La mitad de todo
Federica Montseny, la líder anarquista que aceptó ser la primera ministra de un Gobierno europeo
Hasta el 7 de noviembre de 1936 ninguna mujer había ocupado un cargo ministerial en ningún gobierno de la Europa Occidental. La primera en hacerlo fue Federica Montseny (Madrid, 1905 - Toulouse, 1994), que ocupó la cartera de Sanidad y Asistencia Pública. Todo ello a pesar de ser una reconocida militante y líder anarquista y, por estas razones, es una de las imprescindibles en esta sección de la revista Verano libre, dedicada a recordar a algunas de las mujeres que han marcado la historia española del siglo XX en la política, la cultura, la ciencia o el deporte.
Sus padres, Federico Urales y Soledad Gustavo, le infundieron su ideario político, ya que eran un matrimonio conocido por sus ideales libertarios y su compromiso con el movimiento anarquista. Él era un periodista combativo contra la forma de Estado que se desarrollaba en la España de los primeros años del siglo XX, y ella era una maestra que estaba en contra de que la Iglesia tuviese cabida en la educación. Por eso mismo Federica nunca pisó un colegio. "Mi madre creía que podría darme la enseñanza que no encontraría en la escuela", aseguró la ya exministra en 1991 durante una entrevista en RTVE.
En definitiva, sus padres le inculcaron que la educación era la única vía con la que se podía cambiar la sociedad y que los hombres y mujeres fuesen libres. Con este pensamiento en la cabeza, Federica desarrolló toda su vida política y personal.
Gran oradora y líder de la CNT
En 1922, con 17 años, Federica Montseny comenzó a ser colaboradora de La Revista Blanca, una publicación fundada por sus padres y que era el órgano teórico del anarquismo español, bajo elseudónimo de Blanca Montsan. Asimismo, también aceptó ser colaboradora del periódico Solidaridad Obrera. Además de ser una gran escritora, Montseny destacó sobre todo por ser una gran oradora, hecho que hizo que la apodasen como la mujer que habla. la mujer que hablaNadie estaba acostumbrado a que una mujer tomase la palabra y se enfrentase a cientos de miles de personas para dar discursos, mucho menos con tanta vehemencia.
Federica Montseny, en 1936 durante un mitin de la CNT en La Monumental. Twitter
Su capacidad para la oratoria la practicó sobre todo en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), en donde ingresó con tan sólo 18 años. Aquí fue una de las caras más visibles, ya que empezó muy pronto a dar mítines para divulgar el ideario sindicalista de la mencionada organización de trabajadores. Su figura llegó a ser tan relevante que sus discursos se recogían en panfletos.
La implicación de Montseny con el movimiento obrero no cesó ni un segundo de su vida. Cuando tuvo a su primera hija, Vida, en 1933, con el también militante anarquista Germinal Esgleas, siguió desarrollando su labor como conferenciante. De hecho, relató su experiencia como madre trabajadora en La Revista Blanca.La Revista Blanca
Una ministra interesada en la infancia y en los derechos de las mujeres
El 7 de noviembre de 1936, Francisco Largo Caballero, jefe de Gobierno de la II República en esos momentos, propone a Federica Montseny ser la ministra de Sanidad y Asistencia Pública, una cartera que aceptó después de debatirse entre sus ideales y las necesidades que ese momento presentaba un país en guerra. Pudo más la conciencia de su labor social, ya que tanto ella como tres compañeros de la CNT, Juan García Oliver, Juan López Sánchez y Juan Peiró, consideraron imprescindible su presencia en el Gobierno para defender la República frente a la sublevación del Ejército tras un golpe de Estado.
Sólo ocuparon cargos de Gobierno durante seis meses, hasta mayo de 1937. Amparo Poch y Gascón, médica y activista feminista, fue su consejera de Sanidad, y juntas llevaron a cabo varias medidas que tenían como fin modernizar la asistencia social. Entre ellas destacó la fundación de casas de reposo para quienes combatían en la Guerra Civil, crearon hogares infantiles –sólo pudieron establecer uno cerca de València–, comedores para embarazadas –pusieron en marcha uno– y comités técnicos de investigación psiquiátrica contra el cáncer.
Federica Montseny también intentó legalizar el aborto, pero los demás ministros no estaban de acuerdo y finalmente no se concretó ninguna medida. Otra iniciativa que llamó la atención fue la creación de los llamados libertarios sexuales de prostitución. Eran casas de acogida en las que podían vivir las mujeres que querían apartarse de la prostitución. "Todas las mujeres que pasaron por aquellos centros aprendieron un oficio y ninguna volvió a ser prostituida", afirmó Federica Montseny en el programa Mujeres de RTVE, en 1991.
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El franquismo ordenó su muerte
Como les pasó a miles de españoles tras el final de la Guerra Civil, en abril de 1939 Federica tuvo que exiliarse junto con su familia. Su elección fue Francia. Allí continuó con su labor social y política, ya que se integró en el Servicio de Evacuación de los Refugiados Españoles y participó en el embarque de menores refugiados hacia América Latina. "De esa experiencia tengo un fuerte remordimiento porque separamos a las familias y condenamos a muchos niños a la orfandad", solía recordar Montseny.
En 1941 Federica es encarcelada en la prisión de Limoges y allí se encuentra con Largo Caballero. Ambos fueron detenidos por orden del general Pétain, jefe de Estado de la Francia títere de los nazis. Franco exigió la extradición de Montseny y Largo Caballero, pero no se concedió ninguna de las dos órdenes. A la exministra la salvó su embarazo, pero continuó en la cárcel hasta 1945, cuando los aliados liberaron Francia. A partir de ese año y hasta su muerte, en 1994, su residencia habitual fue Toulouse (Francia). A pesar de ello, en 1977, dos años después de la muerte del dictador Franco, Montseny volvió a pisar España para continuar con su militancia e ideales anarquistas. Entre los mítines que dio, el más conocido es el de Montjuïc en julio de 1977, ya que congregó a 100.000 personas y fue el primero de la CNT en España desde 1939.