Lluís Orriols: “Deberíamos reivindicar más lo positivo del multipartidismo”

El profesor de la Universidad Carlos III Lluís Orriols (Barcelona, 1977) es un especialista en el desarrollo de los procesos electorales y la conformación de los modelos democráticos. Defiende que “tenemos que estar orgullosos de nuestro sistema democrático”, aunque asume que “tiene muchos déficits, como todos los del mundo”. Según su criterio, “en España hay una tendencia a recordar las grandes virtudes del bipartidismo, pero haríamos bien en señalar que el multipartidismo también las tiene y hay que aprovecharlas”. Sin embargo, es consciente de que en la actual coyuntura política “tenemos una legislatura mucho más difícil, porque el Gobierno está maniatado en las mayorías parlamentarias de su investidura”.

 Bipartidismo y multipartidismo

“El bipartidismo tiene muchísimas ventajas, como la de facilitar la estabilidad en los gobiernos porque existe un mayor principio de representación. El voto que hace la gente y el gobierno que sale es el mismo. No hay pacto, por decirlo de forma peyorativa, de perdedores, que incomoda a muchos. También está la ventaja de que los ciudadanos encuentran mayor variedad en el menú, no tienen por qué elegir entre dos formaciones excesivamente amplias en lo ideológico. Así, los votantes tienen nichos más claros ideológicamente y, por tanto, se sienten más representados. Por eso, deberíamos reivindicar más lo positivo del multipartidismo”.

Futuro de la legislatura

“El problema que tiene este Gobierno es que, al existir bloques muy claros, no existe una geometría variable. El Partido Socialista solamente tiene dos alternativas: o pactar con los partidos nacionalistas periféricos, incluyendo a los más incómodos, como podría ser Junts, o buscar un acuerdo bipartidista entre las dos grandes formaciones, PP y PSOE. Como esta segunda opción, en este contexto de bloques, está descartada, ahora mismo tenemos una legislatura mucho más difícil, mucho más compleja, precisamente porque el Gobierno está maniatado en las mayorías parlamentarias de su investidura”.

El Partido Socialista

“Si bien en la anterior legislatura el PSOE estaba en una situación similar, en ese momento gobernaba con otra formación política y los temas que se trataron estaban en la dimensión izquierda-derecha. Eran políticas sociales lo que se reivindicaba, ampliación de derechos y libertades. Y ese es un terreno en el que el Partido Socialista se siente muy cómodo. Sin embargo, desde que ha empezado esta nueva legislatura, no tanto por el Gobierno y sus socios, sino por las mayorías parlamentarias, se ve obligado a que el terreno de juego sea la cuestión nacional, la cuestión del independentismo, el conflicto centro-periferia. Y en estas cuestiones el Partido Socialista siempre sale muy perjudicado. Esa es una carencia estructural del PSOE. Por tanto, será una legislatura dura. A eso le sumamos la crisis que está teniendo actualmente, no solo un escándalo de corrupción, sino una crisis interna de partido y está en una tormenta perfecta”.

‘Caso Koldo’

“Este caso Koldo o caso Ábalos tenía los ingredientes para que el Partido Socialista hiciera una buena gestión de la crisis y la superara con cierta comodidad, aun siendo algo grave, porque es un escándalo de corrupción. Implicaba, de forma indirecta o en términos políticos, a un exministro, alguien que ya no estaba en el Gobierno, pero que sigue estando en el Parlamento. Ante esta situación se pide alguna dimisión, alguna cabeza. El PSOE podía ofrecer la de Ábalos sin tener una crisis de Gobierno, siendo eso algo interesante y aceptable para el PSOE. Sin embargo, que Ábalos, un exnúmero tres del partido, se vaya al Grupo Mixto con la capacidad y los resortes de un partido como el Partido Socialista para darle alternativas a alguien a cambio de una dimisión me sorprende muchísimo. Me hace pensar que quizás la gestión que se ha hecho es muy mejorable. Ahora también es una crisis interna del partido”.

