El pasado viernes y sábado las bases del PSOE pudieron pronunciarse sobre el pacto alcanzado con Ciudadanos. "Las grandes decisiones deben contar con la voz de los militantes", apuntó durante la jornada de votación en urna el secretario de Organización socialista, César Luena, que llamó a la participación de los 189.167 afiliados que tenía el partido a 30 de enero de 2016. En total se pronunciaron unos 95.700, un 51,7% del censo, de los que un 79,7% marcaron la casilla del sí en la papeleta.
Era la primera vez que la militancia del partido podía pronunciarse sobre un acuerdo de Gobierno. El último precedente de participación de las bases socialistas lo tenemos que buscar un año y medio antes, cuando en julio de 2014 votaron en las primarias del partido en las que se decidía el sustituto de Alfredo Pérez Rubalcaba en la Secretaría General de la formación. Aquel 13 de julio de 2014, Sánchez se convirtió en el líder del partido con un 48,7% de los votos. La participación se situó en el 66,76% del censo total –198.123 personas, 9.000 menos que en la actualidad–, quince puntos mayor que la registrada en la votación de este fin de semana.
Cae la participación en Podemos
Este tipo de consultas a las bases es habitual en el partido dirigido por Pablo Iglesias. La militancia de Podemos se ha pronunciado, desde la creación del partido, en siete votaciones relevantes: la elección del secretario general del partido y del Consejo Ciudadano; la selección de los líderes municipales; la elección de los líderes autonómicos; la votación para designar a los candidatos para las elecciones autonómicas y municipales; las primarias de cara a las generales del pasado 20 de diciembre; la consulta sobre la confluencia con Ahora en Común; y la votación del programa electoral.
Sin embargo, a pesar de un aumento progresivo de la militancia en el partido morado –que no tiene que pagar una cuota y que sólo tiene que inscribirse en la página web– con el paso de los meses, la afluencia de votantes en cada uno de los procesos ha ido disminuyendo de forma progresiva. Así, en la primera de las decisiones se pronunció el 43% de los inscritos –107.488 de unos 250.000–; en la segunda votó el 34,6% de las bases –86.046 de 248.507–; la elección de los líderes autonómicos se cerró con una participación del 26% –78.231 de los 300.000 inscritos en ese momento–; y en las primarias para las elecciones del 24-M se pronunció el 20,18% –48.023 sobre 237.929–.
Ya con la vista puesta en los comicios generales del 20 de diciembre, el proceso de primarias finalizó con una participación del 16,14% después de que sólo votasen 59.723 personas de los 370.000 inscritos. En la consulta sobre la confluencia con Ahora en Común, en la que un 85% de votantes se pronunciaron a favor de que las alianzas fueran sólo autonómicas y siempre con el nombre de Podemos, votaron 44.792 personas de los 380.786 inscritos en esa fecha, lo que supuso el 11,7%. Finalmente, la cifra más baja se registró en la consulta sobre el programa: apenas participaron 15.264 de los 383.975 militantes, una afluencia de voto del 3,97%.
Artur Mas y primarias en IU
Las razones que explican la escasa implicación de los españoles en los partidos políticos
La Candidatura d'Unitat Popular (CUP) también es bastante dada a las consultas previas a cualquier toma de decisión. El partido, con un fuerte arraigo municipalista, así lo demostró el pasado 27 de diciembre, cuando todos los focos apuntaban a Cataluña tras haberse cumplido casi los dos meses desde el primer debate de investidura, un contexto que acercaba a la sociedad catalana a un adelanto electoral ante la imposibilidad de investir un presidente. Con este clima se convocó en Sabadell (Barcelona) una Asamblea Nacional en la que se inscribieron 3.577 personas –militantes, miembros de las organizaciones de la Crida Constituent y simpatizantes–. En total acudieron al acto algo menos de 3.050 personas y, tras tres votaciones, se produjo un empate: 1.515 votos a favor de apoyar la investidura de Artur Mas frente a 1.515 en contra.
Izquierda Unida, por su parte, también ha abierto en alguna ocasión las urnas para que sus bases se pronuncien sobre decisiones concretas. Por ejemplo, en 2007 el entonces coordinador federal de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, fue elegido candidato a la Presidencia del Gobierno al imponerse, en primarias y con un 62,52% de los votos, a Marga Sanz, en aquella época secretaria general del Partido Comunista del País Valencià, que consiguió el 37,48%. La participación ese día se situó en torno al 37% –se pronunciaron de 21.909 militantes de los 58.423 con derecho a voto–.
Más recientemente, Izquierda Unida empleó de cara a las elecciones autonómicas y municipales del 24-M un proceso de primarias abiertas, en las que tanto los afiliados de la formación como los simpatizantes, cada grupo en una urna diferente, pudieron elegir a los cabezas de lista en las diferentes autonomías y municipios. Por ejemplo, en la votación en la que se decidió que Tania Sánchez encabezase la lista para la Comunidad de Madrid –con 5.101 votos– participó un 66% del censo, compuesto por 5.000 militantes. En el caso del Ayuntamiento de la capital, en el que venció Mauricio Valiente, la afluencia de votantes descendió hasta un 21,5% –1.075 afiliados–.
El pasado viernes y sábado las bases del PSOE pudieron pronunciarse sobre el pacto alcanzado con Ciudadanos. "Las grandes decisiones deben contar con la voz de los militantes", apuntó durante la jornada de votación en urna el secretario de Organización socialista, César Luena, que llamó a la participación de los 189.167 afiliados que tenía el partido a 30 de enero de 2016. En total se pronunciaron unos 95.700, un 51,7% del censo, de los que un 79,7% marcaron la casilla del sí en la papeleta.