El futuro del PSOE

Sánchez prepara una "agenda paralela" a la del Congreso para liderar la oposición sin escaño

Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados, en abril de 2015.

Ibon Uría

Fíjense en la imagen que aparece sobre estas líneas porque no la volverán a ver en un tiempo, al menos hasta después de las próximas generales. No porque al lado de Pedro Sánchez estén Antonio Hernando –ahora relegado a la cuarta fila de la bancada socialista– y Miguel Ángel Heredia –susanista confeso–, sino porque Sánchez está en un escaño. La fotografía es de abril de 2015, y aunque el secretario general socialista vuelva a ser el líder de la oposición desde mayo de este año, ahora se enfrenta al reto de ejercer ese liderazgo desde fuera del Congreso de los Diputados.

Sánchez renunció al acta de diputado el 29 de octubre de 2016, pocas horas antes de que el PSOE se abstuviera en la investidura del líder del PP. Lo hizo, argumentó entonces, porque no podía "fallar" a su partido, pero tampoco a quienes le "acompañaron en el camino de decir no es no a Rajoy". Sus colaboradores desean que esa renuncia no se convierta en un escollo insalvable, y apuntan a la coordinación con el grupo, a la construcción de una agenda que le dé presencia mediática y al papel de otras figuras como claves para que la comunicación del nuevo PSOE triunfe. Otros dirigentes lo ven más complicado.

La circunstancia, en cualquier caso, es casi inédita: el aspirante a presidente siempre estuvo en el hemiciclo –con la excepción de Antonio Hernández Mancha, presidente entre 1987 y 1989 de la entonces llamada Alianza Popular–, ocupando el asiento del número uno de la oposición parlamentaria, por donde pasaron Felipe González –entre 1977 y 1982, antes de convertirse en presidente–; el exministro franquista Manuel Fraga –entre 1982 y 1987–;  José María Aznar –de 1989 a 1996, cuando logró poner fin a casi quince años de felipismo–; José Luis Rodríguez Zapatero –desde su elección como líder del partido en 2000 hasta 2004 cuando llegó Moncloa– y Mariano Rajoy, que ganó a los socialistas a la tercera (2011) y antes tuvo que aguantar siete años en el banquillo del opositor.

El miércoles que viene Sánchez ocupará nuevamente un escaño en un acto de homenaje del Congreso a las Cortes Constituyentes que estará presidido por los reyes y donde será reconocido como jefe de la oposición, pero será sólo por unas horas. Al acabar, volverá a tener que tirar de imaginación y estrategia para atraer el foco lejos de la Carrera de San Jerónimo.

Coordinación con el grupo

La primera clave para el equipo de Sánchez es la constante conexión entre los diputados socialistas y Ferraz. "Para que esto funcione, tiene que haber una buena coordinación", subraya una diputada, que recuerda que el secretario general ha situado a personas de su máxima confianza en los puestos clave de la Cámara baja. Es el caso de la portavoz, Margarita Robles, con quien Sánchez tiene una "relación magnífica", subraya esta fuente, aunque también la número dos del partido, Adriana Lastra, tendrá un papel relevante en el grupo, como portavoz adjunta.

"Margarita es seria, trabajadora y está en contacto permanente con Pedro [Sánchez], y Adriana [Lastra] va a estar dirigiendo tanto el grupo como el partido", añade otro diputado, para quien, aunque Sánchez "no vaya a estar físicamente" en un escaño, sí que estará presente "a través de sus colaboradores". "Margarita tiene un buen perfil institucional, transmite fortaleza y tiene una trayectoria incuestionable", dice un tercer parlamentario, que celebra la elección de Robles como portavoz. Otro de los nombres que sonó es el de Lastra. Este miembro del grupo socialista cree que su designación habría generado "más guerra" interna.