Intenciones de Puigdemont

“Creo que todos sabemos que tiene una doble agenda. Primero una agenda personal, solventar su situación personal y política, la de una persona que está buscada por la justicia y está en otro país. Segunda, una que busca un nuevo acomodo para un proyecto político convergente. Las dos cuestiones pasan, según su tesis, por un mismo carril, pactar ahora, aunque sea de forma táctica, con el Gobierno, pero siendo un socio muy poco dócil, que no tiene ningún interés en la estabilidad parlamentaria y del Gobierno de España, sino en unas prebendas a cambio de votar primero una investidura y luego unos presupuestos. La amnistía le permitiría mostrar al electorado que su perfil es distinto al de Esquerra Republicana, que siguen siendo un partido independentista de ruptura, de vía unilateral de independencia, aunque ya no sea con plazos bien delimitados”.

El bloque de izquierda

“La pugna a la izquierda del Partido Socialista es para mí el escenario más interesante de este año y probablemente de los próximos años, porque a la izquierda del Partido Socialista existe espacio para una formación política. Quizás no como el Podemos de 2015, pero sí para un partido bien asentado que pueda tener una implantación como pudo tener Izquierda Unida. ¿Para quién será, para Podemos, para Sumar o para ninguno de los dos?

Podemos está en horas muy bajas, pero Sumar no es un competidor en el sentido en que aún no es una formación política, es una plataforma electoral para aupar a una candidata. Aún está muy lejos de ser un partido con vínculos programáticos estables. El reto de Yolanda Díaz es que no sea el partido de Yolanda Diaz, que sea algo más, una formación con anclaje con sus votantes. De momento no lo están logrando, pero el escenario está muy abierto y no daría a nadie por muerto ni por vivo tampoco”.

Crisis en Vox

“A Vox lo veo en una fase de desorientación de la que nunca salieron prácticamente desde que nacieron. Es una formación que tuvo mucho éxito, se implantó de forma muy rápida, a rebufo primero de la crisis constitucional catalana, vinculándose mucho al nacionalismo basado en confrontación, centro-periferia. Poco a poco han querido transitar a un nacionalismo al que se añade la xenofobia o el rechazo a la inmigración y la reivindicación de España en confrontación con los que vienen de fuera. En ese tránsito a ser un partido populista de extrema derecha, al uso de los que están teniendo mucho éxito en Europa, están fallando. Saben cuál es el recetario, pero son incapaces de cocinarlo y muy probablemente requerirán nuevos liderazgos”.

Momento del PP

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“Sigue teniendo el problema estructural de Vox, pero se ha implantado claramente como primer partido de la derecha y centroderecha. Ya no existe un Ciudadanos que les estaba pisando los talones. Solo si necesita de Vox ya no puede tener a esos otros partidos bisagra que son los nacionalistas. Ese va a ser su problema, no tanto la base electoral, como el triaje parlamentario. Es el primer partido entre los votantes que se consideran de centro a pesar de su complicidad con Vox y tener alianzas con ellos. Por tanto, en términos de vínculo con los votantes, veo que está fuerte, que está consiguiendo los objetivos que se plantea, pero que sigue teniendo ese problema, en términos de pactos, de crear mayorías parlamentarias, cuando no haya mayorías claras en el espacio. La derecha sigue teniendo ese elemento que repele: si está Vox no pueden estar los otros, si están los otros, no puede estar Vox. Eso a pesar de la complejidad periférica que aporta Feijóo”.

Evaluación de la democracia española

 “Tenemos que estar orgullosos de nuestro sistema democrático. Tiene muchos déficits, como todos los del mundo, pero la calidad democrática de nuestro país es suficientemente buena como para que tengamos, no júbilo, pero sí cierta satisfacción. Y eso que los españoles tenemos una satisfacción tirando abajo del funcionamiento de la democracia.

La democracia en España funciona, sobre todo, respecto a los derechos políticos. Las elecciones son limpias, hay competición real, derechos de asociación, individuales, libertad de prensa. Hay que mejorar el voto secreto, que en España no se garantiza, eso sí. Los puntos débiles tocan a partidos políticos que juegan con las instituciones. Y tanto en la opinión pública como en las declaraciones de nuestros líderes políticos vemos desprecio y ansias de ilegalizar al adversario, algo muy peligroso para un sistema que se basa en el pluralismo político”.

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