iglesias tuvo buenas palabras. Subrayó la "voluntad mutua" para avanzar hacia un acuerdo. Aseguró "respetar la posición del PSOE" y "respetar el pacto con Ciudadanos", y se proclamó "dispuesto" a reunirse con Albert Rivera "para pedirle que colabore con la posibilidad de desalojar a un Gobierno del PP de la Moncloa", sea por activa o por pasiva. "El diálogo es positivo", "no toca hablar de nombres", "estamos dispuestos a ceder", "la renuncia de Rajoy abrió la puerta a una oportunidad preciosa", "los vetos no pueden ser indefinidos". Fueron otras de las frases con las que Iglesias marcó este miércoles un perfil más dialogante que en anteriores ocasiones.
Distintos puntos de partida
Pero las diferencias de fondo entre Sánchez e Iglesias siguen ahí. En dos puntos clave: la composición del Gobierno y a partir de qué documento comenzar el diálogo. Sobre este último aspecto, la distancia es enorme. El socialista insiste en que "es fundamental que se hable del acuerdo del PSOE y Ciudadanos" y que "todo lo que se vaya a construir en las próximas semanas tiene que respetar" ese texto. Iglesias, en cambio, sostiene que donde ve base para un acuerdo es en los programas electorales: "Nosotros vemos en el programa del PSOE muchos elementos que podrían servir para llegar a un acuerdo", apuntó.
Podemos, en cambio, no quiere oír hablar del texto suscrito por Sánchez y Rivera como punto de partida. "Respetamos el pacto, pero se ha demostrado que no sirve como acuerdo de Gobierno", dijo Iglesias. Horas antes, la secretaria de Análisis morada, Carolina Bescansa, rechazó ese texto por estar demasiado "escorado" hacia el proyecto de Rivera. El partido morado sostiene que su camino es la suma de 161 diputados de izquierdas y que, a partir de ahí, podría buscarse la complicidad de las fuerzas nacionalistas o incluso la abstención de Ciudadanos. "Nosotros sabemos ceder" y "ahora le toca ceder un poco al PSOE", afirmó Iglesias.
Minutos después Sánchez dejó claro que no comparte esa vía. La suya, aseguró, es la vía 199, la suma de los escaños de PSOE, Ciudadanos y Podemos, porque "los españoles dijeron que la solución al jeroglífico electoral tenía que venir de las fuerzas políticas del cambio". El socialista admitió que hay "discrepancias", pero ese margen que les separa no mermó su moral en público: admitió que el acuerdo es "casi imposible", pero no se dio por vencido. "La discrepancia –proclamó– es salvable". Preguntado por su impresión de la reunión, este fue su diagnóstico: "Con mucha cautela, optimismo moderado".
Ver másSánchez: “Todo acuerdo tiene que contar con el sí de Ciudadanos”
El reto, tender puentes
En privado, sin embargo, los socialistas admiten que el problema es el mismo desde hace semanas: encontrar la forma dar el salto y pasar de un pacto con Ciudadanos que se reveló incapaz de aglutinar a poco más de un tercio de la Cámara baja, 131 diputados, a un texto que cuente también con el favor de Podemos. Máxime cuando el partido de Rivera insiste en llamar a la puerta del PP, en dejar bien claro que votará no a cualquier Gobierno con Podemos y en advertir que se replanteará su voto si se toca una sola coma del documento pactado con el PSOE.
Fuentes del PSOE admiten que "parece muy difícil" que Podemos ceda y se sume sin más al pacto con Ciudadanos. Un dirigente regional comenta que, por ahora, el "único cambio real" es en las formas. En este sentido, los socialistas creen que una abstención o un voto favorable de los de Iglesias sólo es remotamente posible si las encuestas señalaran muy claramente que unas nuevas elecciones sólo beneficiarían al PP. El otro escenario que no descartan por completo es un Gobierno monocolor del PSOE que apoyaran en la investidura Podemos y Ciudadanos, también por miedo al crecimiento de los conservadores.
Los líderes de PSOE y Podemos se reunieron este miércoles. Fue su segundo encuentro desde el 20-D, tras más de cien días de bloqueo político. El primero tuvo lugar el 5 de febrero, y entonces ni siquiera se pusieron de acuerdo en empezar a negociar. Después hubo más desencuentros y reproches, como las alusiones de Iglesias a la cal viva y de Sánchez a la supuesta traición de Podemos a sus votantes. En esta ocasión, en cambio, todo fue mucho más amable: ambos destacaron el "tono cordial" del encuentro, Iglesias le regaló un libro a Sánchez y dijeron a los periodistas que habían charlado de literatura, de cine y de las primarias en los Estados Unidos.