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La “contienda atronadora” es más ruido que parálisis: cinco acuerdos entre PSOE y PP en la España de 2024

Lluís Orriols: "A veces parece que Vox simplemente sea una facción enfadada del PP"

El profesor de Ciencias Políticas Lluís Orriols (Barcelona, 1978) publica un nuevo libro, Democracia de trincheras. Por qué votamos a quienes votamos (Península), en el que aborda una de las cuestiones sobre las que más ha trabajado estos últimos años: la polarización política. En el texto, intenta "dar respuesta a este runrún que tenemos todos de que cada vez la política está más polarizada, que es más una batalla de trincheras que una búsqueda de acuerdos". Llama la atención la peculiar perspectiva que presenta: "Intento responder a si las trincheras políticas son buenas o malas, porque, aunque imagino que la mayor parte de la gente pensará que son malas, intento darle un giro y explicar que las trincheras políticas pueden tener también parte buena. Intento vivir el lado bueno y el lado oscuro de esta política que vivimos hoy en día".

Pedro Sánchez y Cataluña 

"La estrategia de Pedro Sánchez con respecto a Cataluña es arriesgada. Es una apuesta fuerte para intentar pacificar o bajar el nivel de tensión en el movimiento independentista. Es una forma también de ganar la simpatía de los partidos nacionalistas periféricos, que son necesarios después para conformar mayorías parlamentarias, como lo estamos viendo en esta legislatura. Eso es lo que está buscando, pero tiene un coste: se pueden perder votos. Y ahí está el riesgo de Sánchez, que ha ido jugando en una intensidad media. Pero se ha jugado mucho en las últimas semanas, sobre todo con la cuestión de la malversación, porque no sólo le conecta con cuestiones del nacionalismo catalán, sino también con un elemento muy importante para la nueva política, que es la lucha contra la corrupción y contra la desafección política".

El rédito electoral del PP

"Nos podemos preguntar, en términos de votos, qué puede recibir el PP por la cuestión catalana. Creo, sin duda, que la cuestión en torno al nacionalismo catalán ayuda al PP. Y si no le ayuda, al menos lo hace con el bloque de la derecha, es decir al PP más Vox. Pero no todo en política es ganar votos. A veces gobernar requiere del apoyo de terceros partidos si no tienes mayorías parlamentarias. Y este es el problema que tiene el PP, que el nacionalismo español le puede maximizar votos, pero le minimiza sus opciones de crear mayorías. Es una estrategia que es peligrosa porque te puedes quedar solo en el parlamento y puedes incluso ganar elecciones y no gobernar. Incluso quedando segundo, el PSOE le puede dar la batalla a un PP que gana las elecciones para quedarse con el Gobierno".

Crisis en el frente independentista

"La crisis que vive ahora el movimiento independentista viene arrastrada del fracaso del proceso soberanista que terminó con la proclamación de independencia y de las consecuencias políticas del 1 de octubre. Es decir, el referéndum tuvo éxito, pero las consecuencias políticas, en términos de configuración de Estado, no. Fracasaron. Ahí, la unidad de acción que vimos durante 2017 se quebró y, desde entonces, hay una división en ese espacio. Es una división natural, porque son partidos en el fondo distintos, compiten en elecciones y cada uno busca su propio espacio. Las divisiones que hay entre ERC y Junts son lógicas en la competición electoral. Soy de los que creen que el movimiento del proceso soberanista ha muerto. De hecho, hace mucho tiempo que murió. Lo que no ha muerto es el movimiento independentista. Ahora, vuelve a estar en un estado de latencia donde los actores están divididos".

Cataluña, a pie de calle 

"La opinión pública en Cataluña sí que está en otra pantalla. Pero insisto en que hay que entender el independentismo como un movimiento social y, por lo tanto, su actividad es intermitente. Porque ahora veamos que la opinión pública apoya de forma menos explícita visiones rupturistas a corto plazo, esto no quiere decir que no las veamos ya nunca más, que es un hecho del pasado y que debemos olvidarnos. Nos podemos encontrar con nuevas expresiones en los años que vienen. Un elemento que puede ser muy interesante de ver es hasta qué punto el movimiento social responde si hay un cambio en La Moncloa, y gobierna el PP con Vox. Una situación así podría ser munición, más madera, para incendiar o para calmar este movimiento". 

PP versus Vox 

"La batalla entre el PP y Vox, al menos para mí, es muy difícil de valorar, de hacer un diagnóstico claro y fijo porque, en realidad, ninguno de los dos tiene una línea estratégica clara. Van dando bandazos sobre cómo afrontar el problema que tiene Vox con el PP y el que tiene el PP con Vox. Como no tienen estrategias claras, tienen estrategias muy erráticas. Es muy difícil saber en qué estadio se encuentran, porque están en una fase embrionaria de saber exactamente cómo deben abordar el problema de competir uno con el otro. En el caso del PP, tiene que buscar la forma de entender qué es Vox y debe decidir cómo debe afrontar este nuevo fenómeno. Vox es un partido muy dócil con el PP y eso le hace que de nuevo sea muy errático en sus estrategias. A veces parece que, simplemente, sea un ala dura, una facción enfadada del PP".

