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"Me tiraron la casa con toda mi vida dentro": la película de terror que protagonizan las familias en San Fernando

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“Hay vecinos que tuvieron media hora para recoger sus cosas”. Son uno de los cientos de testimonios de los habitantes de San Fernando de Henares (Madrid) que han perdido su hogar como consecuencia de las obras de la ampliación de metro de la línea 7. En 2004 bajo el Gobierno de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, se inicia la ampliación de esa línea convirtiendo esta extensión en la línea 7B de Metro. En 2008 comienzan a aparecer las primeras grietas en los edificios de varias calles del casco urbano. Quince años después, ya hay 88 pisos desalojados, más de 600 viviendas y 20 calles afectadas, 27 pisos derribados y otros 27 pendientes de demolición, según los datos recogidos por la Plataforma de Afectados.

infoLibre recorre junto a Alejandro Escribano, portavoz de la plataforma, el escenario del desastre. A Alejandro le avisaron en abril de 2022 de que tendrían que ser desalojados del edificio situado en la calle Pablo de Olavide —en el que vivían en torno a 23 personas— en el mes de diciembre. El inmueble tenía daños importantes en la estructura que hacían que no fuera un lugar seguro para vivir. Aún no se ha derribado pero está en la lista de las próximas demoliciones. 

Estamos en la calle Ventura Argumosa, una de las más afectadas junto a la calle Rafael Alberti, calle de la Presa y calle Nazario Calonge. Rodeamos uno de los edificios y Alejandro nos enseña los medidores telescópicos que delatan el hundimiento. Estos medidores se pueden ver en todos los edificios que se encuentran en la zona afectada. El ruido es insoportable. Una máquina de 15 metros trabaja entre un edificio y otro, ambos con vecinos aún dentro, inyectando hormigón en el subsuelo para intentar frenar las filtraciones de agua que están ablandando el terreno.

“El problema fundamental es que la gente que aún vive en sus casas habita en una zona de guerra porque hay cortes de agua y de luz constantes, además de fugas de gas, que ya son unos cuantas en estos meses y son muy peligrosas. Pero también tener una máquina gigante en la ventana de tu casa, además de incómodo, es peligroso”, asegura Alejandro. "La administración lo que está haciendo son unas obras de parcheo, que no sirven para nada, es la séptima vez que inyectan hormigón. Esto es porque hay unas elecciones, desde que gobierna Isabel Díaz Ayuso hemos pasado de tener 50 viviendas afectadas a tener 600. La Comunidad de Madrid no quiere realojar a las familias”, concluye, mientras señala su edificio ya desalojado en el que se puede ver cómo la estructura se está desplazando y se observan cristales rotos por la propia presión de los cimientos. 

Mientras recorremos la zona nos encontramos con panaderías, peluquerías, cafeterías, tiendas de alimentación, guarderías… “Se habla de las viviendas, pero no se habla de los comercios, están totalmente fuera de la ecuación, de ellos no se dice nada”, explica Alejandro. Llegamos a la calle Nazario Calonge. Esta vía se ha hundido 1,5 centímetros en cuatro meses. Sus edificios pronto serán desalojados si se sigue la misma dinámica que con el resto. Caminar por estas zonas no es seguro, comenta Alejandro, “pero tampoco lo es para los trabajadores, la empresa Radio Kronsa ya ha tenido algún susto pero de eso la Comunidad de Madrid no quiere hablar”.

Nos encontramos frente a la peluquería de Mar Martínez, que sale a contarnos su situación. Ella tenía su negocio en la calle Rafael Alberti, cuando se vio afectada lo trasladó a Nazario Calonge y ahora tiene exactamente el mismo problema. “En abril hará un año desde que me trasladé y nadie hace nada, no sé qué voy a hacer con mi negocio [...] de las viviendas se habla pero de los negocios como si no existiéramos”, explica Mar. A la conversación se une una vecina que iba a la peluquería, ella vivía en la Rafael Alberti. A esta mujer le derribaron la casa con todo lo que tenía dentro. Cuenta que la Comunidad de Madrid la quiso indemnizar con 149.000 euros, pero ella y el resto de los vecinos la rechazaron porque consideran que no es suficiente para poder comprarse un piso y equiparlo desde cero. Ahora vive de alquiler con una ayuda de la Comunidad de Madrid de 780 euros al mes "que no es suficiente para pagar el alquiler completo”. “Me tiraron la casa con toda mi vida dentro”, añade. “Veías las fotos familiares de tus vecinos en la escombrera”, completa Alejandro cuando recuerda el momento del derribo. 