La agenda paralela

"Claro que sería deseable que Pedro estuviera en el Congreso, pero no va a poder ser", admite una diputada. "Las cosas son así, y así hay que asumirlas", se resigna otro miembro de la bancada socialista. ¿Y qué hacer entonces para dar proyección a Sánchez? "Tiene que mantener una agenda distinta, que vaya más allá de la actividad legislativa pero esté conectada a esta: una agenda paralela", resume este segundo parlamentario: "Tiene que preparar declaraciones y reuniones en función de los temas que se estén debatiendo en el Congreso".

Esa estrategia, prosigue, se traduce en la necesidad de estar presente en los medios de comunicación, de reunirse con asociaciones, colectivos y ONG, de ocupar el tiempo para compensar su ausencia en el hemiciclo. "Estoy convencida de que no va a tener problemas de visibilidad. Es cierto que no ha sucedido casi nunca que el líder de la oposición no haya tenido escaño, pero tampoco lo tenían Pablo Iglesias y Albert Rivera antes de las elecciones de 2015. Todo ha cambiado mucho, la ausencia de Pedro en el Congreso no va a ser un impedimento", confía. Otra compañera de bancada resume: "El Parlamento es muy importante para hacer leyes pero no tanto para tener proyección mediática, salvo cuando haya un gran debate, pero incluso en esas ocasiones el Congreso sólo es noticia uno o dos días".

En el núcleo duro de Sánchez hay gran confianza en su poder de convocatoria y en el renovado interés que despierta en los medios y en la calle. "La realidad política es mediática", dice un diputado que, sin embargo, no esconde cierta preocupación por el hecho de que, en los últimos tiempos, la relación de los socialistas con los grandes medios se haya deteriorado. Varios de los dirigentes preguntados por este diario citan expresamente el caso de El País, abiertamente crítico con Sánchez y, en otros tiempos, verdadera referencia –y cabecera aliada– para el PSOE. Otros no son tan pesimistas: "El PSOE necesita estar en los medios, pero los medios también necesitan información del PSOE", comenta una diputada sanchista.

Nuevos portavoces y papeles claros

Además de establecer buenos canales de comunicación con el grupo parlamentario y de lograr presencia en periódicos, radios y televisiones con otra clase de actividades, los dirigentes más cercanos a Sánchez creen que el "nuevo PSOE" no puede depender sólo de él: "Esto tiene que ser un trabajo en equipo, un liderazgo compartido –comenta uno de ellos–. Tenemos que transmitir la fortaleza de toda la ejecutiva y de la agenda social y económica del nuevo proyecto del partido".

Ese coro de voces, sin embargo, se ha manifestado un tanto desorganizado en los últimos días, según reconocen miembros de la cúpula socialista. El ejemplo claro ha sido el giro –a trompicones– sobre el CETA. "No podemos dejar de comunicar, pero venimos de una etapa un poco anárquica, que fue la campaña de las primarias, y ahora hay que definir qué comunicar, cómo comunicarlo y quién lo hace. Tenemos que aclarar el papel de los portavoces, tiene que estar claro de qué habla cada uno, no podemos salir todos con cualquier tema", explica otro cargo que, sin embargo, predice que hasta que culmine el proceso congresual de las federaciones, hacia otoño, seguirá habiendo "interferencias" en el mensaje del partido, con "todo tipo de pronunciamientos".

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Los posibles contratiempos

Lo cierto es que no todos los dirigentes creen que esta tarea sen sencilla. Algunos consideran que "va a ser complicadísimo". Especialmente cuando lleguen los grandes debates, como el del estado de la nación o el de presupuestos. "La gente de comunicación le tiene que dar vueltas a cómo remediar eso, porque Pedro no va a estar ahí y hay que conseguir proyectarlo", comenta uno de ellos.

Este mismo dirigente sugiere que Sánchez debería seguir haciendo actos en los territorios, como durante su campaña a las primarias. Argumenta que necesita presencia en toda España y se muestra favorable a una "gira" para explicar el "proyecto renovador" del PSOE salido del 39º Congreso Federal el pasado fin de semana.

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