La cena informal que los dirigentes nacionales celebrarán este próximo lunes y, sobre todo, la cumbre ordinaria de los días 27 y 28 de este mes, pueden ser el momento en que los 27 decidan proponer al Parlamento Europeo que la conservadora alemana Úrsula Von der Leyen revalide por otros cinco años su mandato como presidenta de la Comisión Europea. Sin ser una decisión segura, es ahora mismo la más probable. Los problemas para la alemana llegarían cuando a mediados de julio el Parlamento Europeo deba ratificar esa decisión. Von der Leyen necesita 361 votos, la mayoría absoluta de la Eurocámara. A día de hoy está lejos de tenerlos. En 2019 parecía tenerlo más fácil, pero hubo fugas de votos y fue ratificada por una mayoría absoluta muy justa a la que únicamente sobraron nueve votos.
Los conservadores del Partido Popular Europeo (190 escaños), los socialistas y socialdemócratas de S&D (136 escaños) y los liberales de Renew (80 escaños) suman ahora mismo (el último cálculo de adscripción al grupo que ofrece el Parlamento Europeo es de este viernes) 406 escaños, 45 por encima de la mayoría absoluta. Sobre el papel sería suficiente, pero no lo es. Al menos 53 socialistas (austríacos, belgas, finlandeses, franceses, griegos, italianos y suecos) han dicho que no piensan votar por su renovación. Alguno podrá rectificar, pero no lo harán todos. En todos sus países los socialistas están en la oposición y no tienen especiales alicientes en renovar a la conservadora. Descontando esos escaños estaría en algún punto entre 355 y 375, muy poco por debajo o muy poco por arriba de los necesarios. Pero además los conservadores franceses (6 escaños) también anunciaron que no votarán por Von der Leyen. No se sabe qué harán los socialistas italianos, que son 22 y entre los liberales los cálculos más realistas hablan de que podrían perder entre 10 y 15 escaños. Siendo optimistas estaría entre 340 y 350.
El Partido Popular español ha hecho saber que condicionará el apoyo a Von der Leyen a que esta se enfrente a Pedro Sánchez por la amnistía, pero la alemana sabe que si hace eso el presidente español podría moverse para bloquear su renovación desde el Consejo Europeo. Y aún si Sánchez no hiciera nada, Von der Leyen ganaría 22 populares españoles y perdería 20 socialistas. Magro negocio. Fuentes de la dirección del Partido Popular Europeo no creen esa versión y aseguran que los españoles votarán a favor.
Una fuente del grupo liberal y otra de los socialistas concuerdan en que la única solución es buscar un cuarto grupo, sean los ecologistas o ECR, el grupo de extrema derecha menos ultra, el que engloba principalmente a los italianos de Giorgia Meloni, a los polacos del PiS o a los de Vox. Si Von der Leyen se acerca a los ecologistas (52 escaños) recuperaría los necesarios para superar la mayoría absoluta, pero debe hacerles concesiones. Ya han dicho que están dispuestos a apoyarla, pero a cambio piden que se mantenga todo el calendario del Pacto Verde Europeo, entre otras cosas la prohibición de vender en la Unión Europea coches de motor de combustión a partir de 2035. El problema de Von der Leyen es que buena parte de su grupo, el Partido Popular Europeo, pide exactamente lo contrario. Entre ellos (y han hecho de ese asunto tema de campaña electoral), los 30 eurodiputados de la CDU/CSU, su partido. Lo que ganara con los ecologistas lo perdería con los populares. Mal negocio.
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La segunda opción sería acercarse a ECR, que es básicamente acercarse a Meloni. Pero en ese caso las pérdidas serían mayores, porque no podría contar con el voto de ecologistas (52 escaños) y socialdemócratas y socialistas (136 escaños). ID, el grupo de extrema derecha más ultra, en el que están los eurodiputados de Marine Le Pen, Matteo Salvini, Geert Wilders o partidos neonazis como el Vlaams Belang flamenco o el FPO austríaco, rechazan votar por Von der Leyen e ir con ellos eliminaría de la ecuación también a todos los liberales y a buena parte de los populares.
La alemana debe cuadrar un círculo. Ahora mismo lo único posible, aunque difícil, sería convencer a los ecologistas para que acepten algunos pasos atrás en la lucha contra la crisis climática a cambio del compromiso de Von der Leyen de no dar la mano a la extrema derecha. Fuentes del grupo ecologista aseguran que ante un dilema similar lo más probable es que hubiera división en el grupo, que una parte votara a favor y otra en contra. Las mismas fuentes explican que el incentivo que tendrían los ecologistas para aceptar ese pacto es muy débil porque no se fían de que durante la legislatura el Partido Popular Europeo no traicione sus promesas.
Von der Leyen puede también intentar que muchas direcciones nacionales de los partidos conservadores, liberales y socialistas que piensan votar en su contra lo hagan a favor, pero la experiencia muestra que en esos casos muchos eurodiputados se rebelerán. Además, su ratificación se hace por voto secreto. Una fuente diplomática de un país escandinavo cree que terminará por encontrarse una forma de pacto que vaya desde los populares hasta los ecologistas pasando por liberales y socialistas "porque no hay alternativa. Si cae Von der Leyen habría que proponer a otro candidato popular porque su grupo es de lejos el mayor, y le pasaría lo mismo".
La cena informal que los dirigentes nacionales celebrarán este próximo lunes y, sobre todo, la cumbre ordinaria de los días 27 y 28 de este mes, pueden ser el momento en que los 27 decidan proponer al Parlamento Europeo que la conservadora alemana Úrsula Von der Leyen revalide por otros cinco años su mandato como presidenta de la Comisión Europea. Sin ser una decisión segura, es ahora mismo la más probable. Los problemas para la alemana llegarían cuando a mediados de julio el Parlamento Europeo deba ratificar esa decisión. Von der Leyen necesita 361 votos, la mayoría absoluta de la Eurocámara. A día de hoy está lejos de tenerlos. En 2019 parecía tenerlo más fácil, pero hubo fugas de votos y fue ratificada por una mayoría absoluta muy justa a la que únicamente sobraron nueve votos.