Nos paramos en la plaza de la Fuente del Trébol. Los edificios están afectados, según cuenta Alejadro, "porque ya tienen pilares de hierro para que no vengan abajo. Aquí viven 120 familias, 20 familias por portal [...] El 3 de enero mientras inyectaban el material en el suelo con los vecinos dentro, uno de los edificios de la plaza crujió y se agrietó, las paredes se abombaron por la presión y no se podían abrir muchas puertas y ventanas, la vecina del bajo se quedó atrapada en su casa y tuvieron que venir los bomberos porque la puerta no abría".

Víctor Yangüez vivía también en la calle Rafael Alberti. Le notificaron en septiembre de 2021 que le desalojarían por daños en la estructura del edificio. En diciembre le tiraron la casa y estuvo 10 meses viviendo con su familia en un hotel que le proporcionó la Comunidad de Madrid. Este vecino recuerda las condiciones pésimas en las que se encontraba el alojamiento, con problemas de higiene y mantenimiento. “Nos quejamos, y básicamente nos dijeron que si no nos gustaba que nos fuéramos, pero claro, no teníamos a dónde ir, nos acababan de tirar la casa”. "Muchos vecinos se tuvieron que ir al pueblo de sus padres porque no tenían otra opción, hay muchas situaciones dramáticas entre los afectados, hay viudos, viudas, personas que dependen de una pequeña pensión, claro, ante esto no tienen otra opción que irse o esperar a que la Comunidad haga algo”, explica. Además denuncia que, “aparte del hecho de quedarte sin casa, no se nos ofreció ninguna ayuda social ni psicológica”. 

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Durante las obras de ampliación de la línea de metro surgieron incidencias por las condiciones geológicas del terreno relacionadas con fugas de agua. Martín Jesús Rodríguez Peces, geólogo y coordinador del Máster en Ingeniería Geológica en la Universidad Complutense de Madrid, explica a infoLibre que las condiciones geológicas de la zona partían de una peculiaridad. “Los terrenos de la zona de San Fernando son arcillosos y finos –explica– y sus características puedan dar lugar a que lleguen a deformarse, como ha sido el caso”. “Es un terreno en el que hay yesos, es decir elementos salinos, y cuando se mezcla con el agua estos materiales se disuelven y crean huecos, estos huecos son los que está haciendo que el terreno se venga abajo", completa.

El experto señala que el problema reside en que “el agua circula por el terreno subterráneo del municipio”. En San Fernando las labores que se están realizando para frenar el hundimiento del terreno consisten en la inyección de hormigón, con el objetivo de rellenar los huecos y evitar que se siga hundiendo el terreno. Según Rodríguez, “con estas actuaciones se pretende impermeabilizar el terreno, para evitar que se disuelvan los materiales”.  

El objetivo de estas polémicas obras es alargar el recorrido de la línea de Metro de Madrid hasta el Corredor del Henares. Esta línea solo llegaba hasta la estación de Las Musas, en el distrito de la capital San Blas-Canillejas. La 7B comunica el noroeste de la capital con los municipios de Coslada y San Fernando de Henares. Estas obras hicieron que el metro atravesara todo San Fernando de Henares dando lugar a las estaciones de San Fernando, Jaramas, Henares y Hospital de Henares. En 2007, Esperanza Aguirre inauguró las nuevas estaciones, a veintidós días de las elecciones autonómicas celebradas el mes de mayo de ese año. 

“Hay vecinos que tuvieron media hora para recoger sus cosas”. Son uno de los cientos de testimonios de los habitantes de San Fernando de Henares (Madrid) que han perdido su hogar como consecuencia de las obras de la ampliación de metro de la línea 7. En 2004 bajo el Gobierno de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, se inicia la ampliación de esa línea convirtiendo esta extensión en la línea 7B de Metro. En 2008 comienzan a aparecer las primeras grietas en los edificios de varias calles del casco urbano. Quince años después, ya hay 88 pisos desalojados, más de 600 viviendas y 20 calles afectadas, 27 pisos derribados y otros 27 pendientes de demolición, según los datos recogidos por la Plataforma de Afectados.

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