Sánchez ante el año electoral 

"A mí me da la sensación de que Pedro Sánchez ha sabido tocar las teclas adecuadas para mantenerse fuerte en la competición electoral. Si me pones encima de la mesa algunos acontecimientos como la pandemia, la crisis económica y sanitaria, la guerra o la crisis inflacionaria, respondería, inmediatamente, que el Gobierno debería estar hecho trizas, con una credibilidad muy resentida y que el presidente tendría unas valoraciones muy malas. En cambio, vemos que no hay un desgaste evidente. Este Ejecutivo ha superado situaciones muy críticas. Ha sabido entender algo que ya entendía el viejo PSOE de Felipe González: las crisis de corte económico, un partido socialdemócrata solo puede superarlas si es activo en las políticas compensatorias o en las sociales que demuestren que no va a dejar a nadie en la cuneta. La estrategia del Gobierno ha tenido muchos aciertos".

Los dos frentes del PP 

"El PP vive una tensión entre ser un partido que compite por el votante moderado y por el espacio más enfadado, radical y extremo. No es tan fácil saber cómo un partido que colisiona con dos frentes decide cuál de ellos tiene que atender. Entiendo que es difícil. Si yo fuera asesor del PP seguramente no me atrevería a darles un consejo. Con la llegada de Feijóo parecía que ya empezaban a lanzar una estrategia, pero se ha ido languideciendo. Hay un dato que creo que es muy importante para entender dónde está el PP, que era un partido marginal en el espacio del centro. El porcentaje de votantes del PP de centro era de un dígito. Ahora, hay muchas encuestas que lo ponen en el liderazgo en el espacio de centro. Empieza a ser un partido que ha solventado uno de sus principales problemas, pero el centro es el espacio donde más indecisos hay. El PP tiene que vigilar qué relaciones tiene con Vox y qué implicaciones tiene eso para el votante de centro". 

Sumar y Podemos 

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"Yolanda Díaz sólo tiene la opción de aglutinar las distintas sensibilidades que hay en el espacio de la izquierda y eso requiere de Podemos. Díaz necesita a Podemos y Podemos necesita a Díaz también. Muchas veces, en el debate público se ignora que Díaz necesita a Podemos. Parece que siempre entramos en la direccionalidad opuesta, de que Podemos tiene que aceptar a la vicepresidenta si no quiere caer en la irrelevancia. Yolanda Díaz es una general sin ejército, una líder sin estructura orgánica. Y eso ya lo vivimos con Manuela Carmena. A veces da la sensación de no ser consciente de que la cuestión orgánica es importante. Y esa cuestión orgánica pasa por Podemos. Este espacio puede lesionarse mutuamente. Nadie va a salir beneficiado de una disputa. Los dos tienen razón en el fondo. ¿Por qué no se entienden? Porque cada uno quiere preservar sus propios y legítimos intereses, y la única solución es que haya una voluntad de entenderse, y eso requiere confianza".

La derecha, en la calle

"La cuestión del nacionalismo español es muy dañina para el PSOE. Agitar las calles y pedir a la gente conservadora que se movilice es una buena estrategia para mantener vivo este tema, que es el más dañino que puede tener el PSOE en este año electoral. Otra cuestión es la pugna interna sobre quién sale beneficiado de un enfado conservador en las calles, si Vox o el PP. Si los ponemos en el mismo saco, como bloque, creo que esto les beneficia, pero es muy difícil saber quién acabará sacando más rédito electoral. Hay muchos elementos a tener en cuenta respecto a cómo los líderes actúen durante estos días, quién puede encabezar el liderazgo o las fotografías afortunadas o desafortunadas que se publiquen".

Trincheras partidistas

"Hablamos de trincheras partidistas en España, de confrontación de trincheras, de rivalidad de tribus y en los últimos años ha aumentado muchísimo. La confrontación entre el bloque de la izquierda y el de la derecha mantiene un muro inquebrantable entre un lado y otro. Es verdad que, cuando llegó Feijóo, empecé a dudar sobre si podíamos estar en un cambio en la composición de las trincheras. Empezamos a ver muchísimos votantes del PSOE que se movían entre bandos y esto podía hacer cambiar la composición de la competición política. Pero, al cabo de unos meses, en otoño, hemos vuelto otra vez a esos bloques estancos. Es verdad que algunas encuestas dicen que hay muchos votantes ahora socialistas que se están pasando al PP, pero a mí me gustaría ver dentro de un par de meses si esto es así. ¿Cuál es el futuro? Pues parece que las trincheras políticas en España están bien hondas y van a seguir así en los próximos años". 

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