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Envidia literaria

Elisa Victoria y su admiración por Wittgenstein

La escritora Elisa Victoria.

Estela Bango

El Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein: es la elegida por Elisa Victoria (Sevilla, 1985) cuando infoLibre le pregunta qué obra de otro autor le hubiera gustado escribir en esta sección de nuestra revista Verano Libre. El ensayo de Wittgenstein resulta a priori una elección peculiar para una novelista, no lo es tanto para Elisa Victoria. Ella estudió Filosofía que, como dice, "es una carrera que se suele elegir como buscando algo que nunca llega", y reconoce que de esta obra le "impactó que a través de semejante precisión se pudieran abrir tantas brechas en la exploración del entendimiento humano".

La autora de Vozdevieja, editado por Blackie Books este año, encuentra en el Tractatus logico-philosophicus (1921) "una brillantez expositiva y analítica" que ella considera fuera de sus posibilidades. Aunque le hubiera gustado escribirlo admite que "está bien que fuese él quien pasara por todo aquello, era el adecuado". Admira del  filósofo "la capacidad de generar un texto tan propio, novedoso y conciso, y a la vez con tantas capas de misterio y profundidad sentimental" y destaca lo sobrenatural de "conjugar todas estas características en una obra tan breve".

Anhelos del bocadillo de Nocilla

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El Tractatus logico-philosophicus es una obra acerca del significado: para Wittgenstein intentar expresar lo indecible no lleva sino a una exposición carente de significado. Como cita al comienzo del libro: "Todo lo que puede ser expresado en absoluto puede ser expresado claramente, y sobre aquello que no puede ser expresado debemos guardar silencio".

Con Vozdevieja, Elisa Victoria ha pasado de la literatura underground a poblar los suplementos culturales. En esta novela sigue a Marina, una niña de nueve años que vive el verano sevillano no desde la ignorancia que se suele achacar a los niños, sino desde una lucidez casi adulta. Pero la autora confiesa que la influencia de Wittgenstein se nota especialmente en su segundo libro La sombra de los pinos (Esto no es Berlín, 2018) escrito en primera persona, con saltos entre la primera parte (Peregrina) y la segunda (La sombra de los pinos). En este libro de estilo punk se adentra en su infancia y adolescencia, como consecuencia se aprecia la transformación de la visión de la vida, que se ve alterada por los saltos a las "pesadillas" de la segunda parte.

Victoria afirma que de este autor no solo el Tractatus ha marcado de manera decisiva su evolución en la escritura, también lo han hecho la Conferencia sobre ética y los llamados Diarios secretos. Aparte de su filósofo fetiche, reconoce cierta identificación con el Libro del desasosiego de Fernando Pessoa y en especial con una cita concreta: "Escribo arrullándome, como una madre loca a un hijo muerto".

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